Janet Sanz, Laura Pérez y Agustí Colom (izq) y Gerardo Pisarello, Gala Pin y Jaume Asens (der) / FOTOMONTAJE CG

Janet Sanz, Laura Pérez y Agustí Colom (izq) y Gerardo Pisarello, Gala Pin y Jaume Asens (der) / FOTOMONTAJE CG

Política

Auge y caída de los concejales de BComú

Janet Sanz, Eloi Badía, Laura Pérez y Agustí Colom se convierten en piezas clave del equipo de Ada Colau a las puertas de una precampaña electoral que se espera dura en la ciudad

22 julio, 2018 23:40

El final del curso político en el Ayuntamiento de Barcelona implica el disparo de salida de la precampaña para las elecciones municipales de 2019. El equipo de Gobierno de Ada Colau se ha quedado sin crédito para pactar con la oposición en el último año de mandato y ahora se refuerza para hacer frente al último tramo de la legislatura, la más compleja para sus intereses. Sin tener en mente abrir una crisis con cambio de caras en el consistorio, los responsables de BComú reordenan el equilibrio de fuerzas en el equipo de Gobierno local.

Janet Sanz se ha convertido en los últimos meses en la escudera de la alcaldesa. La líder de ICV es su principal baza a la hora de defender a capa y espada proyectos de todo tipo, desde los polémicos cortes de tráfico en el entorno de la Meridiana hasta el freno en la recuperación de la gestión pública del contrato de basuras por falta de acuerdos políticos. Por ello, fuentes del partido la sitúan en un papel clave de cara a los próximos comicios.

Badia, Colom y Pérez, tres concejales en auge

Algo parecido ocurre con Agustí Colom, edil de Empleo, Empresa y Turismo. El también profesor de teoría económica en la Universidad de Barcelona (UB) es de los pocos fichajes de BComú que ha sabido mantener su área sin apenas incendios. Todo ello pese al impacto exógeno como la crisis de la saturación turística o la destitución de Jordi William Carnes en el consorcio Barcelona Turisme. Pese a estos entuertos, está bien valorado en el sector por su talante dialogante y por haber firmado un plan estratégico de turismo, por polémico que sea. Se enervó recientemente, por ejemplo, cuando Pisarello quitó hierro al ataque de Arran a un autobús turístico.

Eloi Badia no tiene precisamente proyectos de éxito que le avalen. Ha acabado denunciado por su gestión errática en el derrumbe del Cementerio de Montjuïc y ha encallado en las grandes remunicipalizaciones que BComú quería tirar adelante. La contrata de basuras y otras dos de mayor calado, el agua y los servicios funerarios. Pero siempre se ha situado en el entorno más inmediato de Colau y de su marido, Adrià Alemany, que le consideran uno de los políticos más leales. Es un escudo para las crisis de la alcaldesa y dota de perfil ideológico al gobierno, por ello los comunes lo quieren mantener.

Cotiza también al alza Laura Pérez, concejal de Feminismos y LGTBI en el equipo de Colau. Ha conseguido pasar desapercibida haciendo labor callada para unir un colectivo tradicionalmente atomizado. "Hay una dura pelea por las subvenciones que ha sabido gestionar", indican voces cercanas al consistorio. Ha ganado enteros también al convertirse en nueva secretaria general de Podemos en Barcelona. Podría actuar de puente entre Colau y Pablo Iglesias, cuya relación no ha sido siempre fluida.

El ocaso de Pisarello

La trayectoria de Colom, Badia y Pérez contrasta con la de Gerardo Pisarello. Es diametralmente opuesta. El actual primer teniente de alcalde de la ciudad ha perdido públicamente la ascendencia y la protección que le brindaba la alcaldesa, que le acusa del fracaso en conseguir apoyos políticos que le facilitaran la legislatura y pudiera desarrollar sus grandes objetivos políticos. Prueba de ello es la paliza dialéctica que Colau permitió que Pisarello se llevara el pasado viernes, cuando el Ejecutivo local fue reprobado por su gestión económica."No sirve para esto. De aquí su soberbia, sus salidas de tono en las comisiones. Es un académico y no un político. Es incapaz de generar empatía y consenso", recalcan desde la oposición.

Además de la mala gestión presupuestaria de Pisarello, que ha llevado a la intervención de las cuentas locales por parte de la oposición, éste ha tenido choques constantes con los sindicatos municipales. CCOO tiene la mayoría de la representatividad local y apoyó a BComú durante la anterior campaña electoral. A priori era sencillo mantener la paz social en el consistorio, pero el intento de impulsar CGT de Pisarello --llegó a pedir a CCOO que le cediera sillas en la mesa de diálogo local-- y la negativa de aplicar el incremento salarial del 1% decretado por los tribunales ha minado esta confianza.

Pin y Ortiz, desaparecidas

Gala Pin era otra de las grandes bazas de BComú en las últimas elecciones, pero su acción política le ha pasado factura. Desde el partido indican que Colau no le ha perdonado que pinchara al conseguir los apoyos necesarios para sacar adelante la multiconsulta, su gran propuesta política del mandato unida a la remunicipalización del agua. Además, Ciutat Vella es ahora un terreno muy complicado para los comuns debido al escándalo de los narcopisos. "Pin no es política. En las reuniones largas se aburre, bosteza. Se pregunta qué hace allí. Por ello le han rebajado el perfil", indican fuentes de la oposición.

La pérdida de poder de Laia Ortiz se debe interpretar en clave interna de partido. De ICV, no de BComú. Sus choques con Sanz son conocidos en el seno de los ecosocialistas. Sus trayectorias ascendientes son paralelas y han protagonizado pugnas por el poder de la formación. La creciente ascendencia de Sanz sobre Colau implicaba en cierto modo como reacción la caída de Ortiz. Y la concejal ha decidido no librar esta batalla, por motivos personales, entre otros, indican desde su entorno.

Asens no se presentará

Los comunes no podrán contar con Jaume Asens en la próxima legislatura. Ya ha comunicado a la dirección que quiere dejar la primera línea política, una decisión en la que pesa su delicado estado de salud. En los últimos tres años no le ha impedido llevar al día todas las gestiones de su área de responsabilidad, pero sus allegados explican que le ha pasado factura y que se le recomienda bajar el ritmo.

Su compromiso con el proyecto político de BComú ha incluido episodios de tensión, especialmente por el procés. Asens es independentista, nunca lo ha escondido y ha intentado arrastrar al partido a la arena de los partidarios de la secesión. Colau intenta no comprometerse demasiado en este sentido, aunque no ha conseguido demasiados buenos resultados con este intento de equidistancia. Especialmente tras romper el pacto de Gobierno con el PSC por la aplicación del artículo 155. La jugada, de la que Asens era un firme defensor, ha puesto a los pies de los caballos al equipo de Gobierno local al final de la legislatura.