La consejera de Educación aprovecha el escándalo de PISA para dar carpetazo a la era Cambray
Anna Simó se plantea cambios que pasarían por cesar a Carles Vega, presidente del Consell Superior d’Avaluació del Sistema Educatiu de Cataluña, el órgano desde donde se debería haber dado la voz de alarma sobre la caída del nivel de los alumnos catalanes
13 diciembre, 2023 00:00Noticias relacionadas
El informe PISA que sitúa el nivel de los alumnos catalanes a la altura de países como Vietnam y Turquía ha dejado tocado al Govern. Sobre todo, a la consejera de Educación, Anna Simó, que lleva seis meses en el cargo tras sustituir al polémico Josep Gonzàlez-Cambray. Un consejero que será recordado por sus constantes rifirrafes con sindicatos, profesionales del mundo de la educación y partidos de la oposición que llegaron a pedirle su dimisión en reiteradas ocasiones.
Finalmente, las huelgas educativas y el batacazo de ERC en las elecciones municipales del 28 de mayo alentaron al president de la Generalitat, Pere Aragonès, a asumir responsabilidades y cesarle del cargo. Y es que no cabe duda de que un contexto electoral es una oportunidad para quitarse de encima a aquellos representantes que no suman votos. Cambray restaba apoyos a Esquerra Republicana.
"De observadora a dar golpes de autoridad"
Hoy, ante los rumores de un adelanto de las elecciones en Cataluña -previstas para febrero de 2025-, el gobierno de la Generalitat se fija la misma estrategia. Según han explicado fuentes cercanas a Crónica Global, la consellera quiere apartar a personas que proceden del equipo de su antecesor, dando así carpetazo a la era de Cambray.
Simó ha decidido pasar de ser una “mera observadora” a coger las riendas de su departamento y “dar golpes de autoridad”. Ya lo hizo en su día con Núria Mora, entonces la mano derecha de Cambray. Dejó el cargo con varias polémicas a sus espaldas, entre ellas la puesta en marcha de un plan para mejorar el uso social del catalán en los colegios.
Carles Vega, conocido por sus "pocas habilidades"
Ahora está en la diana el presidente del Consell Superior d’Avaluació del Sistema Educatiu de Catalunya (CSASE), Carles Vega, también elegido por Cambray y conocido en el mundillo por sus “pocas habilidades”, apuntan las mismas voces. Y es que él debería haber dado la voz de alarma sobre la caída del nivel de los alumnos catalanes, pues el CSASE es el órgano encargado de analizar y evaluar el sistema educativo para, después, “proporcionar a la Administración datos que le permitan tomar decisiones adecuadas”.
La propia Simó ha puesto en duda su capacidad a raíz de que el secretario de políticas educativas, Ignasi Garcia Plata, y el director general de Innovación, Digitalización y Currículum, Joan Cuevas, atribuyesen los pésimos resultados de PISA a una supuesta “sobrerrepresentación” del alumnado migrante de cuarto de la ESO, el curso examinado en pruebas de matemáticas, ciencias y comprensión lectora.
"Un error imperdonable"
En una entrevista en el diario Ara, la consellera considera que estas palabras “racistas” son un “error imperdonable” del Consell Superior de Valoración. Si bien no se conocen los plazos que maneja, sí prevén “cambios profundos” a partir de enero, aunque no se descarta que puedan darse antes según cómo avancen los acontecimientos.
Por ahora, el nombre que hay encima de la mesa es el de Vega, ya que los otros dos responsables son, en primer lugar, afines a la Fundació Bofill –en el caso de Cuevas— y un elegido por la propia Simó –en el caso de Plata-. No obstante, los sindicatos educativos presionan a la conselleria para que sean cesados por su "desconocimiento" de la escuela pública, dicen desde Ustec -la organización mayoritaria-.
Las mismas voces advierten a la consejera de que el informe PISA, que da unos pésimos resultados a Cataluña, requiere la asunción de responsabilidades y la toma de decisiones. “Ya no hay excusas”, avisan a Aragonès, quien tiene interés en lavar la imagen de su gobierno tras esta crisis que no hace más que empeorar sus perspectivas electorales.