Mònica Sales, en la votación del último Debate de Política General

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Mònica Sales, el desesperado antídoto de Junts para neutralizar a Orriols

El partido de Carles Puigdemont aparta a Albert Batet y confía en la hasta ahora portavoz como presidenta del grupo parlamentario, cargo que estrena esta semana con el objetivo de "impulsar" a la oposición en la Cámara catalana

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Antes del 45º aniversario de la Joventut Nacionalista de Catalunya (JNC) de la semana pasada, mientras los dirigentes de Junts se saludaban entre ellos junto a la puerta del Born CCM, Mònica Sales se esmeraba en saludar a las decenas de jóvenes nacionalistas que acudieron al acto. La diputada y, a partir de ahora, nueva presidenta del grupo parlamentario, sonriente como no se la ve en el hemiciclo, ya conocía su nuevo rol. Y a esa nueva apuesta de Carles Puigdemont para frenar la hemorragia electoral que dispara a Aliança Catalana y hunde a los posconvergentes debía acompañarla un poco de márketing. Es la última bala.

La maniobra busca reflotar a una oposición parlamentaria con la que el actual Govern, en minoría y sin presupuestos, se sienta menos cómodo de lo que lo ha estado en este año y pico de legislatura. El plan es que Sales haga enfadar a Salvador Illa en las sesiones de control como lo hace Orriols, aunque sin caer en los tópicos de una ultraderecha que el partido sigue dudando si confrontar, ningunear o copiar. Y que Junts vuelva a ser protagonista en la política catalana con un liderazgo renovado, meditado –según cuentan–, y con posibilidades de promoción a medio plazo. 

De Sales destacan su carácter, y las fuentes consultadas apuntan que se trata de una mujer "trabajadora y ambiciosa". Una líder –vicepresidenta del partido desde hace un año junto a Josep Rius, Toni Castellà y Míriam Nogueras, que también suena para la candidatura a la Generalitat si Puigdemont opta por dar un paso al lado– fogueada en la portavocía. Y bien considerada entre el resto de grupos, aunque muchos duden que sea suficiente para sacar a los posconvergentes de la UCI y tampoco vean intención ideológica alguna en el cambio. 

Un movimiento 'anunciado'

Cuando terminó el último período de sesiones, como publicó este medio, en Waterloo empezaron a preparar el relevo de Albert Batet como líder provisional en el Parlament. Él lo sospechaba y empezó a buscar acomodo en algunas empresas madrileñas, donde ha tejido complicidades en los últimos años. Finalmente seguirá como adjunto a la presidencia de Junts y responsable de campañas electorales: un rol destinado, según explican desde el partido, a facilitar el aterrizaje de Puigdemont, que creen que no se producirá mucho más tarde de febrero. 

Algunas fuentes apuntan que mientras lo único que se pretende con Sales es un cambio de imagen –tanto la exportavoz como Batet pertenecen a la misma familia dentro del partido: la de Puigdemont–, el papel del exalcalde de Valls, alguien que "se mueve mucho mejor en los despachos que en la tribuna", será precisamente ese. Toni Castellà le acompañará en su nuevo papel lejos de los focos, y Salvador Vergés, con cierto mercado en Girona y especializado en criticar a Rodalies, será el nuevo portavoz. Un perfil más octubrista para compensar a Sales.

Convergente "de toda la vida"

En favor de la diputada nacida en Jesús, una pequeña localidad perteneciente a Tortosa, juegan que se trate de un liderazgo surgido tras el procés y que su pasado, por lo que pueda suceder, está muy ligado a la antigua Convergència. Con estas siglas, la doctora en filología catalana, de 42 años, fue concejal en su pueblo. Unos orígenes que, igual que otros tratan de ocultar, ella reivindica incluso más que su independentismo. Desde 2017, no obstante, es diputada de Junts en el Parlament, escalando hasta ser cabeza de lista por Tarragona en 2024; y, desde este lunes, presidenta del grupo parlamentario. 

Pendientes de Puigdemont

Su liderazgo, un valor apreciado en el seno de un partido donde esto ha sido la excepción y no la norma, quedará, no obstante, en manos del papel que decida jugar Puigdemont cuando regrese. Su escaño sigue vacío en el Parlament, y desde su entorno apuntan que, al menos en la presente legislatura, su deseo es liderar a Junts en la Cámara. Su aparición en el parque de la Ciutadella podría ser simbólica, pero aún no ha decidido si pretende seguir en la primera línea política tras varios amagos de dejarlo.

Orriols, al acecho

Desde Aliança Catalana, asimismo, llevan varios días asegurando que el próximo barómetro del Centre d'Estudis d'Opinió les sitúa ya como segunda fuerza en intención de voto, superando por primera vez tanto a Junts como a ERC. Que el partido ultraderechista no se presente a las elecciones generales puede venirle bien a los posconvergentes si Pedro Sánchez las convoca antes de las municipales, que es lo que llevan meses buscando. Pero todas las decisiones que se toman en Waterloo, también la apuesta por Sales, van en la misma dirección. Un antídoto desesperado que entra en acción esta misma semana.