Netflix, el único que invierte en el edificio más degradado de La Mina

La famosa plataforma Netflix ha elegido las entrañas del armazón titánico del edificio Venus, en el barrio de La Mina de Sant Adrià de Besòs, junto a Barcelona, como escenario de su última superproducción, la película Centauro. Ello ha provocado que inyecte dinero en la reforma de la edificación, que lleva esperando una rehabilitación y un traslado desde hace 19 años. 

La plaza frente a la que se levanta la mole del Venus, el edificio de viviendas de protección oficial en el que viven 240 familias pendientes de ser desahuciadas, se ha convertido en el set de rodaje de la gigante del servicio de streaming, que llevará a la gran pantalla la historia de un joven que se mete en problemas con unos narcotraficantes.

Paga Netflix

No es de extrañar que los artífices del largometraje hayan pensado en esta ubicación para dar realismo al que será uno de sus estrenos este 2022. Pero no les ha salido gratis. Los vecinos del bloque han solicitado a la plataforma una pequeña compensación a cambio de mostrar al mundo las miserias del edificio más conocido de La Mina.

Netflix ha abonado entre 700 y 750 euros a cada una de las tres escaleras que conforman el inmenso edificio, uno de los más degradados del barrio. Con esta pequeña donación, los vecinos han aprovechado para darle una mano de pintura al portal y sustituir los inservibles buzones por unos nuevos. “Los más baratos que encontraron en internet”, confiesa Paqui, una de las activistas por la dignidad de los habitantes de la microciudad Venus.  

Arriba, los antiguos buzones del edificio Venus. Abajo, los pagados por Netflix / CG

Las administraciones, inoperantes

Las pequeñas reformas pagadas por Netflix en el bloque Venus de La Mina es del poco capital invertido en el complejo residencial vertical. De hecho, vecinos como Paqui se quejan de la "insalubridad" de unas viviendas que, en teoría, tendría que tutelar el Consorcio del Besòs. 

Pero no lo hace. O no tanto como debería, según las denuncias de sus habitantes. De hecho, el derribo y realojo del edificio Venus ha recalado en el Instituto Catalán del Suelo (Incasòl), que se encarga de diseñar la licitación que dará con una empresa que lo acometa. El ente público lo tendría que haber hecho a principios de 2021. Lleva otro año de retraso. Ya son 19. 

Venus se ahoga

El tiempo apremia. Las familias residentes en la edificación sufren todo tipo de males propios de vivir en un edificio enfermo. El último y más apremiante es la mezcla entre agua e instalación eléctrica. Venus sufre filtraciones de lluvia y cañerías estropeadas hasta la planta cero. Ello interfería con los contadores eléctricos, que quedaban al albur de los regueros de agua sucia que caían por el patio de luces y su entorno.  

Portal número 11 del edificio Venus / CG

"Los hemos aislado en una habitación estanca", explica Paqui, que señala el precario cuadro eléctrico que da energía a toda la comunidad. Obra que, de nuevo, han tenido que pagar los residentes por medio de una derrama. "Hay otras estancias peores", agrega. Y lo muestra. Lo peor es el número 11, un suburbio insalubre que aguarda a que Generalitat y Consorcio se decidan a invertir. Por el momento, solo Netflix lo ha hecho.