Consultor, analista, ejecutivo, relaciones públicas y político sin ejercicio, David Madí Cendrós fue portavoz y secretario ejecutivo de CDC hasta que en 2003 Artur Mas lo dejó caer cuando fue acusado de manipular las encuestas electorales que realizaba la Generalitat. Tras aquella salida por la puerta trasera, el político escribió un libro (Democràcia a sang freda: les interioritats de la política catalana, Mina, 2007) en cuya portada aparecía caricaturizado a modo del estadounidense general George Patton.

El militar americano fue un soldado aguerrido, pero también inestable en lo emocional. Madí acababa de abandonar el ejercicio de la cosa pública para intentar una aventura en el sector privado y sorprendió en el métier político su asociación con el controvertido general de la segunda guerra mundial a la vista de sus dificultades de salud mental.

El ‘procés’ y la pérdida de influencia

Durante unos años, Madí intentó la aventura de lo privado. Trabajó para grandes compañías y se ofreció como enlace entre las cúpulas empresariales y la de la Generalitat. Facturó bien un tiempo hasta que comenzaron a pasar cosas en Cataluña. Llegó el procés y Madí lo defendía en las salas nobles de las corporaciones del Ibex.

Felipe VI, con el presidente del comité de auditoría de Endesa, Miquel Roca (2i), y el entonces presidente del consejo asesor de Endesa en Cataluña, David Madí (2d) EFE

Artur Mas, que fue su gran valedor y soporte, al poco tiempo fue remitido por correo urgente a la papelera de la historia por los cachorros nacionalistas de la CUP. Su capacidad de influencia remitía, pero su defensa del nacionalismo no decaía. Las empresas, en consecuencia, fueron cancelando sus contratos y Madí dejó de tener los mismos saldos en sus cuentas.

En el momento más álgido del procés se le llegó a considerar uno de los cerebros en la sombra de la operación política hacia la independencia catalana. Se le fueron los últimos clientes y le recogió la familia valenciana Calabuig para liderar su entrada en el mercado catalán. Su paso por la compañía Aigües de Catalunya cosechó un notable fracaso, lo que hizo evidente que sus capacidades personales no tenían la gestión empresarial como una de las principales virtudes. También le largaron del consejo de Applus+ y se quedó casi en el paro.

Problemas judiciales

Por si todo eso fuera poco, la cosa judicial no le funcionó nada bien. Primero fue cazado con unas operaciones extrañas de unas sociedades que estaban vinculadas a la producción audiovisual y a la televisión pública catalana.

Sonada fue su confesión y pacto con la fiscalía para evitar males mayores. La condena por fraude y falsedad documental fue de 14 meses de prisión y una multa de casi un cuarto de millón. Más tarde, el juez Joaquín Aguirre le detuvo e imputó en el llamado caso Volhov. Las grabaciones que se conocieron de aquel sumario corrieron como la pólvora por los despachos de Barcelona y Madrid y permitieron evaluar que su influencia real en la política era menguante. Lo que cada vez desarrollaba con mayor solvencia era el ejercicio de la crítica y el recochineo sobre propios y ajenos, una actitud propia de la creencia de autosuficiencia y superioridad moral que siempre mostró.

David Madí, conducido por un agente de la Guardia Civil durante un registro Cedida

Lo último de su vinculación con la justicia anda por la Audiencia Nacional y ahora tiene que ver con extraños negocios vinculados a las concesiones de los servicios de ambulancia de transporte sanitario.

Trance sentimental

Por si todo ese reguero de adversidades fuera insuficiente, en lo personal vivió un trance que le conmocionó. Sandra Buenvarón, su novia de juventud, con la que contrajo matrimonio burgués y decimonónico, decidió poner fin a una relación que se le quedó pequeña. Madí anduvo desnortado durante largo tiempo hasta que en la primavera de 2022 la escritora mallorquina Maria de la Pau Janer, viuda del psiquiatra Joan Corbella (fallecido el año anterior), inició una relación sentimental con el nacionalista.

Aquel viraje personal y las razones de fondo nunca divulgadas conmocionaron a la familia Cendrós, una de las representantes más tradicionales de la burguesía catalana.

La última producción literaria

Estas últimas consideraciones quedan orilladas en su última producción literaria, que el autor califica de novela de no ficción. Acaba de publicar Merèixer la Victoria (Columna, 2024), un libro en el que, como su título insinúa, el autor insiste en su particular mantra: la independencia es posible, merecida y el objetivo máximo del nacionalismo catalán.

¿Qué se puede encontrar en esas páginas? Habla de la unidad del nacionalismo y ahora defiende la formación de una lista única para impedir que, a pesar de los tozudos resultados de las urnas, el PSC o cualquier partido de los que considera de obediencia española pueda gobernar la Cataluña que Madí considera propia.

Tono belicista del relato

Prueba de que a pesar de su particular vía crucis sigue empecinado en las mismas tesis (“romper las costuras del Estado español”) y cada vez está más dispuesto a regresar a la primera línea política, se constata en el último párrafo de su nuevo libro.

El excargo de Convergència (CDC), David Madí, acompañado por su abogada, Olga Tubau, en una imagen de archivo David Zorrakino Europa Press

“La última década -escribe- han sido años duros y complicados para muchos catalanes, de cualquier bando, que han luchado para dibujar un futuro diferente para Cataluña. El campo de batalla ha quedado lleno de heridos. No hemos ganado la guerra ni hemos perdido todas las batallas, pero el precio ha sido elevado, con consecuencias para mucha gente. Recuerdo ahora la leyenda de Sant Jordi y deseo que, del rastro de la sangre, nazcan rosas”. El tono belicista de ese azucarado relato supura por todas las páginas. No cuenta, por supuesto, que algunos amigos le han ayudado con discreción y total silencio para que pueda facturar algún emolumento a empresas españolas que le permitan conservar su nivel de vida burgués.

Su deseo de ‘regresar’

Madí pide con su prosa de taller de escritor la unidad interna del nacionalismo y la unidad de acción con los vascos para conseguir una romántica finalidad que ni los fracasos políticos, empresariales, personales o las condenas judiciales han modificado. Algunos nacionalistas que han decidido financiar al político con la adquisición del último libro lo tienen claro: “Desea regresar”.

Habrá que ver si los jueces le dan permiso o le obligan a seguir viviendo de los favores de las amistades burguesas para mantener el arrogante porte transversal a toda su carrera en diferentes ámbitos. Incluida la última etapa de mejorable escritor amateur.

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