Zapatero: “Cataluña necesita una mayoría amable”
En una entrevista con Crónica Global, el expresidente del Gobierno asegura que Illa será capaz de conseguir los apoyos para formar un Govern "de las cosas" y pide a los otros partidos que tengan "generosidad, perspectiva a largo plazo y capacidad de reconciliación"
8 mayo, 2024 00:00Noticias relacionadas
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El expresidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero está poniendo toda la carne en el asador para que el candidato del PSC, Salvador Illa, llegue al Palau de la Generalitat. Asegura que, tras las elecciones autonómicas del próximo domingo, el socialista catalán será capaz de articular una "mayoría amable" que permita formar un gobierno alternativo al que ofrecen Junts y ERC.
En una entrevista con Crónica Global, el expresidente recuerda que, como decía Manuel Azaña, la política es el estado más elevado de la cultura. Por eso, apela a que todos los partidos tengan la "generosidad, perspectiva a largo plazo y capacidad de reconciliación" para formar un nuevo Govern que se ocupe "de las cosas".
- Aterriza en Cataluña pocos días después de que relatores de Naciones Unidas concluyan que las 'leyes de la concordia' impulsadas por varios gobiernos de coalición de PP y Vox podrían vulnerar los derechos humanos. ¿Cómo se siente ante esta decisión?
- Me siento reconfortado porque el sistema de Naciones Unidas, que es la garantía en la defensa de los derechos humanos como derechos universales, se ha pronunciado contundentemente. También tristemente preocupado por las leyes de la concordia. Sigo bastante de cerca el proceso de exhumaciones y de identificaciones de algunas de las fosas comunes que un grupo de profesionales de diversas disciplinas llevan adelante. Hoy se están identificando en varios sitios de España a personas que fueron fusiladas hace 90 años. No habrá democracia con la dignidad necesaria hasta que no se acaben las fosa comunes. Esto va a pasar con el gobierno del presidente Sánchez.
- Usted impulsó las leyes de memoria histórica en España y vivió el rechazo de la oposición a esta medida. El PP le acusó de romper el pacto de la Transición sobre el pasado. ¿El nivel de contestación era el mismo que el actual?
- El nivel de ataque que ha tenido Pedro Sánchez no tiene precedentes. Si hay más insultos que críticas, más descalificaciones que argumentos, más búsqueda del daño personal y familiar que del sano debate, es para deslegitimar a quien está en el Gobierno. Ya lo intentaron conmigo en 2004 como consecuencia de los trágicos atentados del 11 de marzo que, con la teoría de la conspiración, ponían en cuestión la legitimidad moral. También ahora la derecha ha ido sin descanso. Jamás vimos eso cuando ganó Aznar ni cuando ganó Rajoy. Ese es el gran problema, la derecha tiene una asignatura pendiente: la aceptabilidad de la derrota.
- Alfonso Guerra ha llamado autócrata a Pedro Sánchez. ¿Qué ha pasado en la vieja dirección del PSOE?
- La inmensa mayoría de los militantes veteranos del partido tiene un respaldo absoluto a Pedro Sánchez. Esto es algo constatable. A Alfonso Guerra solo le respalda Felipe González en este momento y a Felipe González solo le respalda Alfonso Guerra. Respetamos la tarea de ambos, fue un cambio trascendental para España y les apoyamos en los momentos fáciles y difíciles. Si el PSOE tiene 145 años de historia es porque es mucho más importante la gente común, los militantes, que cualquier liderazgo que es efímero. Lo que permanece es el proyecto del Partido Socialista.
- En clave catalana, el presidente Sánchez ha movido el tablero de las elecciones catalanas con su amago de dimisión. ¿Eso es bueno para Salvador Illa?
- Hace una semana estaba aquí en Cataluña y expresé a los compañeros que teníamos dos objetivos. El primero, que Sánchez continuase en su responsabilidad; el segundo, que Salvador Illa fuese presidente de la Generalitat. Hemos cumplido uno en la primera semana y ahora vamos a cumplir el segundo en la segunda semana. Illa es el político revelación de la última década en España. Su serenidad, su empatía y su sentido común son valores inestimables. Debo decir que Cataluña está hecha para Salvador Illa y él está hecho para Cataluña.
- En los debates entre candidatos catalanes, Illa se ha convertido en el rival al que eliminar, ya que se da por descontado que ganará las elecciones del domingo. ¿El reto actual del PSC son los pactos postelectorales?
- La fuerza de Salvador Illa radica en que no está pidiendo el voto contra nadie, sino que quiere dialogar con todos menos con la extrema derecha que no cree ni en el autogobierno ni en la Constitución. Esa es la fuerza del PSC: su capacidad de hacer una sociedad de convivencia donde los independentistas y los no independentistas, todos los demócratas, se miren a los ojos y puedan captar en esa mirada lo que les une y lo que comparten, que es mucho. Sobre todo, en lo prioritario: la educación, la sanidad, las renovables, la sequía… Cuantas más cosas de gobierno abordemos, dialoguemos y hagamos, menos cosas sobre el país se van a discutir, que son más abstractas y difusas.
- A la espera de que hablen los catalanes en las urnas, las dos opciones que parecen factibles es un pacto entre socialistas y Junts o un nuevo tripartito. ¿Cuál cree que es la mejor opción para Cataluña?
