Vender la piel del oso antes de cazarlo. Esto es lo que le ha ocurrido a la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, que ha visto como el plan maestro para lavar la cara del Puerto Olímpico está pinchando por el veto de la Generalitat de Cataluña. Ello significa que, contrariamente a lo que prometió, no puede cerrar las discotecas de la marina deportiva en 2020. Incluso aunque entonces siga al frente del consistorio.
La primera edil de Barcelona en Comú (BComú) vendió la renovación de esta zona litoral de la Ciudad Condal en febrero de 2018. Desgranó algunas cifras: una inversión de 39 millones de euros; pacificación y uso vecinal; expulsión de las discotecas y apertura de centros de divulgación del mar y un espacio de deportes náuticos. En síntesis: pasar de un puerto deportivo enfocado al ocio nocturno a uno familiar. El calendario, según la alcaldesa, estaba claro: obras a finales de este año, expulsión de los locales "problemáticos" en 2020 --con el vencimiento de las licencias-- y final de proyecto en 2022.
Bloqueado por el Govern
Todo es humo. El Ayuntamiento de Barcelona no es titular de la dársena, por lo que el Plan Director de Transformación dependía del traspaso de la gestión por parte del Govern en 2020. "La Generalitat no lo quiere firmar. El Puerto Olímpico es un activo potente del Ejecutivo autonómico y no lo quiere soltar así como así. Máxime cuando es también una jugosa fuente de ingresos", explican medios empresariales. En efecto, Port Olímpic de Barcelona SA (Pobasa) declara beneficios anuales de 250.000 euros, según el Registro Mercantil. La cifra es discreta, pero revela una instalación saneada. No se puede decir lo mismo de la mayoría de empresas municipales, agrupadas en Barcelona de Serveis Municipals (B:SM), que están hundiendo el conglomerado en el que se integraría Pobasa.
Recreación del Puerto Olímpico sin discotecas, tal y como prometió el Ayuntamiento de Barcelona / AJBCN
Preguntado por la cuestión, un portavoz municipal ha indicado que "todos los trámites pertinentes ya se han realizado, a la espera solo de la aprobación de la delegación de competencias por parte del Gobierno de la Generalitat, tal y como informamos". Se refiere el representante a la aprobación por parte del plenario municipal de la delegación de competencias en octubre de 2018. Por su parte, la portavocía de prensa del departamento catalán de Territorio y Sostenibilidad, que dirige Damià Calvet (JxCAT), no ha contestado a los requerimientos informativos de este medio.
Todo ello quiere decir que el plan maestro de Colau para el Puerto Olímpico está empantanado. La hoja de ruta está escrita. El pleno la aprobó. Pero la Generalitat, de momento, no cede. En otras palabras: no hay puerto para el ayuntamiento, por ahora.
Capitán: "No se ha firmado nada"
Inquirido sobre el asunto, el capitán del puerto, Joan Guitart, ha confirmado el extremo. "Los informes jurídicos se elaboraron y está todo preparado. Pero es cierto que, hasta la fecha, no se ha firmado nada", explica el directivo. Admite que ello "tiene un impacto sobre el calendario", pues las obras debían empezar a finales de 2019, como prometió Ada Colau en rueda de prensa en febrero de 2018.
Zona de restaurantes del Puerto Olímpico sin ocio nocturno, tal y como prometió el Ayuntamiento de Barcelona / AJBCN
"Hay otro problema --continúa Guitart--. El plan de actuación se debe reformular, pues el ayuntamiento preveyó iniciar las obras en verano, cuando hay menos barcos amarrados. Pero no es así. Olvidaron que en verano hay menos yates aparcados, sí, pero que hay muchísima actividad de motos acuáticas o parasailing, entre otros". Este elemento es otro freno para el plan de transformación. "Las obras se deberán empezar en invierno, algo que no estaba contemplado", ha reconocido el ejecutivo.
Negro sobre blanco: el ayuntamiento ni tiene la gestión ni ha hecho un calendario viable de transformación del Puerto Olímpico.
Front Marítim: otra mentira
El traspié del consistorio en el Puerto Olímpico no ha evitado que el Ejecutivo local de Ada Colau hiciera otro grandilocuente anuncio para la zona, esta vez en plena precampaña electoral. Anunció el pasado lunes Gala Pin, concejal de Ciutat Vella y Participación, que había acordado con el Gobierno la expulsión de las discotecas Opium, Pachá, Shoko y Carpe Diem del Frente Marítimo, situado junto al Puerto Olímpico, e instalar en la zona una subsede del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Horas después, el Gobierno desautorizó a Pin y recordó que existen negociaciones en marcha, pero que no se ha llegado a ningún acuerdo.
De hecho, fuentes empresariales han indicado a este medio que se está gestionando una reunión entre los operadores de los cuatro locales de ocio nocturno y el Estado, que es el propietario de los terrenos, ya que éstos se encuentran en Zona Marítimo-Terrestre (ZMT). La concesión de la Administración General del Estado (AGE) al ayuntamiento vence el 21 de junio, lo que no quiere decir que se vaya a desahuciar a los locales de ocio. De hecho, fuentes del sector apuntan a otras soluciones, como una adjudicación directa de la gestión a los cuatro negocios.
Entre bambalinas, el Hotel Arts maniobra también para quedarse con los espacios, tal y como avanzó este medio. Cualquiera de los dos escenarios dejaría en agua de borrajas la promesa de Pin, que el sector inmobiliario ve "excéntrica", habida cuenta de que los terrenos tienen un elevado valor --y rendimiento para el Estado-- y el CSIC puede instalar su Instituto de Ciencias Marinas en otra parcela.