El Govern carga a la industria, la ganadería y los gimnasios los primeros sacrificios por la sequía
- La última andanada de restricciones en el consumo de agua, que entraría en vigor en enero de 2024, incluye la paralización de nuevos proyectos privados
- Los empresarios se sienten en el ojo del huracán por la falta de inversiones hidráulicas de la Generalitat durante la última década
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El Govern ya ha encontardo los chivos expiatorios de la grave sequía que sufre Cataluña. El consejero de Acción Climática, David Mascort, informó ayer que, en caso de que se declare la fase de emergencia en enero de 2024 (y nada hace pensar lo contrario), los agricultores y ganaderos, los gimnasios y la industria encajarán buena parte de los sacrificios por la falta de agua.
No solo en forma de restricciones de uso, como la prohibición de ducharse en establecimientos deportivos, sino también en la suspensión de licencias para la puesta en marcha o ampliación de cualquiera de estas actividades.
Falta de inversiones
Una andanada de limitaciones que ha enervado al empresariado. Mascort avanzó este movimiento acorralado por las críticas de la oposición, que reprochan al Govern su lacerante falta de inversiones en infraestructuras hidráulicas.
Cataluña tiene las mismas desaladoras en servicio que dejó el tripartito en 2009 y no ha desarrollado suficientemente la regeneración del agua, pese a que esta tecnología cubre actualmente buena parte de los usos hídricos no potables en el área metropolitana de Barcelona.
Puntilla a la industria
Ante esta situación, fuentes de Foment del Treball alertan: "No acabemos de hundir la economía del país" ni "traspasemos la responsabilidad por la delicada coyuntura a la actividad productiva". "Estamos ante la manifestación más evidente del desgobierno en Cataluña durante los últimos diez años", manifiestan otras fuentes empresariales. "Ya no solo por la noticia en sí, sino por la desconfianza que proyecta sobre el futuro del país. Ninguna sociedad avanzada está en esta situación [de carencia de agua]", añaden.
Además, se recuerda que las medidas afectarían a actividades dañadas aún por los sobrecostes energéticos y de suministro, como la industria textil. Complicar sus planes de futuro en un contexto convulso por la incertidumbre económica y geopolítica no suma, sino que resta.
"Palos de ciego" del Govern
Desde el sector agropecuario se habla directamente de "medidas populistas de cara a la galería". Y se pone en valor el sentido común de las propias explotaciones agrarias: "Nadie se atreverá hoy a solicitar una licencia de ampliación de una granja si no tiene asegurada suficiente agua".
Un representante de la industria que participó en la última reunión de la Taula Nacional de l'Aigua critica que el Govern reproche a los productores que usen agua en bienes que se exportan, como el melocotón y la carne de cerdo.
Los gimnasios se defienden
La falta de sensibilidad se extiende a los propietarios de instalaciones deportivas. Al igual que otras ramas de actividad, los dueños de gimnasios arrastran los efectos de la inflación y, además, del parón obligatorio por el Covid. Por eso, no se comprende este ensañamiento con una actividad que, para más inri, tiene especial cuidado en el consumo de agua.
"Por ley, los gimnasios tenemos sistemas de recirculación del agua caliente, temporizadores en las duchas... incluso caudales más pequeños de los que hay en los hogares", comenta un dirigente patronal, que afea además la falta de interlocución de la Administración. Pero el Govern parece haber elegido a sus cabezas de turco. Si nada cambia, a principios de año los empresarios cargarán sobre sus espaldas los deberes sin hacer de la Generalitat.