“No en mi nombre. Ni amnistía ni autodeterminación”. Ese es el lema de la manifestación que tendrá lugar este domingo a las 12:00 del mediodía en el paseo de Gràcia de Barcelona para protestar ante la posibilidad de que el Gobierno conceda esta medida de gracia a los líderes y encausados del procés. Una concesión que formaría parte del acuerdo para que los partidos secesionistas catalanes -ERC y Junts per Catalunya- den su apoyo a la investidura de Pedro Sánchez.
Elda Mata (Barcelona 1953) es la presidenta de Societat Civil Catalana (SCC), la asociación constitucionalista convocante de la movilización de este domingo, a la cual se han sumado decenas de entidades afines más. En esta entrevista con Crónica Global advierte sobre el “ataque a la línea de la flotación de la democracia” que supondría la concesión de esta amnistía “de políticos y para políticos”, y el descrédito en el que dejaría sumida a España ante sus socios europeos. Y es que, según señala, con ello se deslegitimaría al Poder Judicial y se daría la llave a los impulsores del golpe secesionista de Cataluña de 2017 para dar nuevos pasos hacia la “ruptura” del país, empezando por la realización de un referéndum de “autodeterminación”.
- - ¿Por qué ven necesaria la manifestación?
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La junta directiva de Societat Civil Catalana ha convocado esta manifestación porque, como en cualquier democracia, las asociaciones civiles actuamos como fiscalizadores de los partidos políticos, y de las posibilidades de que se tomen decisiones sobre las cuales no hemos sido ni consultados ni propuestos.
En este momento, la amnistía que se baraja a cambio de los votos de los nacionalistas para darle la investidura a un candidato nos parece algo gravísimo en un marco jurídico como el de España, que es una democracia solvente. Bajo nuestro punto de vista, y el de todos los juristas independientes, no tiene cabida en la Constitución. Es una medida de gracia que no está pensada para hacerse de políticos a políticos, ni tampoco para quien ha sido juzgado con todas las garantías de un proceso jurídico intachable, como ha sido el caso.
- - ¿Y por qué les parece tan peligrosa la posibilidad de una amnistía para los encausados del ‘procés’?
- Societat Civil se ha opuesto siempre a las cesiones continuas al nacionalismo, que lo único que ha hecho ha sido debilitar al Estado, y situar a los catalanes constitucionalistas con menos derechos que el resto de los españoles. El indulto no borró los delitos cometidos, pero ese fue el primer paso para que ahora se exija una amnistía que nos situaría en una casilla imposible de gestionar en una democracia. Sería como decir: no pasó nada en 2017, se ha juzgado improcedentemente a los líderes del procés (y a los que quedan por juzgar, como Carles Puigdemont) y, por tanto, ni existió el delito ni todas las consecuencias. Como puede ser por, ejemplo, utilizar recursos públicos a través de la malversación para hacer un referéndum, que ya dejaría de ser ilegal (el del 1 de octubre de ese año, pero también el del 9 de noviembre de 2014); también serían legales y no anticonstitucionales, posiblemente, las mal llamadas leyes de desconexión que se tramitaron en el Parlament el 6 y 7 de septiembre de 2017… Y si todo eso no existió, y el referéndum era legal, podemos ir a la siguiente conjetura: podía ser perfectamente lógico que se proclamara una DUI. Y que cuando Puigdemont declaró la independencia de Cataluña, aunque durara ocho segundos, pues era legal. Eso es un toque en lo que es la línea de flotación de la democracia y el paso siguiente, sin necesidad de abrir muchas más puertas, la autodeterminación.
- - ¿Tan grave lo ven?
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Es una situación gravísima, más que en 2017. En 2017 los partidos constitucionalistas estaban muy claramente posicionados en que los que habían infringido la ley eran los nacionalistas. Ahora, la propuesta que puede haber sobre la mesa en cuanto a la amnistía sería una exigencia del nacionalismo a cambio de muy pocos votos en el Congreso, y representando a una parte respetable, pero ínfima, de los españoles que hemos votado.
A pesar de que hay quien dice que no se ha puesto sobre la mesa, entendemos que es evidente que sí. La vicepresidenta del Gobierno en funciones, Yolanda Díaz, ha estado en Bruselas hablando de esta negociación. Su partido, estando en la coalición de Gobierno, no puede sustraerse a lo que está haciendo: verse con Puigdemont y negociar con un prófugo de la justicia. No sólo es humillante, sino que nos pone en una contradicción continua delante de nuestros socios europeos, como puede ser poner en tela de juicio lo que el Poder Judicial lleva por los derroteros de la justicia, como tiene que ser en un Estado democrático y de derecho como es España.
