ERC aprovecha la negociación con el PP para redoblar la presión sobre Junts
A un año de las elecciones catalanas, los republicanos deciden aumentar sus ataques y vengarse de las críticas de "botiflers" aprovechando el rol que el partido está jugando en el Congreso de los Diputados
14 febrero, 2024 00:00Noticias relacionadas
A nadie se le escapa que ERC y Junts -antaño socios de gobierno y cómplices en la hoja de ruta independentista- se han convertido en enemigos declarados. La tensión entre ambos partidos viene siendo total en los últimos años, especialmente a partir del otoño caliente y elecciones catalanas del 2017. Desde entonces, consumada la ruptura de la coalición, han mantenido una relación difícil que va más allá de la de unos meros adversarios electorales.
De hecho, con momentos mejores y peores, ambos han sustentado por separado unas relaciones generalmente “amistosas” con el PSC, quien también compite por hacerse con la Generalitat. El caso de la relación ERC-Junts es mucho más complejo, marcado por traiciones políticas (y personales) que han alterado el status quo independentista.
Deshacerse de las críticas de 'botiflers'
Por su parte, los republicanos nunca le han perdonado a los neoconvergentes que, después de que Oriol Junqueras y algunos de sus dirigentes pagaran con la cárcel sus delitos por el procés, se hayan convertido en la diana de los ataques del expresident fugado Carles Puigdemont y sus satélites por botiflers -"traidores"-. Unas críticas que han hecho mucho daño al partido durante los últimos años, hasta tal punto que figuras relevantes como Junqueras o el propio president de la Generalitat, Pere Aragonès, han sido abucheados en varias ocasiones en ambientes independentistas “intoxicados” por la retórica de Junts.
Ante esta situación, ERC ha recorrido distintos caminos para defenderse de Junts, bien sea acusándoles de "no hacer política útil” al negarse a pactar con el gobierno de Pedro Sánchez prebendas para Cataluña o poniendo en bandeja su salida de la Generalitat, con Aragonès expulsando del Govern al vicepresident Jordi Puigneró y precipitando una consulta de ruptura a la militancia neoconvergente.
Objetivo: retratar "la farsa"
Pero es ahora, a un año de las elecciones catalanas -si no se precipita un adelanto electoral-, cuando Esquerra ha decidido redoblar sus ataques contra Junts y vengarse de sus críticas de botiflers aprovechando el rol que el partido está jugando en el Congreso de los Diputados. El objetivo es retratar la “farsa” que Junts le ha vendido al electorado independentista, y es que “ni negocian mejor que ellos” ni pueden darles “lecciones del independentismo”, expresan algunos dirigentes.
Los republicanos, con un Govern remodelado y preparado para dar la batalla electoral, han empezado a desmontar a Junts criticando que “dejen tirados” a los encausados del procés al tumbar la Ley de Amnistía. En público, Junqueras lamentó el bloqueo de una norma pensada, según él, para “garantizar el fin de la injusticia para centenares de personas inocentes en Cataluña”. Además, acusaron directamente a Junts de “caer en la trampa” de los jueces y hacerle el juego a la derecha de PP y Vox.
Unas críticas que generaron incluso preocupación entre algunos dirigentes de Junts que no contradicen públicamente a Puigdemont, pero que expresan a Crónica Global sus dudas sobre "la estrategia kamikaze" del expresident fugado.
La revelación de Marta Rovira
Ahora, en ERC han pisado el acelerador con la revelación de las supuestas negociaciones secretas entre el PP y Junts para sacar adelante una eventual investidura de Alberto Núñez Feijóo el pasado verano. Una polémica que le está aguando la campaña al PP en Galicia, y que los republicanos desearían que le aguara la campaña a Junts en Cataluña.
A este respecto, Marta Rovira expresó ayer que el PP, concretamente el diputado Carlos Floriano, también quiso negociar con ERC. Pero desde el partido aseguran que no había nada que negociar con los del “a por ellos” y la “operación Cataluña”, pretendiendo dejar en evidencia a los de Puigdemont después de que se filtrara la propuesta del “indulto condicionado”.
En las próximas semana, se verá cómo ERC continúa su campaña para “desmontar” a Junts y convertir en un boomerang las críticas que han venido recibiendo por botiflers. A fin de cuentas, los republicanos saben que el votante independentista está en depresión tras las decepciones de los últimos años y necesitan algo más que reproches sutiles para hacerle sombra a un Puigdemont que se ha convertido en uno de los grandes protagonistas del panorama político nacional.
Sea como sea, habrá que ver si ERC retiene su posición hegemónica dentro del independentismo y si esta campaña contra Junts permite a Aragonès conservar la Generalitat o si, por el contrario, ya es demasiado tarde.