Puigdemont también enfada a los pragmáticos de Junts con su estrategia con la amnistía
- El sector moderado critica la "estrategia kamikaze" que ya siguió el fugado ante la votación de los decretos anticrisis del Gobierno de Sánchez
- Consideran que este movimiento le ha "regalado la partida a los mismos jueces que estarían dinamitando" la ley
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Una parte de los dirigentes de Junts ha quedado “satisfecha” tras el regreso de la ley de amnistía a la Comisión de Justicia, poniendo de relieve ante el electorado catalán que ellos “no son ERC” y harán sudar al PSOE en cada votación en el Congreso de los Diputados. No obstante, fuentes del sector pragmático del partido, cada vez más influyente después de que la dirección decidiera pactar con los socialistas tras las elecciones generales del 23J, están decepcionadas con una actuación que ven “difícil de explicar”.
Junts ya siguió la “estrategia kamikaze” del expresidente de la Generalitat fugado, Carles Puigdemont, ante la votación de los decretos anticrisis del Gobierno de Pedro Sánchez, poniendo en peligro destacadas medidas sociales para, después, acabar absteniéndose y reforzar el carácter resiliente del socialista.
Sin embargo, en aquella ocasión, Puigdemont se apropió el éxito de su supuesta “cesión” en competencias de inmigración de la que, hoy por hoy, nada más ha vuelto a saberse.
Del "final feliz" al "tormento judicial"
Esta vez, la resaca ha sido diferente porque lo que estaba en juego era uno de los grandes objetivos de la legislatura: la icónica ley de amnistía que salvaría a los encausados del procés y que siempre han reivindicado con casi la misma beligerancia que el referéndum. Esa norma, “constitucionalmente sólida”, según el PSOE, y con un alcance muy relevante para los encausados, podía haber sido aprobada y, sin embargo, ha vuelto al fuego cruzado de la Comisión de Justicia. Retrasando lo que, para muchos dirigentes neoconvergentes, hubiera sido un “final feliz” al “tormento judicial” de numerosos independentistas.
En este sentido, los pragmáticos consideran que Puigdemont “ha intoxicado” durante los últimos días para que la ley de amnistía no saliera adelante en los términos actuales, pensando en su “interés personal” al creer que no quedaría lo suficientemente “blindado” y obviando lo que hubiera sido “un logro colectivo” del nacionalismo, aseguran en declaraciones a Crónica Global.
"Junts le regala la partida a los jueces"
Acusan a Puigdemont de haber “dinamitado la esperanza” de hacer política útil y poder “desmontar” a una derecha que estaría llevando a cabo una ofensiva en todos los frentes para frenar la amnistía. Más aún, consideran que la estrategia de Puigdemont no perjudica al PSOE, sino a Junts, que “le ha regalado la partida a los mismos jueces que estarían dinamitando” la amnistía.
Para los pragmáticos, esta estrategia es contraproducente para los intereses del independentismo y, además, difiere de la que algunos quieren seguir en Cataluña: vuelta a la moderación y a los pactos para recuperar poder institucional. No se explican cómo, desde Madrid, “se envían señales contradictorias” a los catalanes, precisamente cuando el sector radical de Junts -formado por Laura Borràs, Francesc de Dalmases, Aurora Madaula, Cristina Casol y Jaume Alonso Cuevillas, entre otros- “cada vez pinta menos”.
Turull y su papel de 'hombre bisagra'
Esta paradoja demuestra la importancia del papel bisagra del secretario general Jordi Turull, que permite que los pragmáticos cojan terreno en Cataluña -el éxito de los alcaldes de Junts en el Maresme a la hora de poner la multirreincidencia en la agenda política es un ejemplo- mientras le sigue la corriente a Puigdemont a la hora de dirigir al grupo parlamentario del Congreso, “cocinando” las decisiones importantes entre un número muy reducido de personas. También lamentan que Turull no sea partidario de votar sobre temas estratégicos en la ejecutiva del partido.
En cualquier caso, de lo que no cabe duda es de que el camino que ha de recorrer Junts para volver a ser un partido reconocible ante los electores catalanes será largo y lleno de obstáculos, teniendo en cuenta los constantes giros de guión impuestos por Puigdemont.