Joan Bayen, 'Mr Pinotxo', llevó la antorcha olímpica en Barcelona'92, dice adiós a la Boquería  / CEDIDA

Joan Bayen, 'Mr Pinotxo', llevó la antorcha olímpica en Barcelona'92, dice adiós a la Boquería / CEDIDA

Vida

Adiós a la sonrisa de la Boquería: 'Pinotxo' pasa el testigo

A sus 89 años, Joan Bayen se quita definitivamente el delantal y la pajarita para disfrutar su parada desde el otro lado de la barra

29 diciembre, 2022 00:00

La "sonrisa de Barcelona" se jubila. Así, tan escueta como bella es la frase que resume la historia de Joan Bayen Pérez, el conocido Mr. Pinotxo del Mercado de la Boquería. Tras 75 años detrás de la barra del Pinotxo bar, Bayen se ha convertido en toda una institución en el mundo de la restauración en Barcelona. Ahora, a sus 89 años, cuelga definitivamente el delantal y pasa el testigo a su sobrino Jordi Asín, acompañado de su mujer, María, e hijo, Didac.

Seguramente, Catalina Pérez, madre de Juanito --como muchos se refieren a Bayen-- nunca imaginó lo que encontraría en Barcelona, esa ciudad a la que llegó a pie de la mano de su padre, allí por los años 20, desde Cuevas (Almería). Años después, Catalina abriría el bar Pinotxo, en el Mercado de la Boquería, un lugar relativamente pequeño, que conquistaría el paladar y el corazon de personajes tan internacionales como Jean Paul Gaultier: "Nos llamaba desde París avisando de que venía, para que le guardásemos una langosta", cuenta Didac, con orgullo. También Richard Gere, Woody Allen, Flavio Briatore o Michael J. Fox, entre otros, saltarían el charco y se sentarían en el bar Pinotxo a degustar el famoso Cap i Pota o los garbanzos con butifarra negra con los que este establecimiento ha seducido a medio mundo.

Cap i Pota / PINOTXO

Cap i Pota / PINOTXO

Garbanzos / PINOTXO

Garbanzos / PINOTXO

Todo un fenómeno

"Juanito es una institución en la Boquería, un fenómeno", explica a Crónica Global un paradista del emblemático mercado, Àlex Vila. "Fíjate si es grande, que llevó la antorcha olímpica en Barcelona'92desde Liceo hasta pasada la Boquería". Al día siguiente, recuerda este compañero, "se paseó por todo el mercado con la antorcha encendida mientras todos le aplaudían y vitoreaban" . Y es que lo de las carreras Mr. Pinotxo siempre lo llevó en la sangre. ¿Sabían que fue uno de los primeros de Barcelona en correr la maratón de Nueva York, o que cada día, después de su jornada, salía a correr entre 30 minutos y una hora?. 

Joan Bayen con la antorcha olímpica que portó en Barcelona 92 / CEDIDA

Joan Bayen con la antorcha olímpica que portó en Barcelona 92 / CEDIDA

Àlex Vila tiene dos paradas y cientos de recuerdos en este mercado, muchos de ellos junto a Joan y, curiosamente, en todos hay una sonrisa, o dos, o tres. También "un pulgar hacia arriba", cuenta entre risas, refiriéndose al acto reflejo que siempre ha tenido Mr. Pinotxo de levantar el pulgar en las fotografías. "Siempre la liaba, el tío", bromea. "Recuerdo cuando veía a un chico solo sentado, hacía por sentarle al lado a una mujer". Así, "cuántas veces celebró los cuatro o cinco matrimonios que habrán surgido de sus peripecias en el Pinotxo", cuenta Vila. 

Cimiento de la Boquería

Si hay alguien que ha vivido a lo largo y ancho de su vida cada centímetro y minuto de la Boquería es Joan Bayen, un señor bajito con delantal y pajarita negra que ofreció durante décadas los platos más sabrosos y los cafés más reconfortantes habidos y por haber a vecinos y visitantes. De hecho, "cuando el mercado no tenía horarios, abría a las dos o a las tres de la madrugada para dar de cenar a los artistas y espectadores que salían del teatro".

El Pinotxo es toda una institución gastronómica en Barcelona y como tal, ha sido visitada y alabada por chefs de reconocido prestigio. Ferran Adrià, José Andrés, Karlos Arguiñano o Chicote son solo algunos de los rostros conocidos del mundo gastronómico que se han interesado por la labor del Pinotxo, un pequeño rinconcito de Barcelona que brilla con luz propia, dentro del Mercado de la Boquería. Ahí, en ese lugar, la cuarta generación levanta cada día la persiana con la misma ilusión con la que lo ha venido haciendo todo este tiempo el tío Joan. "En el Pinotxo éramos tres pilares: mi tío, mi madre y yo", cuenta Jordi Asín, quien continúa al frente del negocio. Eso sí, conservando la esencia de Juanito, por el que los clientes no paran de preguntar. "Sobre todo, mujeres", bromea su hijo, Didac.     

Pinotxo bar en 1952 / PINOTXO

Pinotxo bar en 1952 / PINOTXO

Joan Bayén 'Pinotxo0 junto a sus familiares en el establecimiento de La Boquería / CEDIDA

Joan Bayén 'Pinotxo0 junto a sus familiares en el establecimiento de La Boquería / CEDIDA

"La sonrisa de Barcelona"

Hasta ahora se ha hablado de platos deliciosos y cafés inolvidables. Sin embargo, si hay algo que permanecerá por siempre entre los muros de la Boquería es la sonrisa de Joan, un acompañante que no faltó jamás a ninguno de sus platos y que, posiblemente, sea el bien más preciado de esta parada gastronómica. "La sonrisa de Barcelona", así llamó a Mr. Pinotxo el cofundador de EmblemàticsAlberto Mejías, y así lo ha ido corroborando cada una de las personas preguntadas por este medio sobre su labor en el conocido mercado

El cofundador de Emblemàtics lleva a Mr. Pinotxo la copa de la Liga y la Copa del Rey del Barça durante un homenaje / CEDIDA

El cofundador de Emblemàtics lleva a Mr. Pinotxo la copa de la Liga y la Copa del Rey del Barça durante un homenaje / CEDIDA

Mejías, que llevó personalmente una de las copas del FC Barcelona a Joan durante un homenaje, ha destacado a Crónica Global la importancia de poner en valor aquellas personas que con su esfuerzo han convertido sus negocios en un icono y en un elemento imprescindible en la fotografía de Barcelona. "El Pinotxo y su familia son entrañables y muy buenas personas. Se merecen lo mejor", insiste el cofundador de Emblemàtics, quien recuerda a este medio una anécdota muy divertida de Juanito tras la barra: "Cuando venían los Rolling Stones lo pasaba mal porque no paraban de pedir y pedir, y él dudaba si servirles o no, porque no sabía si le iban a pagar". Así, con una sonrisa debía acabar este pequeño reportaje sobre Joan y su Pinotxo, bar del que ahora podrá disfrutar sin delantal, ni pajarita, y al otro lado de la barra.