Pedro Sánchez reeditará la presidencia del Gobierno el próximo martes por la mínima, con 167 votos a favor y 165 en contra. El cambio de sentido de voto de Ana Oramas, que romperá la disciplina de voto de Coalición Canarias, lleva al límite pero no bloquea el Gobierno de coalición en ciernes entre PSOE y Podemos. Esta es la principal conclusión de una sesión de investidura maratoniana que ha superado las 12 horas y en que Cataluña ha centrado el grueso de las intervenciones. En ella, el portavoz de ERC, Gabriel Rufián, llegó a renegar de una de las frases que ha repetido hasta la saciedad el independentismo catalán, "Madrid ens roba".
"Es mentira. A mi no me roba una señora de Malasaña o Lavapiés, me robó y me roba Rato, Bárcenas, Pujol y Millet", manifestó el republicano como colofón de su intervención ante la Cámara Baja, la más esperada de la jornada. En ella, reiteró que la mesa de diálogo bilateral entre el Ejecutivo que saldrá de la votación del Congreso y el catalán --que se debe activar a mediados de enero-- deberá llegar a una conclusión que será "refrendada por el pueblo catalán". La consulta a la que el PSOE --cuyo líder defendió ante el Congreso que no rompe España-- elude hacer referencia directa por el enrome rechazo que genera en todo el país.
Atrajo mucho más interés el discurso de ERC que el de la portavoz de JxCat, Laura Borràs, que reiteró su no con la denuncia del “golpe de estado” a la declaración de la Junta Electoral Central.
PP y Vox, los discursos más duros
Fueron PP y Vox los que se abonaron a esta grieta del pacto con los republicanos. Tal y como se esperaba, Pablo Casado y Santiago Abascal dirigieron los discursos más duros al candidato a la presidencia. El líder popular acusó a Sánchez de “poner en riesgo las bases de la democracia y del derecho” además de acusarle de “fake”, de impulsar un “Gobierno de pesadilla” y de estar en el “lado equivocado de la historia”. Además de reclamar que empiece la tramitación de otro 155 en Cataluña por la inhabilitación de la Junta Electoral Central de Quim Torra.
El líder de la extrema derecha exigió la detención del aún presidente de la Generalitat por lo que defendió que fue “otra declaración clarísima de rebelión y desobediencia” del independentista: su declaración institucional de que no iba a acatar la resolución de la JEC (un día después inició los trámites judiciales para dejarla sin efectos). Vox acusó al PSOE de integrar un “Gobierno bolivariano” que se apoya en una “cueva de traidores y cobardes” y promueve una “emboscada a la Constitución”, además de tildar de “timador de corbata morada” al futuro presidente.
Abascal se erigió como defensor de la “soberanía nacional” y amenazó con llevar a los tribunales a los que “traicionen” a España. Advertencia que va dirigida tanto a ERC como a JxCat, EH Bildu, PNV e incluso al diputado de Teruel Existe.
Arrimadas llama al transfuguismo
El discurso de la líder de Ciudadanos, Inés Arrimadas, también mantuvo un tono crítico. Sus 10 diputados propiciaron que interviniese en la fase final de la jornada y tras el discurso de ERC, por lo que su apelación al transfuguismo en la bancada socialista tuvo menos público. “Sólo se requiere a un valiente” para frenar la investidura, reclamó.
Inició su discurso con una advertencia a Sánchez, la de que “no se puede ser presidente del Gobierno a toda costa”, y se llevó un revolcón del presidente en funciones, que en esa parte de la jornada ya había asumido un tono plomizo. Le recordó su éxito en la ronda de llamadas a los barones socialistas y aseguró que la derecha del país se divide en un “Vox de tapa dura, un PP de tapa blanda y Ciudadanos…que sería la edición de bolsillo”.
Votación al mediodía
Fue el portavoz del PNV, Aitor Esteban, el que puso punto y final a la primera sesión de investidura. A pesar de los intentos de la mesa encabezada por Meritxell Batet de exprimir al máximo el tiempo del debate, EH Bildu y el grupo mixto, donde se integra la CUP, se quedaron sin tiempo para intervenir. Será con ellos con quien arranque la sesión de nuevo este domingo.
Se prevé que Cataluña esté otra vez en el centro del debate y se espera la primera intervención de los diputados más radicales del independentismo catalán que entraron en diciembre en el hemiciclo. El Congreso votará sobre el mediodía y Sánchez no obtendrá la mayoría necesaria. La investidura quedará entonces vista para el martes y con una advertencia incluida: nadie puede faltar a la sesión del día 7. Que el Gobierno de coalición llegue a buen puerto depende de un solo voto.