Ni Calella ni Cadaqués, el pueblo más espectacular de Girona, según la prensa de viajes, Sant Martí d'Empúries

Ni Calella ni Cadaqués, el pueblo más espectacular de Girona, según la prensa de viajes, Sant Martí d'Empúries

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Ni Calella ni Cadaqués, el pueblo más espectacular de Girona, según la prensa de viajes: "Uno de los rincones más bonitos de la Costa Brava"

Con apenas 50 habitantes, este municipio encandila a quien lo visita por su historia y sus playas

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Hablar de Girona en verano es hablar de la Costa Brava. Sus calas inspiraron a Dalí, fueron escenario de numerosas películas de Hollywood y han atraído a decenas de estrellas internacionales.

Los nombres más comunes del litoral de Girona suelen ser Cadaqués, Calella de Palafrugell y Tossa de Mar, aunque uno de los más populares es Platja d’Aro e incluso Palamós, que tanto cautivó a Truman Capote.

Por suerte, hay más alternativas. Una de las que recomiendan la prensa de viajes es una playa que cautivó a civilizaciones pasadas. Un lugar en el que las piedras hablan una isla que se agarró a la tierra para no soltarla más. Ese rincón de Cataluña es Sant Martí d’Empúries.

Alejado de los grandes mapas del turismo internacional, este pequeño pueblo de la Costa Brava ya era conocido por los comerciantes fenicios, púnicos y masaliotas en el siglo VI a.C Es más, se cree que ya contaba con asentamientos anteriores.

Un lugar que fascina a la prensa de viajes

En cualquier caso, su protagonismo pareció menguar con el paso del tiempo. Ahora, solo son hay medio centenar de habitantes, siendo una pedanía de L’Escala. Pero durante siglos fue mucho más. Polo comercial en la época de fenicios, griegos y romanos y sede del condado de Empúries en la Edad Media

Toda esta historia ha quedado atesorada en sus calles y en sus casas con contraventanas de madera y balcones floridos. Por eso, publicaciones como National Geographic destacan que Sant Martí “ha vivido el paso del tiempo sin estremecerse demasiado”.

De isla a pueblo fértil

Tal vez, una de las mayores diferencias desde su origen es que, ahora, este trozo de tierra está anclado a la Península Ibérica cuando, en realidad, no era más que un islote,  situado al noroeste de la gran ciudad grecorromana de Empúries.

La tierra que ahora ocupa Sant Martí se encontraba separada de la península por las aguas del río Fluvià. Con el tiempo, los sedimentos del río lo fueron conectando al continente para finalmente fundirse con la costa tal como la conocemos. 

Sant Martí de Empúries

Sant Martí de Empúries

Este cambio jugó a su favor. Aquellas aguas interiores se convirtieron en fértiles huertas y el curso del Fluvià fue desviado en la Edad Media hacia Sant Pere Pescador, donde hoy desemboca. En cualquier caso, el valor estratégico de este islote fue decisivo. 

La colonia focea que se asentó aquí hacia el 575 a.C. es anterior incluso a la Neápolis grecorromana de Empúries. De hecho, Sant Martí d’Empúries se identifica con la Paliápolis (la “ciudad vieja”), que mantuvo su importancia como puerto esencial del Mediterráneo occidental durante siglos. 

Del auge grecorromano al declive medieval

Tras el abandono de Empúries en el siglo IX, el núcleo siguió en pie y llegó a convertirse en la capital del condado hasta las invasiones normandas. Fue entonces cuando empezó un largo declive, agravado por saqueos, disputas y la competencia del puerto de L’Escala

Así, a finales del siglo XII, su población disminuyó hasta mínimos históricos, perdió el título de ciudad y el lugar quedó parcialmente abandonado durante siglos. Fue en la segunda mitad del siglo XX, con el auge del turismo en la Costa Brava, cuando este pequeño núcleo experimentó una lenta pero constante rehabilitación.

Bien de Interés Cultural

Gracias a este proceso, hoy se presenta como un pueblo cuidado y encantador que conserva su esencia histórica. De hecho, es un Bien Cultural de Interés Nacional por las ruinas grecorromanas que allí se conservan y National Geographic afirma que es “uno de los rincones más bonitos de la Costa Brava”.

No son exageraciones. Algo de todo eso hay. Basta pasear por las estrechas calles empedradas y serpenteantes flanqueadas por muros de piedra de tono cálido para darse cuenta de que Sant Martí d’Empúries es muy distinta al resto de poblaciones de la zona.

Cómo es Sant Martí

Muchas casas lucen inscripciones que datan de los siglos XV al XVIII, atestiguando su larga ocupación. La muralla medieval, que se conserva en buena parte, y los vestigios del castillo del siglo XIII relatan un pasado defensivo necesario en una costa a menudo amenazada. Parte de sus muros se alzó con sillares reaprovechados de ruinas más antiguas, a

De la fortaleza gótica quedan solo un portal y parte del muro, pero su presencia inspiró incluso la imaginación de Víctor Mora, que convirtió el lugar en el hogar del Capitán Trueno, el famoso héroe del cómic español.

Yacimientos griegos y romanos de Empúries

Yacimientos griegos y romanos de Empúries CANVA

Destaca también la iglesia de Sant Martí, declarada Bien Cultural de Interés Local. Su origen se remonta a un templo prerrománico del año 926, pero la construcción actual es de 1538, de estilo gótico tardío y fortificada. 

En contraste con este núcleo medieval se alza la Casa Forestal, un edificio modernista de 1910 atribuido al ingeniero José Reig Palau. Concebido para alojar a los trabajadores encargados de repoblar las dunas del Empordà, este edificio destaca por su torre art decó y su elegante ornamentación. 

Qué hacer

Más allá de todo este conjunto patrimonial e histórico, Sant Martí d’Empuries tiene otro atractivo: su entorno natural. El municipio cuenta con seis playas que van desde las más urbanas hasta calas dunares o escondidas. Todas comparten el mismo sello de aguas claras y apacibles. 

El Camino de Ronda, un sendero de apenas dos kilómetros que conecta con L’Escala, ofrece vistas espectaculares al Cap de Creus y la bahía de Roses, además de pasar por puntos de gran interés como el muelle griego o las ruinas de Empúries, el yacimiento grecorromano más importante de Cataluña.

Cómo llegar

Para llegar a Sant Martí d’Empúries desde Barcelona, lo mejor es por la autopista AP-7 y tomar la salida 5 (L’Escala-Empúries). Desde allí, sigue la C-31 hacia L’Escala y luego la GI-623 siguiendo las señales hacia Sant Martí d’Empúries. El trayecto total es de una hora y 40 minutos aproximadamente.

Otra alternativa es ir por la C-32 en dirección Mataró-Blanes, enlazar con la AP-7 hacia Girona y Francia, salir en la misma salida 5 y continuar por la C-31 y la GI-623.