Imagen de los disturbios causados por manifestantes independentistas en el aeropuerto Barcelona-El Prat Josep Tarradellas / EFE

Imagen de los disturbios causados por manifestantes independentistas en el aeropuerto Barcelona-El Prat Josep Tarradellas / EFE

Política

Los independentistas fracasan en su intento de convertir El Prat en un Hong Kong

Los secesionistas asedian el aeropuerto de Barcelona: logran cancelar más de 100 vuelos y dejar 'tirados' a 8.000 turistas, pero se quedan cortos en su toma de la zona aire y las pistas

15 octubre, 2019 00:00

Miles de personas, mucho ruido, casi siete horas de enfrentamientos con la policía y cerca de 100 vuelos cancelados y miles de pasajeros tirados. Los independentistas trataron de paralizar ayer lunes el aeropuerto de Barcelona-El Prat Josep Tarradellas como respuesta a la sentencia condenatoria a los líderes del procés en Cataluña. Su intento de toma, vehiculado por la fantasmagórica Tsunami Democràtic, una plataforma sin portavoces ni responsables, pretendía bloquear la actividad del hub aéreo. No lo logró. Aena destacó que solo resultaron afectados un 6% de vuelos, mayoritariamente domésticos. La infraestructura operó, pese a que los secesionistas embozaron los accesos.

Refuerzos policiales en la T1 del aeropuerto de El Prat

El fantasma de Hong Kong planeaba desde hacía tiempo sobre la autonomía. El independentismo pretendía importar la revuelta del antiguo puerto de las especias chino como un instrumento para aprovechar el impulso, el momentum derivado del fallo condenatorio que emitió ayer la Sala Segunda del Tribunal Supremo contra los políticos y líderes de las asociaciones que lanzaron el desafío de 2017. Acuñaron para ello los partidos nacionalistas la plataforma Tsunami Democràtic, una oscura organización sin líderes, pero con casi 200.000 seguidores en la red rusa Telegram, el nuevo supuesto canal seguro de comunicación de los alborotadores en Cataluña. Tras conocerse por la mañana la sentencia que condena por sedición y malversación a nueve de los encausados, el Tsunami se activó. El botón nuclear del independentismo, que finge unidad pero esconde desunión, se activó a los 12:59 horas del lunes: "Objetivo: parar la actividad del aeropuerto de Barcelona". Este fue el mensaje en la red de comunicación open source.

Intento de asalto a una infraestructura crítica

El secesionismo se lo tomó al pie de la letra. Las protestas difusas, caóticas, que se habían producido hasta aquel momento, empezaron a converger en el segundo mayor aeropuerto español. Las nutrían mayoritariamente estudiantes. Los activistas se desplazaron desde la plaza de Cataluña de Barcelona, punto inicial de la respuesta del Tsunami, hasta la Terminal 1, la mayor, más nueva y la que presenta mayor operativa en la instalación. Trabajadores del aeropuerto explicaron a este medio que el flujo de independentistas fue creciendo con cada llegada de convoy de la Línea 9 Sur a la T1 y de Cercanías de Renfe a la T2. La operadora dependiente del Ministerio de Fomento interrumpió el servicio en los momentos de más caos. No así la gestora del suburbano, Transports Metropolitans de Barcelona (TMB). Algunos indepes agradecieron públicamente al gestor metropolitano su "colaboración" en las algaradas. Sea como fuere, se juntaron los separatistas en la planta O de la instalacion, junto al parking. "Habrá 150 personas, no más", describió uno de ellos. Los Mossos d'Esquadra lograron contener al violento grupo, no sin dificultades. Algunos de ellos vaciaron extintores, obligando a la línea policial a dejar espacio para evitar ahogamientos. Se produjeron allí las primeras cargas y una detención.

Imagen del asedio independentista al aeropuerto de Barcelona-El Prat / CG

Imagen del asedio independentista al aeropuerto de Barcelona-El Prat / CG

Mientras, en el exterior, hubo dos focos de tensión. En la planta 1 y 2, pocos miles de independentistas se agolparon ante las puertas del equipamiento, amén de en los accesos al mismo. Trataron de utilizar billetes de avión falsos para acceder a la Terminal. Dos líneas, una de agentes de la Brigada Móvil (Brimo) de los Mossos y otra de la Unidad de Intervención Policial (UIP) de la Policía Nacional, se lo impidieron.

'Susto' en el centro de control aéreo

Poco antes de las 15:00 horas de la tarde, llegó uno de los sustos del día, con un rifirrafe interno que no se conoció. Medio centenar de independentistas que caminaban hacia la terminal para "parar la actividad", tal y como había ordenado el Tsunami, se detuvieron ante el Centro de Control Aéreo de Gavà (Barcelona). Esta instalación gestionada por Enaire gestiona 3.500 vuelos al día, no solo los que operan en El Prat, sino en su espacio aéreo asignado. La Guardia Civil, desplegada también en la ciudad aérea, pidió permiso a los Mossos para desalojar el bloqueo, pues el centro es una "instalación crítica". Fuentes policiales han confirmado que el intendente de Gavà de la policía autonómica se negó a que interviniera el instituto armado. Hubo momentos de tensión entre ambos cuerpos. Finalmente, se dio 10 minutos a los Mossos para clarear Control Aéreo. Éstos trasladaron siete furgonetas de la Brimo desde la T1 y cumplieron. "Había 40 niños. Pero los Mossos quisieron hacerlo ellos", insisten fuentes policiales.

