John Carlin, escritor y periodista británico / Romina Santarelli (WIKIPEDIA)

John Carlin, escritor y periodista británico / Romina Santarelli (WIKIPEDIA)

Política

John Carlin: "A Puigdemont le conviene que gane la derecha"

El escritor y periodista británico ve algunas similitudes entre el 'procés' y el 'Brexit' y considera que "los independentistas catalanes se inspiraron en La Mancha: en Don Quijote"

23 abril, 2019 00:00

John Carlin (Londres, 1956), periodista y escritor británico, es autor de libros como El factor humano, centrado en la figura del expresidente sudafricano Nelson Mandela, en el cual se inspiró después la película Invictus. Hijo de padre escocés y madre española, sigue con mucho interés la actualidad del Reino Unido y España. Habiendo vivido en ambos países, Carlin se declara un firme detractor del Brexit y de la independencia de Cataluña, y también es muy crítico con el Gobierno del PP por su gestión del procés. En esta entrevista con Crónica Global valora los paralelismos entre ambos fenómenos políticos.

Pregunta - La Unión Europea ha concedido seis meses más de prórroga al Reino Unido para llevar a cabo una salida ordenada. El 31 de octubre, su país dejará de pertenecer a la UE. ¿Qué cree que pasará?

Respuesta - Eso no lo saben ni Theresa May [primera ministra británica] ni Donald Tusk [presidente del Consejo Europeo], ni nadie. Una probabilidad es que participaremos en las elecciones europeas del 26 de mayo, lo cual es una especie de locura después de todo. Lo único que diría es que cuanto más se alargue esto, más posibilidad hay de que no ocurra. Se puede ir diluyendo. Mi impresión es que mucha gente que votó a favor del Brexit está perdiendo su entusiasmo.

¿Ve posible que haya un segundo referéndum?

Visto lo que ha ocurrido, si se hace, creo que ganaría la permanencia en la UE por un margen mayor que el que se dio para salir. A pesar de las encuestas, hay muchas dudas y, en la privacidad del voto, mucha gente cambiará de opinión o se quedará en casa. Hace tres años, mucha gente mayor fue partidaria de irse. Muchos jóvenes que no votaron entonces saldrán ahora en masa, porque en general están en contra del Brexit. Apostaría mucho dinero a que esta vez ganaría el ‘no’. Puede pasar cualquier cosa, pero creo que no habrá un Brexit duro.

Algunos líderes del Brexit, como Nigel Farage, reconocieron que mintieron y dieron datos falsos en sus campañas. ¿Se dejaron engañar los británicos?

Sí. En todas las campañas y procesos democráticos se exagera. Yo creo que también se engañaron a sí mismos. Creyeron que todo sería muy fácil, rápido y que los europeos darían buenas condiciones. Los brexiteros vendieron la moto al 52% que votó a favor, y creyeron que esto iba a ser pan comido, seríamos felices y comeríamos perdices, y el mundo real es infinitamente más complicado. Ese es el pecado original de la parálisis actual.
 

'Brexit

'Brexit

Manifestación contra el Brexit y a favor de la permanencia del Reino Unido en la Unión Europea

¿Ve paralelismos entre el Brexit y el referéndum del 1-O y el procés independentista de Cataluña?

Por supuesto que hay paralelismos. Pero me irrita profundamente que (en el caso catalán) se hable de referéndum. Lo del 1 de octubre de 2017 no fue un referéndum. Fue una gran manifestación política, con mucho teatro. No sé por qué la gente insiste en utilizar esa palabra.

Es que los mismos líderes independentistas siempre han dicho que lo fue. Algunos, incluso, insisten en que su resultado fue y sigue siendo válido…

Aquí está buena parte del problema, que lo dicen ellos mismos, y también lo dijo Mariano Rajoy en su momento: lo dicen todos. Pero si desde un comienzo eso se hubiera visto como una manifestación, con teatro callejero, quizá la respuesta hubiera sido más moderada. Si los escoceses hubieran hecho algo parecido, sin ningún tipo de acuerdo o apoyo en Londres, el Parlamento y el Gobierno británico se hubieran cagado de la risa de ellos, dejándoles en ridículo. No mandarían a la caballería.

En la consulta independentista del 9 de noviembre de 2014 no hubo grandes problemas. Pero esta vez, el referéndum vino precedido por la aprobación de las llamadas leyes de desconexión en el Parlament el 6 y 7 de septiembre de 2017. El contexto era diferente…

Sí, fue diferente, pero no fue un referéndum. Un referéndum de verdad es lo que hicieron en Escocia o en Quebec, donde todas las partes estaban de acuerdo y el resultado es real, no una ficción. Volviendo a los parecidos con el Brexit, algo que me llama la atención de los independentistas catalanes y los brexiteros es que, como en casi todos los partidos políticos, hay una mezcla de oportunistas, ambiciosos, cínicos y de soñadores. Entre los brexiteros hubo un elemento quijotesco, la fantasía de que el sueño se iba a hacer realidad. También ha pasado esto con los independentistas. En cierto modo, los independentistas catalanes se inspiraron en La Mancha, en Don Quijote. Fue quijotesco.

¿Qué piensa de la independencia?

