Injertos capilares en Turquía: demasiadas tomaduras de pelo
Miguel Sánchez Viera, prestigioso dermatólogo y especialista en 'arreglar desaguisados', desvela por qué debemos recelar de los implantes en el país otomano
20 enero, 2020 00:00Volver de vacaciones con la piel morena es el anhelo de multitud de personas. Pero volver con pelo en la cabeza es el deseo de montones de calvos y está empezando a hacerle sombra, sobre todo si se trata de un viaje a Turquía. Perder el cabello no le gusta a nadie, pero obviamente ocurre. Existen métodos para reimplantarlo en cualquier lugar del mundo, pero Turquía se ha especializado en estas prácticas y se cuentan por millares los españoles, tanto hombres como mujeres, que deciden embarcarse en la aventura de viajar al país otomano para injertarse pelo a precios módicos.
De hecho, existen incluso paquetes turísticos con desplazamientos, hotel y excursiones que incluyen igualmente la visita a un dermatólogo turco -o a un turco sin más, como ahora veremos- para volver de vacaciones con cabello. Sin embargo, los dermatólogos españoles, que en un buen número también ofrecen el injerto capilar, consideran que esta medida debe tomarse con precauciones y se debe estudiar muy bien, sobre todo, la posibilidad de someterse a este tratamiento ante determinados casos de alopecia.
Viaje y pelo por menos de 2.000 euros
Uno de los dermatólogos de mayor prestigio de España, especialista en injertos y amplío conocedor de la realidad de esta práctica en Turquia porque la ha sufrido, Miguel Sánchez Viera, desvela cuáles son las condiciones reales de las operaciones tras viajar a Turquía. Sánchez Viera fundó en el año 2000 el Instituto de Dermatología Integral (IDEI) de Madrid, centro que dirige desde entonces. También realiza implantes capilares, aunque mantiene que optar por ellos debe ser la última opción.
El director del IDEI confirma que el "turismo de pelo" en Turquía arraiga entre los españoles y "los paquetes para realizarse un implante de pelo allí pueden encontrarse navegando por internet y son vendidos a las personas con problemas de alopecia como si fuera un viaje vacacional". Incluso pueden encontrarse "por menos de 2.000 euros con transporte y alojamiento incluidos".
Sin garantías
Cuestionado sobre si tienen garantías los injertos de pelo en Turquía, Sánchez Viera explica que "antes de hacer un implante capilar el dermatólogo debe saber qué enfermedad tiene el paciente y qué le hace perder pelo, y este diagnóstico incluye análisis de sangre, tricoscopía, estudio tricológico -análisis microscópico de la raíz y tallo del cabello, así como del cuero cabelludo-, así como realizar una historia clínica pormenorizada".
Llevados a cabo estos análisis “los especialistas podemos averiguar si el paciente tiene indicación de implante capilar o bien su alopecia se debe a otra causa que no se beneficiaría del implante o requeriría un tratamiento combinado”. Pero esta práctica imprescindible no se realiza siempre en Turquía y “si esto no se hace, no se puede garantizar el éxito de un implante”. Por ahí pueden venir los problemas.
Apoyo gubernamental
No deja de resultar sorprendente para quienes no conocen los injertos capilares el hecho de que Turquía se haya convertido en una potencia a la hora de realizarlos, entre otras cosas porque tienen el apoyo de los gobernantes. Para Sánchez, la explicación a la moda de ponerse cabello en Turquía atiende a que "han encontrado un nicho de negocio que han sabido impulsar y además ese turismo capilar es subvencionado por el mismo gobierno". De esta manera, "cientos de clínicas se han subido a ese carro y han convertido al estado europeo en experto debido a la cantidad y precio que ofrecen".
Aunque no es oro todo lo que reluce, y la proliferación ha provocado que haya establecimientos con garantías y sin ellas: "En destino hay clínica buenas, con precios similares a los de Europa; regulares y malas, y son estas últimas las que reciben más pacientes porque son las que ofrecen mejores precios".
'Expertos' sin formación
Pero, ¿por qué pueden ofrecer en Turquía y no en cualquier otro lugar, injertos a precios módicos? Por "el volumen de intervenciones y la calidad de las mismas", menciona Miguel Sánchez, que añade que “además, al no haber un diagnóstico previo ni revisiones posteriores, los costes disminuyen, a lo que hay que sumar que muchas de las personas que realizan los injertos capilares no tienen la formación específica requerida para este tipo de intervención”. Es decir, que en el estado otomano "podría injertarte pelo alguien sin cualificación alguna". Tampoco hay que olvidar que “al ser más bajo el nivel de vida, los sueldos también lo son”.
Que muchos españoles estén viajando a Turquía para implantarse pelo ya se está traduciendo desde hace tiempo en que lo barato sale caro, y muchos de esos pacientes deben iniciar un tratamiento a su regreso a España para que les arreglen los desaguisados realizados en el país otomano, algo que conoce muy bien Vieira porque lo sufre. "Hay reclamaciones, y más de las que se piensa, pero muchos pacientes, aunque hayan tenido problemas, no ponen reclamaciones ni acuden a centros dermatológicos nacionales para que les solucionen los problemas derivados de estas intervenciones, ya que se avergüenzan del problema que les ha surgido", afirma el director del IDEI.
