Los dirigentes de la CUP Eulàlia Reguant y Carles Riera

Los dirigentes de la CUP Eulàlia Reguant y Carles Riera

Política

Los vínculos de los altos dirigentes de la CUP con la Iglesia Católica

Algunos de los miembros del ala más nacionalista de la organización han salido de las filas de la institución eclesiástica en Cataluña

3 diciembre, 2018 00:00

La CUP tiene dos almas, una más antisistema y la otra más nacionalista, pero desde el inicio del procés independentista ha sido la facción nacionalista la que ha predominado dentro de la formación. Los dirigentes cupaires más favorables a investir a la derecha del PDeCAT y a aprobar sus presupuestos se han impuesto respecto a otras corrientes más sensibilizadas con las políticas sociales.

Esta división en el seno de la organización se ha acentuado con la marcha de la exportavoz en el Parlament Anna Gabriel a Suiza, y la nueva ola de protestas por los recortes efectuados por el Govern ha hecho emerger las contradicciones de una formación que ha relegado las políticas de cariz social con el fin a acompañar a sus socios del PDeCAT y ERC en la aventura secesionista.

El diputado de la CUP Vidal Aragonès llegó a justificar durante la pasada campaña electoral en Cataluña la aprobación de “unos presupuestos antisociales” para “acelerar el proceso de construcción de un referéndum”. En pleno otoño caliente, estas afirmaciones resuenan con más fuerza que nunca.

Dirigentes salidos de las filas de la Iglesia

Algunos de los altos dirigentes de la CUP más proclives a ir de la mano de la derecha conservadora para lograr las independencia han salido de las filas de la Iglesia Católica en Cataluña. Como explicó este medio, las relaciones de la institución eclesiástica en la región abarcan todo el arco ideológico de la sociedad catalana. La única premisa de partida es ser nacionalista.

Su actual líder, Carles Riera, fue desde los 18 años uno de los seguidores incondicionales del sacerdote Lluís María Xirinachs, que afirmaba que vivía en unos "Países Catalanes" esclavos ocupados por Francia, España e Italia, y acusaba a la clase política catalana de cobardía, por no plantearse la independencia sino como un objetivo a muy largo plazo. Riera, además, estuvo al frente del Centre Internacional Escarré per a les Minories Ètniques i Nacionals (CIEMEN), fundado por el monje de Montserrat, Aureli Argemí Roca.

La diputada Eulàlia Reguant fue miembro de la asociación de derecho canónico Justícia i Pau, dependiente del Arzobispado de Barcelona. La entidad está dirigida por el economista Arcadi Oliveras, quien junto a la monja Teresa Forcades estaba al frente el partido Procés Constituent. Reguant, como el sociólogo y adalid del nacionalismo conservador, Salvador Cardús, son colaboradores habituales de Ràdio Estel, la emisora oficial de la Iglesia en Cataluña.

Postulados heterodoxos

Por su parte, el exdiputado Benet Salellas y abogado de los dos miembros CDR Tamara y Adrià Carrasco imputados por la Audiencia Nacional, es hijo de Sebastià Salellas, cristiano progresista muy conocido en la Girona de la década de los 70. Su padre era un firme defensor de las tesis de la teología de la liberación que empezó en América Latina tras el Concilio Vaticano II.

El exlíder de la formación David Fernández, y quien mantuvo con el expresidente de la Generalitat Artur Mas gran afinidad política durante los preparativos de la consulta del 9N, se declara ateo y laicista, pero su presencia es habitual en actos eclesiales. Fernández ha participado en mesas redondas como Cristianismo y Justicia de los jesuitas o en el Centro Pompeya de los Capuchinos, entre otros.

La militante Eulàlia Puigderrajols ha sido secretaria del Consejo Parroquial de Mataró. Esto, sin embargo, no le ha impedido pedir el voto en vídeos en Youtube por la CUP, formación que hizo campaña a favor del aborto libre.

La también nacida en Mataró y exdiputada Gabriela Serra ha reconocido que tuvo vocación de religiosa y misionera. Nacida en 1951 en una familia de clase acomodada del sector textil de la capital del Maresme, se educó en una escuela de monjas de la ciudad. Algo habitual en la época. Su primigenio cristianismo derivó en comunismo cuando se trasladó a Italia con su entonces marido.

Del franquismo al nacionalismo

El abogado y autor del blog sobre cristianismo Germinans Germinabit, Oriol Trillas, define a esta parte hegemónica --que no mayoritaria-- de la Iglesia Catalana como “nacional-progresismo eclesial”. “Me refiero a aquellos católicos que, en las postrimerías del franquismo, abrazaron las causas más izquierdistas y nacionalistas. Han detentado el poder eclesial desde los años 60”, abunda.

De acuerdo con Trillas, en la década de los sesenta se “adelantaron al hecho biológico de la muerte de Franco y cambiaron radicalmente de bando”. Aunque asegura que en la actualidad sus parroquias y templos se corresponden “con los más vacíos y con peores registros de bautizos, primeras comuniones, confirmaciones, matrimonios, etc.”.

Una de las últimas acciones de esta parte más movilizada de la Iglesia Catalana fue la de enviar una carta por la libertad de los presos a los obispos y sacerdotes españoles pidiéndoles comprensión con la situación de los dirigentes políticos encausados. Como explica en su blog, ninguno de los firmantes era menor de 50 años. “Los sacerdotes menores de esa edad ya se ordenaron cuando el nacional-progresismo eclesial languidecía, ya no tienen los complejos y ataduras de ese pasado”, reflexiona.

Carlismo

El alma nacionalista de la CUP también coincide con las delegaciones de la organización en la Cataluña interior y más rural. A este respecto, Trillas destaca la línea de continuidad que hay desde el Carlismo, movimiento tradicionalista y favor del régimen absolutista durante el siglo XIX, hasta el actual nacionalismo.

“Si se observan las zonas de preponderancia del Carlismo (toda la provincia de Girona y el interior de las provincias de Barcelona y Lérida) resulta un auténtico calco del mapa más irredento del actual independentismo. Con un agravante: en esos pueblos de la Plana de Vic, Berguedà, Solsonès, etc, antaño tan católicos, se ha producido una auténtica deserción de la práctica religiosa”. “Dios ha sido sustituido por la nación”, remacha.