Diez días que estremecieron la dictadura convergente en TV3
El toque de atención de la consejera Vilallonga por el bilingüismo y el 'caso Rosell' son un intento desesperado por mantener la estructura que Brauli Duart, mano derecha de Artur Mas, impuso en TVC
5 julio, 2020 00:00Del 19 de junio al 29 de junio, las cosas se precipitaron en TV3. Entre la dimisión de Vicent Sanchis pedida por PSC por el caso Rosell y la injerencia lingüística confesada por la consejera de Cultura, Mariàngela Vilallonga, media una serie de temblores dentro de la cadena, menos mediáticos pero políticamente muy importantes. Porque, durante este tiempo, la dictadura convergente impuesta por el expresidente Artur Mas a través de su mano derecha, Brauli Duart, se ha resquebrajado.
Mientras tanto, la pugna entre Junts per Catalunya y ERC, ya en precampaña, y la tibia oposición del resto de grupos parlamentarios impiden la renovación de los órganos de dirección de la Corporación Catalana de Medios Audiovisuales (CCMA), como exigen los trabajadores de TV3 y Catalunya Ràdio, en aplicación de la nueva ley aprobada en noviembre de 2019, que eleva las mayorías parlamentarias y los requisitos profesionales exigidos para ocupar los cargos directivos.
La petición de dimisión de Sanchis
El pasado 19 junio, durante la comisión de control de la CCMA celebrada en el Parlament, el diputado del PSC, David Pérez, pedía la dimisión del director de TV3, Vicent Sanchis, por censurar el documental El caso Rosell, donde se eliminaron las referencias a los problemas judiciales del empresario Jaume Roures. Días atrás, Sanchis había echado la culpa de esos recortes del reportaje al jefe de Deportes de la CCMA, Christian Garcia, quien dimitió el cargo. El caso Rosell se cobraba su primera víctima, mientras que la gestión de Brauli Duart, el hombre de confianza de Artur Mas en el ente gestor, sufría un serio revés.
Duart creó, durante su convulsa presidencia de la CCMA, la dirección de Deportes, al mismo nivel que las direcciones de TV3 y Catalunya Ràdio. Christian Garcia ha sido el primer y único ocupante de tal cargo, ahora suprimido por Núria Llorach, la sustituta en funciones de Duart y compañera de partido (PDECat). Duart colocó a Garcia al frente de Deportes como su hombre de confianza. Y el balance no ha sido bueno.
El legado de Duart se desmorona
Mínima audiencia del canal de deportes Esport3, conflictos internos permanentes en la redacción de TV3 (recogida de firmas contra Garcia y del locutor deportivo Bernat Soler días antes de la dimisión), enfrentamiento institucional con el FC Barcelona, pérdida de derechos de transmisiones deportivas, y finalmente, el escándalo de la censura del documental sobre Sandro Rosell, expresidente del Barça. Rosell dejó clara su postura contra Sanchis en una entrevista con Mònica Terribas en Catalunya Ràdio.
La caída en desgracia de Garcia ha sido aprovechada por Llorach para tumbar la estrategia del expresidente Duart. “La difícil situación económica de la CCMA tras el Covid-19 justifica la eliminación del cargo de director de Deportes”, explican fuentes internas de TV3, ya que Garcia tenía un sueldo bruto anual de 100.000 euros y rango de alto cargo de la Generalitat. No obstante, las mismas fuentes aseguran que Garcia ha sido recolocado en la propia CCMA a la sombra de Llorach.
Fallido intento de nombrar un 'comisario'
Duart, actualmente secretario general de Interior --aseguran que es quien manda realmente en la consejería, dada la falta de experiencia de Miquel Buch--, fracasó en su intento de reducir la plantilla de TV3. Tampoco prosperó su intento de nombrar un único jefe de informativos para la televisión y la radio pública. “Pretendía nombrar a un gran 'comisario' bajo una supuesta confluencia de redacciones”. añaden las mismas fuentes.
Duart tuvo de forzar la dimisión de Jaume Peral como director de TV3 --ocupó el cargo entre 206 y 2017, y ahora dirige RAC1-- a raíz de un programa en directo emitido desde Manresa en el que se formularon preguntas muy incómodas al entonces presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont.
Duart colocó entonces a otro hombre de confianza de Artur Mas, Vicent Sanchis. Comenzó su mandato siendo reprobado por el Parlament, donde ahora se dedica a entrar en el cuerpo a cuerpo con los diputados de la oposición. Hasta el punto de perder los papeles, reírse y mostrarse irascible.
El duro comunicado de los trabajadores
El pasado día 24, el comité de empresa de TV3 emitía un duro comunicado en el que, por enésima vez, exigían la renovación de los cargos de la CCMA, culpaba de ese retraso a los enfrentamientos entre Junts y ERC, denunciaban el caso Rosell, la politización de la cadena --no han olvidado la irrupción de diputados de JxCAT en el plató de FAQs durante una entrevista de Quim Torra-- y el blanqueo de la figura de Jordi Pujol.
A esta delicada situación, se añadió el pasado día 29 las polémicas declaraciones de la consejera de Cultura, Mariàngela Vilallonga, quien aseguró haber dado “un toque de atención” a la televisión catalana por emitir una serie bilingüe, Drama. ”A veces veo demasiado castellano en TV3”, dijo. Vilallonga fue desautorizada por la consejera de Presidencia y portavoz, Meritxell Budó, en un intento de negar que el Govern controle la cadena pública.
Sin embargo, más allá de exigir explicaciones y comparecencia en el Parlament, la oposición no ha ido más allá en sus críticas, mientras que ERC esperaba medidas más contundentes por parte de PSC, Ciudadanos y los comunes para secundar una reprobación de Sanchis. Y, ante la caducidad de esta legislatura, nadie confía en que esa renovación en la CCMA se produzca antes de las elecciones catalanas.