Más de seis horas de operación
Las operaciones que se hacen en Turquía conllevan "una técnica compleja que requiere formación específica y experiencia en la misma". Miguel Sánchez asegura en este sentido que “en la actualidad, el implante capilar más realizado es el denominado FUE (Follicular Unit Extraction)", que consiste en "obtener una unidad folicular individual directamente del cuero cabelludo".
La técnica se realiza bajo anestesia local, pero con el paciente monitorizado y durante más de seis horas "se obtienen cabellos sanos de la zona de la nuca con micropunchs, unos instrumentos cilíndricos para extraer una unidad folicular, que son preparados bajo el microscopio y reimplantados con otros instrumentos de precisión llamados implantadores". De esta manera, el paciente regresa a su casa “en el mismo día por su propio pie" y puede reincorporarse a sus rutinas "en 4-5 días, pudiendo hacer deporte a las dos semanas”.
Chapuzas turcas
Sin embargo, este referente en dermatología desaconseja viajar a Turquía para injertarse pelo porque "como médico con dilatada experiencia en la realización de implantes de pelo, sé que este tipo de viajes al país no ofrecen garantías de éxito". Además, pueden surgir problemas posteriores a las intervenciones que no podrían ser atendidas "por la persona que los ejecutó, porque se encuentra en otro país y el paciente no puede permitirse viajar hasta allí, en muchas ocasiones, para que se lo solucione".
Las técnicas empleadas en los centros de España y Europa requieren formación y experiencia para que los resultados estén garantizados y que el acabado final sea tan natural como para que nadie lo note. Sin embargo, los implantes realizados en Turquía "no presentan resultados naturales y suele ser muy evidente que hay un implante", menciona Sánchez: "Ya sea porque se nota dónde empieza o porque los cabellos son colocados en líneas, cuando el pelo jamás crece de esa forma". Con lo cual, algunos vuelven del gigante europeo con nuevo pelo pero colocado como si de una muñeca de juguete se tratara: “Cuando una persona se hace un implante quiere que presente un resultado estético y natural y no quiere que se note la intervención”, defiende el especialista.
Peor el remedio que la alopecia
Por esta y otras razones, fundamentalmente que lo barato puede acabar resultando caro y en este caso hasta peligroso, Sánchez aconseja “no escatimar” si realmente quieren comprobarse después resultados satisfactorios. “Siempre hay que acudir a un centro médico, con especialistas en la patología por la que uno esté afectado y con la capacitación necesaria, además de contar, por supuesto, con una acreditación sanitaria", algo que no siempre se da en Turquía.
Miguel Sánchez Viera asegura que conoce casos realmente dramáticos de injertados en Turquía, pacientes que han acudido a su consulta “con infecciones poco habituales en este tipo de intervenciones en nuestro medio, con frecuentes problemas de cicatrización y también con casos en los que los pacientes terminan desencantados porque los implantes no han tenido el efecto esperado y además han perdido pelo en la zona de la nuca, de donde se coge para hacer el trasplante”. Por esta razón, por vergüenza, quienes han tenido malas experiencias con sus injertos en Turquía no suelen querer hacer públicos sus casos. "Este tipo de pacientes, cuando acuden a nosotros es porque el problema causado ha sido grande, y son reacios a que se conozcan las consecuencias de un implante de pelo fallido realizado en un sitio que no cumplía con las condiciones adecuadas para llevarlo a cabo".
Dos millones de turistas gracias a los implantes
Turquía ha conseguido posicionarse como uno de los países estrella para el turismo médico mundial y el Gobierno turco está apostando fuerte en ello. Según el Ministerio de Salud turco, se espera que en el año 2023 haya dos millones de turistas visitando el país solo con propósitos médicos y/o estéticos. Actualmente, el tratamiento más solicitado es el trasplante capilar. Los tres motivos principales de este éxito turístico son los precios competitivos, el poco tiempo de espera y la calidad de los tratamientos. Mientras que en España un trasplante de cabello cuesta como mínimo unos 5.000 euros y existe una demora de aproximadamente seis meses, el precio del trasplante capilar en, por ejemplo, Estambul, empieza en 1.600 euros -incluyendo el tratamiento y el alojamiento- y prácticamente no existe espera; incluso se puede reservar la intervención de un día para el siguiente.
Pero la demanda ha provocado la proliferación masiva de presuntos centros de implantes en Turquía, lo que se ha traducido en una rebaja notable de la calidad de las operaciones y que éstas, hoy por hoy, no ofrezcan garantías en demasiados casos. Hay buenos centros en destino, pero también existen muchos malos. por eso la expresión "estás más ilusionado que un calvo en Turquía" va perdiendo fuerza a golpes de realidad.