Por eso hemos creído imprescindible que ante un hecho de esa enorme trascendencia, y al cual nos oponemos al igual que muchos ciudadanos de este país, teníamos que convocar la manifestación para darles voz, ya que no se nos preguntó en las últimas elecciones una cosa de tal gravedad. Si se puede estar empezando a cocinar esto ahora, la única manera que tenemos de expresarnos cuando no hay un período electoral es manifestando nuestra repulsa en la calle.
- – Como comenta, en las últimas elecciones, la amnistía a los dirigentes del ‘procés’ no figuró en el programa ni en la campaña electoral del PSOE. ¿Les sorprende cómo han evolucionado los acontecimientos?
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Si ni siquiera se puso sobre la mesa para que los españoles tengamos algo que decir, y saber lo que votamos en campaña electoral, temas de esta gravedad no pueden surgir como si fueran una seta. Llevamos ya 45 años de cesiones y pactos nefandos: el del Tinell en su momento, antes el del Majestic… Esperamos que se pueda revertir en algún momento la orfandad que padecemos los constitucionalistas en Cataluña. Desde luego, concediendo amnistías y autodeterminaciones no lo sería en absoluto. Nosotros reclamamos tener los mismos derechos que el resto de los españoles, y que se respete que la soberanía nacional reside en cada uno de los españoles, no en las exigencias de un grupo de parlamentarios de Cataluña, que ni siquiera representan a la mayoría de los ciudadanos. Ni que acaben pactando lo que representa una partición total de nuestro ordenamiento jurídico.
Nuestra Constitución garantiza la igualdad de todos los españoles, de eso se trata. Pero esto es un trato de políticos a políticos obviando absolutamente al ciudadano y a la sociedad civil, que somos los que votamos.
- – ¿Cree que la amnistía rompe la igualdad de la ciudadanía ante la ley y la separación de poderes?
- Absolutamente. Lo primero que cuestiona son los juicios de 2017. ¿Qué seguridad jurídica podemos tener en España si, después de ver lo que ha pasado, ya se han dado indultos sin que los beneficiarios hayan pedido ni siquiera perdón? Y encima, ahora se estudia la posibilidad de borrar esos delitos que fueron juzgados y sentenciados, o que están pendientes de ello. Esto es difícil de entender en un Estado democrático.
- – Sin embargo, el Gobierno insiste en su argumento de que medidas de este estilo sirven para “apaciguar” a los nacionalistas. ¿Usted cree que ha sido así, o que puede ser así?
- Societat Civil Catalana ya se opuso hace dos años a los indultos. Dijimos que era una cesión más, y más cara, que debilitaría al Estado. Que no serviría más que para dotar de más impunidad al nacionalismo desleal que estaba desestabilizando la democracia española. Que era un paso en la hoja de ruta que nos llevaría al siguiente, que es donde ahora estamos, que es exigir la amnistía. No hemos creído nunca que esas cesiones hayan ido en beneficio de Cataluña, ni del resto de España. La amnistía es inconstitucional, por eso nos oponemos totalmente. Uno de los fines de nuestra asociación es defender el marco constitucional, y lo que se quiera cambiar, se tiene que hacer dentro de ese marco. Lo que lleva haciendo el nacionalismo, con cierta ayuda del PP y el PSOE, los partidos que han gobernado España, es ir ahondando estas cesiones continuas. No se ha pacificado nada y estamos peor que nunca.
- - ¿Por qué?
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Es que, además, la decadencia de Cataluña es muy obvia. ¿Por qué se van las empresas? ¿Porque tienen manía persecutoria? No, en absoluto: en Cataluña no existen las mismas garantías jurídicas que en el resto de España. Societat Civil llevó un informe al comisario europeo de Justicia, Didier Reynders, explicándole que en Cataluña no existe la misma justicia que en el resto de España: entre otras cosas, porque ni siquiera se cubren las plazas, porque no hay quien venga. ¿Cómo acabó la entrada del domicilio del juez Llarena, por osar oponerse a la ilegalidad de las acciones de los nacionalistas? Y que ahora estos puedan ver recompensada su deslealtad y su desobediencia a nuestro marco jurídico con la desaparición de sus delitos... ¿qué más queda ya? Al final, el premio gordo sería que el Tribunal de Cuentas les tuviera que devolver el dinero por sus referéndums ilegales. No tiene ni pies ni cabeza.
