La Asociación de Amigos del Templo Parroquial del Espíritu Santo de Barcelona ha cumplido con sus amenazas y ha presentado una demanda contra el último pelotazo inmobiliario del Arzobispado de la capital catalana, liderado por Juan José Omella. Alega que los vitrales del templo son patrimonio artístico cultural y solicita como medida cautelar frenar su derribo.
La pugna en el seno de la iglesia católica de la ciudad escaló de nivel en febrero, cuando el feligresado se rompió en dos ante el proyecto de transformar la parroquia de Travessera de Gràcia en una nueva facultad de la Universidad Blanquerna-Ramon Llull, tal y como avanzó Crónica Global. Ya entonces los más críticos amenazaron con recurrir a la justicia y exigieron al arzobispado que analizara alternativas.
La demanda va contra un procedimiento instado por la Fundación Blanquerna, a la que cedió el espacio por 90 años, y concedido por el Ayuntamiento.
Derribo previsto para el 2 de mayo
Cabe recordar que este es uno de los pocos templos de adoración permanente en Barcelona. Es decir, que está siempre abierto a disposición de las necesidades espirituales de sus feligreses católicos. Los defensores de su continuidad aseguran que su actividad es necesaria y consideran que no tendrán problemas en demostrar el delito contra el patrimonio que implicaría tirar al suelo los vitrales.
Esta defensa de los conservacionistas chocó contra los feligreses que veían con buenos ojos tirar abajo el centro, aunque pedían que antes de digitalizara la composición artística. El derribo estaba previsto para el próximo 2 de mayo, aunque incluso los defensores de llevar allí la universidad aceptan que será complicado que se pueda cumplir. Con todo, ya se ha empezado a retirar el mobiliario del templo.
Petición de catalogación de los vitrales
La Asociación Amigos del Templo Parroquial del Espíritu Santo de Barcelona se legalizó ante el Ministerio del Interior a principios de año y ha dado todos los pasos administrativos necesarios antes de plantear el pulso en los tribunales.
Este miércoles ha emitido un comunicado en el que señala que los vitrales de grandes dimensiones fueron construidos en los años sesenta y que se consideran únicos en toda España por la técnica usada en ese momento. “Son valiosos artísticamente y la Asociación está en trámites administrativos para que los mismos se cataloguen como Bien de Interés Cultural Local”, explica el abogado que ha presentado la demanda, Amado J. García, a la Agencia Efe.
Omella recibe un burofax
También detalla que el Arzobispado de Barcelona ha recibido un burofax en el que se le indica de que es “de su exclusiva responsabilidad la retirada de los muebles y que deja a la mayoría de los laicos sin derecho al culto”. Los críticos con el proyecto apuestan por esperar a que los tribunales respondan a las medidas cautelares solicitadas antes de iniciar el proyecto.
Otras fuentes jurídicas consultadas indican que esperar es el mejor escenario posible y apuntan que, de lo contrario, pudiera haber más reclamaciones si los tribunales aceptaran que, efectivamente, el proyecto no se puede desarrollar por la excepcionalidad de los vitrales del templo. Cabe recordar que una petición de medidas cautelares pasa por delante de otras causas ordinarias en un tribunal, por lo que la resolución podría ser cosa de semanas.
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