Yo estoy contra la independencia de Cataluña por muchos motivos. Imagínate que hubiera un referéndum y ganara el independentismo: sería un Catexit, salir de la UE. Y volver a la UE no es fácil. Quien lo diga, miente: es mentira, un autoengaño. Yo eso no se lo deseo a Cataluña ni al Reino Unido. Buscar paralelismos es fácil, pero las cosas se cruzan. Yo pensaba que el nacionalismo español era un invento de los independentistas, pero es una realidad, como el nacionalismo inglés del Brexit. Si te pones a escarbar, no es tan sencillo. Lo que sí puedo decir con certeza es que en Inglaterra no mandarían a la caballería si pasara algo parecido, ni se hubiera metido a nadie en la cárcel. Y si lo hubieran hecho se montaría un pollo descomunal. Todo el país saldría a la calle para manifestarse.

Un grupo de independentistas ante el Ayuntamiento de Madrid / EFE

Un grupo de independentistas ante el Ayuntamiento de Madrid / EFE

Independentistas catalanes manifestándose en Madrid el pasado mes de marzo

El 28 de abril habrá elecciones generales en España. Usted ha sido muy crítico con Mariano Rajoy y el PP por su gestión del procés. ¿Cree que con un Gobierno diferente se puede rebajar la tensión, o reconducir la situación?

Yo deseo que gane el PSOE o quizá una coalición del PSOE con Podemos. Se puede estar más o menos de acuerdo con ellos, pero ahí veo la modernidad, una España en la que no se mete presa a la gente con la que no estás de acuerdo políticamente, o en prisión preventiva. Dales un juicio, y si son culpables y han de ir, pues van, pero no antes. Veo una España mucho más moderna, mucho más dialogante, que entiende que la política consiste en diálogo y persuasión, reconociendo que la vida es compleja y que hay que buscar soluciones pactadas, no limitarse al griterío. Tengo clarísimo que los tres partidos de derechas no tienen como prioridad solucionar el problema catalán, sino utilizarlo para alimentar sus propios objetivos políticos. Y eso es un regalo para los independentistas más radicales.

¿Carles Puigdemont no es parte del problema?

Si yo fuera Puigdemont, querría que ganase la derecha en estas elecciones. Para Puigdemont y los independentistas más radicales, el PSOE no les viene nada bien y --¡oh, sorpresa!-- durante este breve período en que los socialistas han estado en el poder hemos visto enormes divisiones de repente entre el independentismo. Si tienes a la derecha ahí, se van a volver a unir. A Puigdemont le conviene que gane la derecha, que se vuelva a una España más oscura, menos democrática, con ese tufito ancestral de otras épocas, porque eso le daría más votos. Yo, como estoy absolutamente a favor de que España siga unida, mi deseo es que dialoguen y bajen la temperatura. Que se vuelva a lo que había antes. Hace unos años, los independentistas eran un 12% y estaban básicamente en el Norte, en Barcelona casi no había. ¿Cómo ha cambiado esto? ¿Será debido a la gran genialidad política de Puigdemont o a la torpeza del Gobierno del PP? Eso que lo decidan otros, pero yo no creo mucho en las brillantes políticas de Puigdemont.

Visto lo que ha ocurrido, ¿cree que el referéndum es una solución para Cataluña?

Hoy en día lo veo imposible. En un mundo ideal, categóricamente: si se hubiera hecho un referéndum, si la respuesta de Rajoy a la gran manifestación de la Diada del 2012 hubiera sido como en Escocia, hoy no habría problema, porque hubiera ganado el ‘no’ por goleada. Toda esta estupidez, todos estos jueguitos de esta gente, de Puigdemont, jugando al independentismo, porque es lo que han hecho… Ellos juegan y los otros vienen, pero no están jugando, y los meten en la cárcel. Y todas estas locuras, este juicio farsa que se está llevando a cabo, cinco meses para resolver si hubo violencia o no en esa supuesta rebelión... es absurdo. Todas estas cosas y el daño que se hace a la economía de España, y toda esta crispación, y el surgimiento de Vox, y Ciudadanos… todos estos líos se hubieran evitado con un referéndum.

¿Por qué dice que es un juicio farsa?

Por toda esta gente que sale, los guardias civiles, hablando de si hubo violencia. Yo he vivido violencia en muchos lugares del mundo, yo he visto violencia. Y esto no fue violencia. Cinco meses para establecer si la hubo o no, te lo respondo en cinco segundos: no la hubo. Sobre el tema de los fondos (públicos), eso no lo sé. Y si, quizá, según la ley española por otras cosas que han hecho tienen que ir a la cárcel, yo ahí no me meto. Pero que estén en prisión preventiva es una salvajada, que demuestra que España todavía no ha evolucionado como cree que ha evolucionado en democracia.

Volviendo al referéndum: si se hiciera, habría el riesgo de que pasara como en Inglaterra y se produjera un Catexit

Hace cinco años, y aún hoy, podría resolverse el problema. Se podría haber hecho como en Escocia. La enorme diferencia entre el referéndum de Cataluña y el del Brexit es la siguiente: que igual que en Escocia, existe un clamor popular, una mayoría por hacer un referéndum. Pero en Inglaterra, cuando David Cameron anunció el referéndum sobre Europa, estaba en el ranking de cuestiones políticas que interesan al público en el puesto número 30. Fue un invento total de un partido político para intentar resolver sus problemas internos, no hubo un clamor popular.