No es un secreto que ERC y Junts mantienen una cruenta batalla por la hegemonía del independentismo desde hace años. Una batalla que se ha vuelto descarnada tras los acontecimientos de otoño de 2017 y, especialmente, tras la ruptura del Govern de coalición liderado por Pere Aragonès en octubre del año pasado. Ahora, con la Diada del 11 de septiembre en plenas negociaciones para la investidura, ambas formaciones se dan cita en una jornada clave para medir los apoyos y el estado de ánimo del independentismo.
Quienes antaño fueran socios y colaboradores necesarios para avanzar en la hoja de ruta independentista, este lunes se verán las caras convertidos en enemigos íntimos como consecuencia de las distintas estrategias que les han enfrentado para seducir al electorado catalán en los últimos años.
Unos logros ya descafeinados
ERC ha apostado todo a "la mesa de diálogo" con el Gobierno de Pedro Sánchez durante la pasada legislatura, lo cual le ha granjeado algunas victorias, como los indultos y la reforma de la sedición y la malversación. Unos logros que, ahora, son percibidos como descafeinados por parte de la base independentista que les acusa de haberse alejado del objetivo de la independencia y de convertirse en "botiflers y traidores" en manos del Estado.
Ese fue, precisamente, el motivo por el que el president de la Generalitat no acudió a la manifestación de la Diada del año pasado. Un hecho insólito que le granjeó críticas de propios y extraños, pero que en aquel momento fue considerado por los republicanos como el mal menor después de las discrepancias con Junts y la necesidad de evitar una mala imagen con las elecciones municipales en un futuro no muy lejano.
Ahora, después de una debacle en dichos comicios y en los generales --adelantadas por Pedro Sánchez para el 23 de julio--, ERC parece auto enmendarse y, esta vez, sí que acudirá con el president a la Diada. Pero esta decisión no les librará del boicot de los CDR, que vienen amenazando en redes sociales con calentar la jornada frente a la "opresión" del Estado con el que están negociando ERC y Junts para investir a Sánchez.
Junts, en la diana de la ANC
La sucesión de desencuentros de ERC con la base independentista desde que vienen liderando el Govern es interminable y podría ser, a priori, una tormenta perfecta para hacer reflotar a Junts. No obstante, si bien esta formación ha sido coherente con la línea dura que defienden para avanzar hacia la independencia --salir del Govern, no pactar la Diputación de Barcelona con el PSC o no haber colaborado en la gobernabilidad de España durante la pasada legislatura--, ahora los de Carles Puigdemont se abren a negociar la investidura del socialista si el punto de partida es una amnistía para los implicados de una manera u otra en el procés.
Esta negociación, que está siendo cuidada por el prófugo y sus acólitos para que parezca mucho más dura que las que viene protagonizando ERC, ya está siendo la diana de los sectores más hiperventilados del independentismo. Entre ellos, la influyente Assemblea Nacional Catalana (ANC), con su presidenta Dolors Feliu, que les advertía que están cayendo en las mismas "trampas" que la legislatura anterior y que, si invisten a Sánchez perderán "todo el poder".
La Diada, un punto de inflexión
Es decir, que Junts estaría cometiendo el mismo pecado original que le ha costado a ERC un divorcio con las bases independentistas, además de perder buena parte de su electorado en las últimas citas en las urnas. Es por ello que Puigdemont viene realizando guiños en sus apariciones públicas a la ANC y no se prevén más avances en la investidura hasta que pase esta fecha tan señalada para el independentismo.
Algunas de las escenas vistas anoche en las distintas marchas con antorchas en las capitales de provincia y vítores por la independencia y en contra de negociar con el Estado algo que no sea la secesión, dan buena muestra de cómo la Diada puede convertirse esta tarde en una nueva pesadilla para ERC y en un primer tropiezo para Junts pese a sus esfuerzos por mantener una línea dura en los últimos años.
Veremos cuál de las dos formaciones sale más tocada de una Diada en la que ya sobrevuela el fantasma de una "lista cívica" impulsada por la ANC para las próximas elecciones autonómicas.