Cargas policiales en el aeropuerto de Barcelona

Donde sí hubo mejor colaboración entre cuerpos de seguridad fue en la planta 0 del aeropuerto. El secesionismo concentró allí por la tarde sus fuerzas. El objetivo era tratar de llegar a la zona aire del aeropuerto o, por lo menos, "sentarse" en las cintas de acceso a los controles de seguridad. De nuevo, Hong Kong, en referencia al bloqueo que se produjo en en el aeropuerto internacional de la región administrativa especial el 1 de septiembre. El pertinente mensaje del Tsunami con las instrucciones llegó a las 14:51 horas. Fue en balde. Los Mossos tenían controlado el perímetro y, cuando éste se desbordó por la acción de los pocos miles de manifestantes, intervino la UIP. Las dos policías barrieron al alimón la zona de recogida de taxis del aeropuerto cuando los vuelos suspendidos por el bloqueo de accesos alcanzaba los 20. Siguieron rifirrafes y choques con pelotas de goma y gas, por un lado, y objetos contundentes y barricadas, por el otro. Un trabajador de El Prat: "Han intentado entrar a patadas", describió. Es cierto. Hubo independentistas que arremetieron contra la cristalera de la terminal frustrados por no poder entrar.

120 vuelos, turistas en tierra y embajadas en alerta

La acción vandálica del independentismo había fallado en su objetivo nuclear: "parar la actividad" del aeropuerto. Repetir un Hong Kong. Poner en un brete la zona aire o las pistas. Sí consiguió que las aerolíneas cancelaran entre 67 y 120 vuelos. Las cifras son discrepantes, porque una es el conteo de Aena y el otro, el de la compañía aérea. El motivo es el mismo: las tripulaciones de los vuelos no pudieron llegar al aeropuerto por el monumental atasco en las cercanías y, por lo tanto, los enlaces fueron suspendidos. A media tarde, el Tsunami se sacó de la chistera un presunto bloqueo paralelo en el aeropuerto de Madrid-Barajas Adolfo Suárez. Aseguró que 1.200 coches salidos discretamente de Barcelona bloqueaban el mayor aeródromo nacional. Fue un bulo. La Guardia Civil lo desmintió por la tarde, aunque TV3 seguía dando por buena la noticia por la noche.

Imagen de los disturbios causados por manifestantes independentistas en el aeropuerto Barcelona-El Prat Josep Tarradellas / EFE

Imagen de los disturbios causados por manifestantes independentistas en el aeropuerto Barcelona-El Prat Josep Tarradellas / EFE

Lo que sí fue fetén es el impacto sobre la operativa y el turismo. Empleados de El Prat quedaron "colgados" en la Terminal 1 durante horas. "Nos planteamos quedarnos a dormir", explicó uno de ellos. Las pérdidas para los comercios de la instalación fueron millonarias. Aena calcula que hasta 8.000 pasajeros, incluidos turistas, se vieron atrapados en el espiral de enfrentamientos derivados del vandalismo de Tsunami Democràtic. Turisme de Barcelona buscaba el lunes por la noche lugar para cobijarlos. Activó para ello el teléfono de emergencia 00 (34) 93.285.38.34. ¿El principal problema? Ir y venir del aeropuerto, pues las vías rodadas de acceso se abrieron y cerraron de forma intermitente durante toda la jornada. También por la tarde llegó el primer daño económico no cuantificable a corto plazo. La Embajada de Estados Unidos (EEUU) en Madrid y el Consulado General Chino en Barcelona emitieron una alerta de viaje para la Ciudad Condal [consultar aquí y aquí]. No ha hecho lo propio la Foreign Office británica, representante del primer mercado emisor a Cataluña y el resto de España.

Clientes de un restaurante observan los disturbios en el aeropuerto de El Prat / CG

Clientes de un restaurante observan los disturbios en el aeropuerto de El Prat / CG

Para más adelante quedará el análisis del papel de los Mossos d'Esquadra y su derivada: la gestión del consejero catalán de Interior, Miquel Buch. Fuentes policiales avisaron durante el día a este medio de que la policía autonómica, exhausta, estaba llegando al punto de desborde y que, como en el Centro de Control Aéreo, rehusaba ayuda de otros cuerpos. Se sopesó el despliegue de un cañón de agua en los momentos de más virulencia. Otros lamentaron la dureza de las cargas contra, por ejemplo, algunos periodistas. Será materia de examen reposado. Por lo pronto, el Tsunami avisó por la noche de que desconvocaba el asedio, pero que volvería en las próximas horas. De momento, su primer objetivo, el montar un Hong Kong en El Prat, fracasó.