- Hay varias fórmulas, habrá que dedicar horas a dialogar. No tengo ninguna duda de que lo va a liderar Salvador Illa. A partir de ahí habrá que hablar con casi todas las fuerzas políticas y me agrada especialmente que Illa vea capacidad para llegar a acuerdos prácticamente con todos. Este mensaje que solo ha lanzado él en los últimos años de una manera tan contundente, en un tiempo de polarización y de trincheras, produce tal empatía, tal sosiego y tal bienestar que es para mí como escuchar una Cantata de Bach.
- BBVA se ha lanzado a por Banco Sabadell y algunos stakeholders lamentan que no exista una Administración fuerte que lidere alguna operación alternativa que garantice la continuidad del banco catalán. ¿Cuál es su opinión de las operaciones de este perfil?
- Desde la reestructuración financiera y la crisis de 2008-2010, el mapa de las entidades financieras ha cambiado radicalmente, no solo aquí sino en toda Europa. Entiendo muy bien que Cataluña se haga algunos interrogantes. Para plantear una alternativa ahora o más adelante, hay que dedicarse a gobernar. Pienso que esta legislatura que va a empezar el día 13 de mayo debería ser la legislatura de las cosas en Cataluña, de las cosas del gobierno y de los servicios públicos. De las cosas, más que de las abstracciones.
- ¿Cree que la legislatura del presidente Sánchez depende de que Illa consiga llegar al Palau de la Generalitat?
- Es frecuente en la historia de la democracia española que la política catalana condicione la política del Estado.
- Pero si finalmente Illa no es president, ¿Pedro Sánchez puede continuar en Moncloa?
- Sin duda. Y sin duda, si Illa es presidente, Pedro Sánchez podrá continuar en Moncloa. Ese es el objetivo. Nosotros lo vamos a trabajar. La modestia de Illa, que no es una falsa modestia, va a facilitar mucho la tarea. Pienso que la ciudadanía premiará muy intensamente a las fuerzas políticas que ofrezcan un proyecto de más empatía, más serenidad y que diga no la de confrontación. Pienso que esa va a ser la gran aportación de Illa, no solo a Cataluña sino al conjunto de España.
- ¿Sería un fracaso que Cataluña llegara a la repetición electoral?
- Tenemos que intentar que no sea así. El primer mandato de los electores es formar una mayoría de gobierno. En España se ha repetido elecciones y no es un drama, pero yo pienso que Illa tendrá la capacidad suficiente para sumar esa mayoría. Una mayoría amable, por favor.
- ¿Qué es para usted una mayoría amable?
- Una mayoría que se construye con confianza, con generosidad y sin estar mirándose de reojo permanentemente. Sabiendo que, con el que pactas, aunque no sean tus siglas, también tiene buena fe.
- Pero ¿se dan las condiciones en la política catalana para construir esa mayoría amable a la que apela?
- Hay que quererlas. La política es el estadio más elevado de la cultura, como decía Manuel Azaña. Por tanto, las condiciones son las que tú vayas produciendo. Hay que tener generosidad, perspectiva a largo plazo, capacidad de reconciliación y un respeto militante. Cada vez que vemos el pellizco de monja o la descalificación, como hace Feijóo, es como el humorista del chiste malo. Ese chiste grosero que nunca hace gracia a nadie. Tenemos que intentar que la política trascurra en valores de cultura, de argumentos, de razonamientos, de amor al bien. Y mucho más en este mundo de la digitalización que nos fragmenta a todos y que nos hace a todos mucho más egoístas porque pensamos que está el mundo en nuestras manos.
- Por último, ¿nos compartiría cuál es su porra para las elecciones catalanas del domingo?
- Yo creo que va a ganar el PSC con una diferencia sustancial y que ERC y Junts se van a disputar la segunda posición. En términos de perspectiva de futuro, a mí lo que más me importa de la legislatura que viene es cómo hay una nueva forma de relacionarse y de comportarse, donde los vínculos estén mucho más presentes que la capacidad de confrontarse. Eso hará que se descienda a una realidad mucho más cotidiana en vez de a unas proclamaciones mucho más genéricas. Hay que intentar rebajar el grado de confrontación e irse a los grandes temas. Es el tema de la sostenibilidad medio ambiental, la paz en el mundo, los movimientos migratorios…
- Este último es, precisamente, uno de los grandes debates del momento...
- A mí, personalmente, lo que más me produce rebeldía es cualquier atisbo de movimiento xenófobo. Mucho más en las sociedades ricas y desarrolladas. Se sabe que necesitamos personas que vengan a trabajar y a hacer los trabajos más difíciles. La mitad del crecimiento que hemos tenido es por los 600.000 inmigrantes que han venido a trabajar. Entonces, la hipocresía es insostenible. Sobre todo, cuando se envuelve en discursos amenazantes. Me recuerda a la misma hipocresía que se practicaba contra el matrimonio homosexual. Y luego los que gritaban se fueron a casar.
- No sabemos lo que ocurrirá el domingo, pero ¿cuál es el mensaje que da a esa Cataluña si al final gana la opción de la más confrontación?
- Yo persistiría en ese diálogo. Hubo un mandato electoral el 23 de julio en España. La gente le encargó al PSOE que se entendiera con los nacionalistas, y a los nacionalistas con el PSOE. Ese mensaje está vigente y es especialmente fuerte en Cataluña que, en gran medida, decidió el gobierno del 23 de julio. Siempre cuando las urnas hablan dicen algo decisivo, y las fuerzas políticas tienen que saber interpretarlo.