Es un tema tan desquiciado que lo increíble es que en un país de la Unión Europea, con una democracia plena, estemos hablando de una amnistía para quienes delinquieron contra el Estado de derecho y la unidad de todos los españoles.
- - Esta misma semana, la portavoz del Govern, Patrícia Plaja, ha llegado a decir que manifestarse contra la amnistía y el referéndum es “ir contra los catalanes”, y que los convocantes de la protesta (ustedes) tienen “catalanofobia”. ¿Cómo lo valoran?
- Esas declaraciones fueron muy graves, porque la señora Plaja nos ha señalado de forma particular. No son declaraciones privadas, es la persona que habla en nombre del Gobierno de la Generalitat. Dudo mucho de que la señora Plaja haya tenido el menor interés en estudiar nuestros estatutos ni en saber a lo que nos dedicamos, sino que puramente, como pasa en Cataluña bajo el régimen nacionalista, cualquier persona que no está dentro de la tribu es excluida y, por supuesto, tildada de facha y anticatalanista. Eso es continuo. Al presidente Pere Aragonès le pedimos hace bastante más de un año que tuviera a bien concedernos una reunión, y sigue sin encontrar el momento. Pero a nosotros no nos puede sorprender, el nacionalismo necesita un cabeza de turco, y en ese caso somos todos los constitucionalistas. Y si, además, tiene un objetivo como Societat Civil, evidentemente van más a por nosotros, está claro.
- Pero así no se gobierna para todos, porque son declaraciones del Govern de la Generalitat después de reunirse. No es un comentario cualquiera. El Govern, que desde luego no es neutral (no lo ha sido en ningún momento), habla en nombre de todos los catalanes, se le llena la boca hablando en nombre de todos los catalanes, pero sabe que la mayoría de los votantes de Cataluña no somos nacionalistas. Sin embargo, gracias a la ley electoral, acaban teniendo el dominio del Parlament. Cosa que, quizás, los partidos que tienen la posibilidad deberían estudiar cómo poner fin a esta situación irregular. Y a nivel de toda España, más irregular, si cabe, es el hecho de que una minoría esté imponiendo sus condiciones sobre el resto de España. La democracia es el gobierno de la mayoría con el mayor respeto por las minorías. Pero lo que se puede dar es que, al final, acabe decidiendo lo que pasa en la gobernabilidad del país un partido que tiene 400.000 votos.
- - ¿Qué solución ven, entonces?
- Nuestro llamamiento siempre es a los pactos de Estado. En este momento, con el nacionalismo en su momento de mayor debilidad, cuando ha tenido menos votos que nunca, y cuando Puigdemont estaba en Bruselas sin que nadie le hiciera ya caso, resulta que se le da protagonismo y dice que tiene la llave de la gobernabilidad de España. Pues bueno, nadie tiene ninguna llave si no se la da alguien antes. ¿Es la única manera para gobernar España, ponerse en manos del nacionalismo? Llevamos muchos años en que los partidos, para llegar al poder, han cedido ante el nacionalismo. Y así estamos donde estamos, cada uno con su parte de responsabilidad.
- - Antes ha dicho que Societat Civil lleva un año esperando reunirse con Aragonès. ¿Puede dar más detalles?
- Sí, nosotros pedimos una reunión con la Generalitat, y al cabo de unos meses insistimos, pero nos dijeron: 'estamos intentando ver cómo lo colocamos en la agenda'. No puede ser que un presidente de la Generalitat que se jacta de gobernar para todos los catalanes y que habla en nombre de todos los catalanes no pueda recibir a la entidad de referencia del constitucionalismo en Cataluña.
- - ¿Y cómo lo valora?
