Quim Torra y el exlehendakari Juan José Ibarretxe encabezando una marcha que corta la autopista AP-7. A la izquierda, con el cabello blanco, el jefe de protocolo de la Generalitat / EFE

Quim Torra y el exlehendakari Juan José Ibarretxe encabezando una marcha que corta la autopista AP-7. A la izquierda, con el cabello blanco, el jefe de protocolo de la Generalitat / EFE

Política

La impotencia de ERC frente a los irredentos de Puigdemont

Esquerra amagó con salir del Govern si se cesaba al consejero Buch, y espera ahora que Torra convoque elecciones tras las generales

17 octubre, 2019 00:00

Una impotencia sostenida en el tiempo, con algunas victorias aisladas y una paciencia que puede quedar desbordada. Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) se ha conjurado para buscar una vía posible, de gobierno, al frente de la Generalitat, pero no sabe cómo actuar en una recta final que se hace eterna. Este miércoles se produjeron algunos hechos concretos. Esquerra amagó con dejar el Govern de Torra si se cesaba al consejero de Interior, Miquel Buch, en una reunión que convocó el propio presidente de la Generalitat, instado por Carles Puigdemont, que quiere derribar como sea a Buch. El propio consejero retó a Torra a cesarlo, si realmente no le quería en el Govern. No se atrevió.

Comparecencia de Buch tras la primera jornada de altercados en el centro de Barcelona / EFE

Los republicanos consiguieron que este último se mantuviera al frente en su cargo, al verse apoyados por los consejeros ya denominados “institucionales”, de Junts per Catalunya (JxCat) y que provienen de la vieja Convergència. Se trata de Àngels Chacón o de Damià Calvet, que quieren salvar los muebles como sea y que no se pierda el bien más preciado en estos momentos: la propia institución de la Generalitat.

Miquel Buch (i), consejero catalán de Interior, con Quim Torra, presidente autonómico / EFE

Miquel Buch (i), consejero catalán de Interior, con Quim Torra, presidente autonómico / EFE

Defensa de los Mossos d'Esquadra

ERC conocía esa batalla interna en el seno de Junts per Catalunya, y la intención de Puigdemont, que quiere sembrar el caos y combatir al Estado. Esa es su estrategia. Y Buch sobra en ese panorama, porque dirige los Mossos d’Esquadra que combaten en la calle a los violentos y tratan de mantener la seguridad de los ciudadanos. Pero los republicanos admiten que podrían forzar la máquina, aunque con muchos riesgos, y con la posibilidad de que resulte contraproducente.

El problema es que Quim Torra tiene la llave de la convocatoria electoral, y que ERC no puede renunciar de la noche a la mañana a su propio proyecto, o a la posibilidad de buscar alguna negociación con el Gobierno para lograr un referéndum de autodeterminación, algo que ahora queda muy lejos.

Los 'institucionales', con ERC

En la reunión con Torra, en el Palau de la Generalitat, estaban presentes Pere Aragonès y Esther Capella, las dos piezas centrales de los republicanos en el Govern. La posición fue clara: defender la institución y los Mossos d’Esquadra, ante las dudas de Torra, que buscaba, según fuentes conocedoras de la reunión, los puntos débiles de la actuación de la policía autonómica. La posterior comparecencia pública del propio Buch dejó claro que Esquerra ha ganado esa primera partida, y también los llamados “institucionalistas”.

El expresidente catalán Carles Puigdemont ante la sede de la Eurocámara en Bruselas

El expresidente catalán Carles Puigdemont ante la sede de la Eurocámara en Bruselas

La impotencia de ERC es contenida. Con los actos violentos que se repiten en los últimos días, este miércoles en Barcelona de forma intensa, Esquerra cree que no se podrá mantener el Ejecutivo de Torra, y que la “única” solución es ir a elecciones. ¿Pero cuándo?

Elecciones en febrero de 2020

La convocatoria de las elecciones generales, el 10 de noviembre, impide ahora cualquier movimiento. Las próximas dos semanas, sin embargo, se harán muy largas, con la posibilidad de que el Gobierno de Pedro Sánchez acabe aplicando medidas drásticas, como el 155 o la Ley de Seguridad. Sánchez lo constató en su intervención de este miércoles desde la Moncloa.

Los planes, por tanto, si se llega con la institución salvada al 10 de noviembre, pasan por unas autonómicas en febrero de 2020. La incógnita se centra en una figura que sigue provocando auténtico pavor: Carles Puigdemont. Podría tener la tentación de ser, de nuevo, candidato a la Generalitat. El juez Pablo Llarena ha cursado una tercera euroorden, que tardará en tener una concreción por parte de la justicia belga, según fuentes jurídicas. Y eso podría habilitar la candidatura de Puigdemont.

Un coche en llamas en los disturbios en Barcelona tras la manifestación independentista / CG

Un coche en llamas en los disturbios en Barcelona tras la manifestación independentista / CG

Asumir la realidad

Los republicanos confían en un hecho, que sigue siendo la gran incógnita del proceso independentista desde que cobró forma con la Diada de 2012. ¿Es posible que se confíe en los irredentos de Puigdemont, con él a la cabeza, después de todo lo sucedido, con políticos condenados a largos años de prisión y los actos violentos que se suceden en las calles de las principales ciudades catalanas?

No queda otra, ir a elecciones y probar suerte, con Pere Aragonès de candidato, con el principal dirigente, Oriol Junqueras, cumpliendo condena. La impotencia de ERC es contenida. Por ahora.