Los expertos aplauden el cambio del PSC respecto a la inmersión
Vilarrubias, De Ramón, Gracia, Peña, Mercader y Coll coinciden en valorar positivamente la flexibilización en materia lingüística educativa que propone la dirección de los socialistas catalanes
23 noviembre, 2019 00:00La apuesta de la dirección del PSC por tomar un nuevo rumbo en la política lingüística que se debe aplicar en el ámbito escolar --pendiente de su ratificación o modificación en el congreso que los socialistas catalanes celebran los próximos 13, 14 y 15 de diciembre-- ha generado una sorpresa positiva entre algunos de los principales expertos en este tipo de cuestiones y entre los analistas especializados en esta formación.
El borrador de la ponencia marco del 14º Congreso del PSC denuncia la “instrumentalización” de la lengua por parte de los nacionalistas, “especialmente en la escuela”, y apela a la diversidad lingüística “defendiendo el catalán y el castellano a través de un modelo plurilingüe en la escuela” con la “flexibilidad” que requiera la “realidad sociolingüística”. Un planteamiento que, en la práctica, supone la superación de la inmersión lingüística escolar obligatoria exclusivamente en catalán que el PSC ha promovido, defendido y aplicado en la educación pública desde los años 80 del siglo pasado, a pesar de que los tribunales han sentenciado en reiteradas ocasiones que se trata de un modelo ilegal.
“Esperado por los simpatizantes del PSC”
La catedrática de inglés de la Escuela Oficial de Idiomas de Barcelona y especialista en el análisis del modelo lingüístico educativo catalán Mercè Vilarrubias considera ampliamente “satisfactorio” el movimiento del PSC. “El documento plantea un mayor reconocimiento de la realidad bilingüe de Cataluña, así como mejorar la promoción del catalán con la inclusión del español en los diferentes ámbitos públicos”, explica. Algo que, además, “esperaban muchos votantes y simpatizantes del PSC”.
Sin embargo, la ensayista también alerta de que avanzar en esa línea será “complicado” porque “hay mucha oposición” mediática y política que trata la inmersión como “una cosa sagrada y la convierte en una cuestión casi religiosa”. Vilarrubias insiste en que “todo debe poder ser analizado para mejorarse” y denuncia que “en la actualidad hay una vulneración de derechos lingüísticos de los ciudadanos y un rechazo de las instituciones, de la administración y de la escuela al español”. “Espero que el texto del PSC vaya adelante”, concluye.
“Pasos pequeños” pero “en la buena dirección”
El diplomático y analista Juan Claudio de Ramón califica el borrador de la ponencia como “una muy buena noticia”. “Lo único que está haciendo el PSC es adaptar el modelo a las exigencias del sentido común y llevarlo hacia un terreno donde seguramente esté hoy el consenso”, señala. Y subraya que “la política lingüística de un partido federalista no ha de ser coincidente con la de un partido nacionalista”.
De Ramón admite que se trata de “pasos pequeños” pero, en todo caso, valora positivamente que vayan “en la buena dirección” y que sirvan para desmarcarse de la “visión intransigente y dogmática del modelo de inmersión lingüística” que se había impuesto. “Me gustará ver cómo los paladines de la inmersión defienden que el sistema puede incorporar el inglés y el francés pero no el español. Cuando eso ocurre, queda patente que hay una voluntad de excluir y que la falta de presencia del español en las aulas no responde a ninguna motivación pedagógica sino política”, sentencia el diplomático.
“Ni alarmismo ni melodrama”
El catedrático de literatura y escritor Jordi Gracia considera que “después de 30 años tiene sentido hacer un análisis técnico de la cuestión, sin ningún alarmismo ni melodrama”.
“Si hay desequilibrios visibles, porque por suerte Cataluña no es ni homogénea ni monolítica, convendría revisarlos sin embadurnar la educación con miserias políticas y mejorar las condiciones para que en Cataluña la población tenga y mantenga un dominio competente de ambas lenguas”, explica en declaraciones a Crónica Global.
“Tarde pero celebrado”
El historiador Manuel Peña valora positivamente el giro de la dirección de los socialistas catalanes en lo que habían sido sus planteamientos lingüísticos tradicionales, aunque considera que este viraje se ha realizado con retraso.
“Llega tarde, pero hay que celebrar que el PSC reconozca que el castellano también es lengua propia de Cataluña, y que por fin haya puesto la convivencia por encima del dogma de la nación”, explica.
“Salvar el consenso”
Para el periodista y articulista Jordi Mercader es “evidente que después de 40 años se tiene que poder flexibilizar la aplicación” de la ley educativa para “mejorar el conocimiento de las lenguas”. Algo que se puede debe hacer “en función de las condiciones sociolingüísticas”.
Sin embargo, el analista político destaca que es fundamental “salvar el consenso sobre la inmersión y sobre el catalán como lengua vehicular”. “Quedan pocos consensos en cataluña y perderlos sería negativo”, insiste. En todo caso, como “padre del modelo”, “el PSC se siente autorizado a mejorarlo, no de destruirlo”, añade.
“El catalán ya está normalizado”
El historiador y analista político Joaquim Coll ve “muy positivo” que el PSC “se atreva a revisar un modelo --que en realidad es un método-- que no puede ser un dogma o un tabú sino que debe estar en función de la realidad sociolingüística sobre la que se actúa”. “Hay que reconocer que la normalización del catalán se ha culminado, el catalán ya es una lengua normalizada en el marco de una sociedad bilingüe y, por tanto, es lógico que se normalice también el castellano en la escuela, manteniendo el catalán como centro de gravedad del sistema educativo, administración y medios de comunicación públicos puesto que es una lengua minoritaria y hace falta defenderla en la aldea global. Algo que no puede ir en contra del castellano ni esconder la realidad castellanohablante en Cataluña”, explica.
Coll señala que el modelo lingüístico escolar “es un debate que hace tiempo que estaba encima de la mesa” y “era el momento en que se abriera con normalidad”. “Pretender que el inglés se aprenda como lengua vehicular es contradictorio con impedírselo al castellano”, concluye.