- Es el típico desprecio del nacionalismo excluyente y supremacista. Se les ha dejado hacer, y ahí está el desastre en la Educación, la conculcación de derechos sobre la lengua, la falta de control de los contenidos de los libros de texto en las escuelas, las cesiones en materia de seguridad, etcétera. Ellos tienen una hoja de ruta muy marcada. Quedó claro cuando en 1990 Jordi Pujol hablaba de su agenda 2000. Esa ventaja han tenido. Tienen un objetivo claro, unas ideas que han seguido, unos medios de comunicación, la administración desleal de las instituciones y el presupuesto. Con estos tres medios es evidente que han gobernado sólo para una parte de los catalanes. Y, además, mal, porque Cataluña está en decadencia, el talento no se queda aquí, las empresas se van por esa inseguridad jurídica... Esto es un perjuicio del cual es responsable la Generalitat. Realmente, les importa muy poco si la Educación mejora o no: Cataluña está a la cola en resultados sobre Educación en España. ¿No creen que estamos haciendo algo mal? Yo no tengo ninguna duda de que lo saben perfectamente.
- – Hablando de la manifestación, ¿cómo valoran la decisión del PSC de no acudir?
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No la valoramos, tampoco es un tema que sigamos. Nosotros hemos hecho una convocatoria a la ciudadanía y a las entidades y asociaciones civiles. No hacemos valoración sobre las personas del ámbito político que van a venir ni las que no van a venir. Bienvenidos todos los que estén con nosotros este domingo 8 de octubre en Barcelona.
También le digo que no nos cabe ninguna duda de que hay muchísimas personas, en todo el espectro del ámbito político, preocupadas por la amnistía. Desde la izquierda hasta la derecha, obviamente. En la izquierda, también: han surgido voces cualificadas que han advertido de que sería inconstitucional y algo sin parangón en una democracia. Para nosotros, es una convocatoria ciudadana que tiene un lema muy claro: “no en mi nombre: ni amnistía ni autodeterminación”. Habrá gente de todas las ideologías, evidentemente.
Nosotros lo que queremos con la manifestación es decir: ‘oiga, esto son palabras mayores, con esto no se puede jugar y la ciudadanía no está de acuerdo’. Y que se tenga en cuenta a esa voz de la ciudadanía que no se ha podido expresar en las elecciones porque no se les preguntó sobre ello.
- – En el caso de que la amnistía se produzca, ¿ustedes se plantean tomar medidas legales? Y si es así, ¿cuáles serían?
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El primer paso es que la ciudadanía demuestre en la calle que es absolutamente contraria a conceder una amnistía y a proceder después a la autodeterminación. Esto tiene que quedar clarísimo, tiene que ser un mensaje a quien tenga la tentación de trabajar en esa línea, que la deseche. Ese es el primer objetivo.
E igual que somos beligerantes en el tema, porque si no, no estaríamos convocando una manifestación, lo continuaríamos siendo después. Porque es perjudicial, porque rompe la igualdad entre españoles, porque destruye la base firme de un Estado de derecho democrático como el que tenemos en España.
- - ¿Y qué creen que debería hacerse para poner fin a las exigencias de los nacionalistas? ¿Más cesiones, o quizás limitar más las competencias?
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Que no se me entienda como un consejo, porque no soy quién para darlos, pero si tuviera que empezar por alguna parte, iría a los orígenes de la Unión Europea, que se funda para evitar que Europa vuelva sucumbir ante los nacionalismos. Vivimos una época en la que los nacionalismos se utilizan para desestabilizar, en este caso a España a través de Cataluña, y de ahí a la Unión Europea.
Hemos creado la mejor Europa en estos últimos 80 años. Empecemos a estudiar por qué. Y qué es el nacionalismo, y qué pretende. ¿Eso es lo que se quiere, ceder al supremacismo que siempre lleva implícito el nacionalismo? Se ha escrito mucho sobre este tema, se ha sufrido muchísimo con él. ¿Es que el nacionalismo catalán es diferente que los otros nacionalismos? No: el germen del nacionalismo es perverso y siempre es el mismo. No será por falta de datos ni de posibilidades de aprender sobre las experiencias pasadas. Y desde ahí, construir. Construir con lealtad entre los partidos principales en España, que han gobernado, y que saben que, en 45 años, han profundizado en la injusticia de lo que está pasando en Cataluña, y cómo esto afecta al resto de España.
Si quisieran, no me cabe duda de que se pondrían a hacerlo. Han de olvidarse de la ventaja partidista de un determinado momento, que es circunstancial. Lo que se cede, queda allí y volver atrás es muy difícil. Si se pusieran de acuerdo en no ceder más: empecemos a estudiar, pero de momento no cedamos más. La máxima claudicación es una amnistía. Por eso salimos a la calle el domingo.
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