Fachada de la Diputación de Barcelona, donde hasta el mes pasado gobernaba el independentismo / CG

Fachada de la Diputación de Barcelona, donde hasta el mes pasado gobernaba el independentismo / CG

Política

Cinco días que estremecieron al independentismo

La Junta Electoral Provincial da un susto a ERC y Junts per Catalunya con un reparto municipal que les quitaba representación en sus feudos de la Cataluña interior

19 abril, 2019 23:30

Como no podía ser de otra manera, tratándose de un ciclo electoral con tres convocatorias, la Junta Electoral Central (JEC) hace gala de hiperactividad. La situación de prisión preventiva de los candidatos independentistas, cuyos derechos políticos están intactos, unida a la polémica sobre los debates televisivos, abunda en los pronunciamientos de este órgano encargado de velar por la transparencia y la legalidad de los procesos electorales. De ahí que haya pasado desapercibida una resolución de la Junta Electoral Provincial (JEP) de Barcelona que, durante cinco días, sembró el pánico en las filas independentistas.

Reparto por partidos judiciales

El pasado 10 de abril, un edicto de la JEP hacía público el reparto de los diputados provinciales entre los diferentes partidos judiciales de la provincia de Barcelona. Se trata de un total de catorce: Arenys de Mar, Barcelona, Berga, Granollers, L’Hospitalet de Llobregat, Igualada, Manresa, Mataró, Sabadell, Sant Feliu de Llobregat, Terrassa, Vic, Vilafranca del Penedès y Vilanova i la Geltrú. Las formaciones obtienen representación en las diputaciones en función de los resultados de las elecciones municipales, convocadas para el próximo 26 de mayo. Así, la composición se realiza por elección por los concejales electos de todos los ayuntamientos que forman parte del partido judicial correspondiente.

Para las formaciones políticas, controlar estos entes es muy importante, pues gestionan elevadas sumas de dinero. Aunque se trata de estructuras identificadas con la organización territorial española que los independentistas pretendían sustituir por las llamadas veguerías, lo cierto es que tanto los republicanos como los neoconvergentes rivalizan por presidir las diputaciones (actualmente, las cuatro diputaciones están gobernadas por PDeCAT).

De ahí la crisis vivida en estas formaciones cuando la Junta Electoral decidió rebajar de dos a uno el número de diputados adjudicados a Vic, mientras que en Barcelona, se pasaba de 18 a 19. Así salió publicado en el Boletín Oficial de la Provincia de Barcelona.

Vic, territorio secesionista

Este partido judicial es, desde hace años feudo de los secesionistas. El jueves pudo comprobarse hasta que punto el independentismo tiene en este territorio de la Cataluña interior su granero de votos, con los abucheos e insultos que la candidata de Ciudadanos a las elecciones generales, Inés Arrimadas, sufrió en Vic.

Fuentes soberanistas aseguran que ese reparto colocó a ERC y JxCAT al borde de un ataque de nervios pues no solo perdían un diputado --según sus cálculos preelectorales, ello implicaba que uno de los dos partidos se quedaba sin representación--, sino que Barcelona lo ganaba. Y, como se sabe, en la conurbación metropolitana no acaba de cuajar el voto secesionistas.

Desunión y crisis internas

Ambas formaciones emprendieron los preparativos para impugnar legalmente ese nuevo reparto. Y batallar por el diputado de Vic hasta el final. Fueron cinco días de máxima tensión que pusieron de manifiesto la debilidad interna existente en las fuerzas soberanistas, donde las disputas entre los duros de Carles Puigdemont y PDeCAT han desgarrado a JxCAT, mientras que ERC no se acaba de fiar de los favorables sondeos.

Hasta que el 15 de abril, la propia JEP utilizó la misma publicación oficial para anunciar que se procedía a “la subsanación en el reparto de diputados provinciales” tras “haberse producido un error en las operaciones de cálculo de acuerdo con lo establecido en el artículo 204.2 de la LOREG (Ley Orgánica del Régimen Electoral General) --Cataluña es la única comunidad autónoma española que no tiene una ley electoral propia.

Los independentistas han respirado aliviados.