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Política

El Govern de Aragonès entra en pánico: ‘sálvese quien pueda’ entre los consejeros de ERC

Las malas previsiones electorales, la soledad parlamentaria del 'president' y el descalabro en las municipales y generales, han provocado que los 'consellers' hayan desarrollado estrategias individualistas para mantenerse sin sobresaltos en sus cargos el poco tiempo que queda de legislatura

19 noviembre, 2023 00:00

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Una vez superada la investidura de Pedro Sánchez, los partidos catalanes activan el chip para la próxima cita electoral en Cataluña. Si bien los comicios autonómicos están previstos para febrero de 2025, hoy por hoy nadie descarta un adelanto sorpresa ante la debilidad del Govern de Pere Aragonès. No sería la primera vez que esto ocurre en Cataluña, donde los mandatos suelen ser más convulsos y cortos que en el resto de comunidades autónomas.

Tras la ruptura con Junts --cuya militancia avaló salir del Ejecutivo autonómico por las discrepancias con ERC en la hoja de ruta independentista-- los republicanos se vieron obligados a lanzarse a los brazos de PSC y comunes, que se han convertido en el principal apoyo parlamentario, pero también azote, del president.

El portavoz de los comuns en el Parlament, David Cid y la presidenta de los comuns en el Parlament, Jéssica Albiach

El portavoz de los comuns en el Parlament, David Cid y la presidenta de los comuns en el Parlament, Jéssica Albiach EUROPA PRESS

Próximo reto: presupuestos 2024

Pero este soporte no sale gratis. Aunque los dos partidos dieron luz verde a los presupuestos de la Generalitat para 2023, no negociarán los de 2024 si el Govern no cumple con lo acordado. Firmar el convenio entre la Generalitat y el Gobierno para desarrollar el tramo de la B-40 que debe conectar Terrassa, Sabadell y Castellar del Vallès y la aprobación del Plan Director Urbanístico (PDU) del Hard Rock son dos de estos proyectos “imprescindibles” para el principal partido de la oposición.

"No haremos pasar el carro por delante del caballo. Primero, evaluación del acuerdo de 2023, eso es el caballo. Y después, análisis del Presupuesto de 2024, eso es el carro", ha expresado en los últimos días el líder de los socialistas, Salvador Illa, que ha mantenido la mano tendida a Aragonès para sacar adelante políticas útiles para la ciudadanía. En la misma línea se posicionó la portavoz, Alícia Romero, el viernes en rueda de prensa: “Para nosotros es imprescindible que estos dos proyectos estén finalizados en los términos que se acordaron”. De lo contrario, sería “muy difícil” que el PSC entre en una negociación.  

¿Habrá adelanto electoral?

Tanto Illa como Jéssica Albiach (Catalunya en Comú Podem) han dejado claro que es Aragonès quien debe ponerse las pilas si quiere mantener la legislatura a la altura de las circunstancias. Y los presupuestos son claves para ello. Por eso, no cabe duda de que, si no logra el apoyo necesario para sacar adelante las cuentas del año que viene, la legislatura difícilmente podrá sostenerse. Ante esta posibilidad, hay quienes no descartan un adelanto electoral.

El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, y el líder del PSC, Salvador Illa (d), firmando el acuerdo de Presupuestos de la Generalitat para 2023 el pasado febrero

El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, y el líder del PSC, Salvador Illa (d), firmando el acuerdo de Presupuestos de la Generalitat para 2023 el pasado febrero EFE - Andreu Dalmau

Según el último barómetro del Centro de Estudios de Opinión (CEO), el partido de Oriol Junqueras quedaría en segunda posición, por detrás del PSC que obtendría entre 39 y 45 escaños. Si hoy se celebrasen elecciones al Parlament, ERC lograría entre 29 y 34 sillas. Un resultado similar al actual –33--, pero que de poco serviría al no tener mayoría absoluta el independentismo. Así, quedan muy lejos esos años en los que ERC, Junts y la CUP sumaban de manera holgada para hacerse con el gobierno.

Los 'indepes' pierden la mayoría

Las malas previsiones electorales, la soledad parlamentaria del president y el descalabro del partido en las elecciones municipales y generales de este año, han provocado que los actuales consellers de Esquerra Republicana hayan entrado en pánico e iniciado una suerte de sálvese quien pueda, desarrollando estrategias individualistas para mantenerse sin sobresaltos en sus cargos el poco tiempo que queda de legislatura. Y es que no cabe duda de que, de ir a las urnas, el partido obtendría unos resultados que difícilmente les permitiría conservar el poder que hoy ostentan en el Palau de la Generalitat, obligados así a marchar a la oposición o a ver notablemente disminuidas sus cuotas de poder pactando de nuevo con Junts o con el PSC y los comunes.

Este desánimo no ha pasado desapercibido para importantes representantes de sectores económicos y sociales. En declaraciones a Crónica Global, manifiestan la percepción de que los consejeros muestran “más interés por mantenerse en sus cargos” que por gestionar de forma ágil y eficiente las problemáticas de sus departamentos.

¿Junqueras o Aragonès?

A esta situación hay que añadirle un problema político de gran envergadura para los republicanos, y es la bicefalia actual que rige las decisiones más importantes de la formación. Pese a que Aragonès ostenta la Presidencia de la Generalitat, Junqueras ejerce como líder moral de la formación después de haber salido de la cárcel, ganando cada vez más protagonismo hasta el punto que selló el acuerdo de investidura con el ministro de Presidencia, Félix Bolaños, o se telefoneó con Pedro Sánchez en los momentos más tensos de la negociación.

El ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, firma el acuerdo de investidura de Pedro Sánchez con el líder de ERC, Oriol Junqueras

El ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, firma el acuerdo de investidura de Pedro Sánchez con el líder de ERC, Oriol Junqueras ERC

En este sentido, no es un secreto que Junqueras tiene la intención de regresar como candidato del partido para las próximas autonómicas, una vez haya sido amnistiado y si los plazos legales lo permiten. Es por ello que Aragonès trata de "enrocarse en la silla" y aguantar dignamente lo que queda de la legislatura, no queriendo ni oír hablar de la posibilidad de un adelanto electoral que, casi con toda seguridad, le apearía de la tan codiciada Presidencia de la Generalitat.