Este jueves 8 de agosto está previsto que el expresidente fugado Carles Puigdemont pise por primera vez Cataluña tras pasar siete años huido de la justicia española. De hecho, fue él mismo quien anunció su regreso a través de una carta que publicó en sus redes sociales. Así, salvo sorpresas y giros de guión, el prófugo volverá a pisar territorio nacional con la voluntad de asistir al pleno de investidura de Salvador Illa (PSC).

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No obstante, la orden de detención que mantiene el juez instructor de la macrocausa del procésPablo Llarena, por el delito de malversación, complicará con creces las intenciones del expresident. 

De hecho, se teme que Puigdemont ni siquiera pueda llegar a las puertas del Parque de la Ciutadella, enclave donde se ubica la Cámara catalana. Por eso, todos los movimientos previos son claves para entender el mensaje que, de forma no verbal, se pretende trasladar desde Junts per Catalunya. Un mensaje que, según las fuentes consultadas, está cargado de simbolismo. 

Una ubicación nada fortuita

Para empezar, la ubicación que ha elegido el partido neoconvergente para celebrar la recepción "institucional" -según su terminología- del expresidente de la Generalitat fugado no parece, en absoluto, una elección fortuita. La bienvenida oficial, acto al que se han sumado ERC y la CUP, se celebrará en el Paseo Lluís Companys, a los pies del colosal Arc de Triomf, en las inmediaciones del Tribunal Superior de Cataluña (TSJC). 

Fachada del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) EUROPA PRESS

Según F.C., licenciado en Historia y Filosofía, Puigdemont está jugando con símbolos que tradicionalmente se han asociado a la victoria (representada con el arco de triunfo) y los ideales del independentismo (con la figura del presidente Lluís Companys). De hecho, las fuentes consultadas aseguran que el de Junts se está intentando equiparar con quien fue el líder de Esquerra Republicana de Catalunya antes y durante los años de la Guerra Civil, que tuvo que exiliarse tras la victoria franquista y terminó muriendo fusilado en el Castillo de Montjuïc. 

Una humillación a ERC

F.C. insiste en que parece evidente que Puigdemont, con esta recepción, se está autoproclamando como "la única esperanza de los catalanes para conseguir la independencia". Sin embargo, el experto en Historia de España recuerda que Junts per Catalunya (herederos de Convergència i Unió) nunca ha sido un partido independentista, discurso que han asumido y liderado en los últimos años "como baza para mantenerse en el poder". 

Además, considera que se trata de una humillación a ERC, pues el prófugo se está equiparando con uno de los líderes históricos de los republicanos. Sin embargo, el licenciado no se sorprende de la estrategia de Junts: "Es una manera de señalar, una vez más, a ERC como unos botiflers, unos vendidos, como el partido que ha caído en la trampa de España y se ha dejado comprar por los socialistas". 

Victoria y universalidad 

Paralelamente, para F.C., el mítico Arc de Triomf de Barcelona no sólo representa el símbolo de victoria (acuñado por el Imperio romano), sino también de la universalidad. "El arco fue la puerta de entrada a la Exposición Universal de 1888. Entre el 8 de abril y el 9 de diciembre, Barcelona se convirtió en la capital de la era contemporánea, lo que sucedía en la ciudad catalana daba la vuelta al mundo. Ahora parece que Puigdemont recoja esta misma idea". 

El candidato de Junts a la presidencia de la Generalitat, Carles Puigdemont, en un acto en Argelès (Francia) EFE / David Borrat

Lo que está claro, asegura, es que "en política no hay elecciones arbitrarias". "Nada es casual", insiste. "Se podría haber hecho un acto en la Estación de Francia, ubicada al otro extremo del Parque o, incluso, mantener un perfil bajo y ahorrarse el numerito", matiza. 

En busca de la imagen

Según el experto, Junts per Catalunya "busca la imagen más ruidosa". Aquella, añade, "que deje a Puigdemont como un mártir, como un héroe, y como protagonista absoluto de la jornada". 

En paralelo, y no en vano, F.C. recuerda que el hecho de pasearse por delante del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña, el máximo órgano judicial de la región, es otro símbolo a tener en cuenta. "Siempre y cuando -asegura- cumpla con su palabra y se presente este jueves".

Hay aquellos que creen que todo este chiringuito es una pantomima para derivar la atención de los cuerpos policiales y que, en realidad, el expresident ya se encuentra en el interior del Parlamento catalán. Una maniobra que, de ser cierta, evidenciará la pésima coordinación del dispositivo de detención y se convertirá en un nuevo escándalo de la historia reciente de la política catalana. 

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