Una foto de archivo de un acto de la CUP

Una foto de archivo de un acto de la CUP

Política

Podemos, el Caballo de Troya de la CUP en Badalona

Así se fraguó la estrategia que permitió a la CUP acceder a la alcaldía de Badalona, una ciudad que históricamente se ha mostrado lejana al independentismo

25 junio, 2018 00:57

La normalidad política volvía la semana pasada a Badalona, la cuarta ciudad más poblada de Cataluña, tras la moción de censura contra Dolors Sabater y la vuelta al poder municipal del PSC. Desde que se reestableció la democracia en España, siempre habían gobernado partidos no-independentistas y no-nacionalistas catalanes en dicha ciudad, que en los años sesenta y setenta recibió una gran ola migratoria provinente del sur de España que transformó por completo el municipio.

Sociológicamente, Badalona es una ciudad no independentista, una constante que puede comprobarse a través de dos cuestiones factuales. En primer lugar, si se repasan los datos de las últimas elecciones autonómicas y generales en el municipio, los datos muestran que ningún partido independentista ha logrado aproximarse a la victoria de unas elecciones en número de votos en Badalona. En las pasadas elecciones autonómicas, Ciudadanos resultó la fuerza ganadora, doblando prácticamente en votos a ERC, que quedó en segunda posición. Por su parte, Podemos ganó las elecciones generales de 2016, por delante del PSOE, PP y Ciudadanos, y con ERC y CDC muy por detrás, en quinta y sexta posición, respectivamente. 

Bastión histórico del PSC

El segundo hecho a constatar es que esta ciudad históricamente ha estado gobernada por el PSC, que ha ganado todas las elecciones democráticas excepto las primeras de 1979 –ganadas por el PSUC–, y las dos victorias electorales consecutivas de García Albiol (PP) en 2011 y 2015.

Así pues, ¿qué es lo que cambió en 2015 para que una independentista como Dolors Sabater se hiciera con el poder de una ciudad no independentista como Badalona?

El problema de Podemos en las municipales

Para responder a esta pregunta, hay que remontarse casi a los inicios de Podemos, cuando la formación morada empezaba a crear la estructura necesaria para presentarse a los diferentes procesos electorales que tenía por delante tras su éxito en las elecciones europeas (2014).

Uno de los principales problemas a los que se enfrentaban los dirigentes podemitas era la dificultad de controlar las listas para las elecciones municipales, por lo que decidieron rehusar a presentarse a las mismas bajo su marca. Como solución, propusieron a los llamados “círculos” presentarse bajo la figura de agrupaciones de electores, dando bastante margen a cada municipio para coaligarse con las fuerzas municipales ya existentes que consideraran oportuno.

Los orígenes de Guanyem Badalona

En el caso de Badalona siguieron un proceso similar al de Barcelona, donde se trabajó en espacios unitarios con diversas fuerzas de izquierda, entre ellas la CUP. Si bien en la Ciudad Condal el acuerdo con los antisistema fue imposible –fuentes de los comunes reconocieron que se debía al particular radicalismo de la CUP de Barcelona–, en el caso de Badalona los encuentros fueron fructíferos. Ello dio pie a que se creara la coalición Guanyem Badalona, formada por integrantes de la CUP, Podemos, ICV-EUiA, Revolta Global (la marca catalana de Anticapitalistas) y Procés Constituent. La coalición recibió el beneplácito del partido de Ada Colau, hasta el punto de que ambas formaciones se hermanaron y se añadió el nomenclátor Guanyem Badalona en Comú.

Sin duda, se trató de una gran jugada estratégica de la CUP, que de esta manera conseguía presentarse a las elecciones con posibilidades de ganar en un territorio que siempre le había sido muy hostil. En las elecciones municipales de 2011, por ejemplo, la izquierda independentista tan sólo obtuvo 1.465 votos, lo que le dejó lejos de tener representación en el ayuntamiento.

La estrategia de la CUP

En las elecciones de 2015, con la marca blanca de Guanyem Badalona y la asociación directa a los de Iglesias, los antisistema esperaban mejorar estos resultados, y penetrar de una vez por todas en el cinturón rojo. Y así fue. Aunque el PP de García Albiol les dobló en concejales, la alianza entre podemitas y cupaires resultó efectiva, quedando en segunda posición con cinco concejales. Tras las elecciones, un pacto con casi todas las fuerzas políticas del consistorio permitió a Dolors Sabater convertirse en alcaldesa, otro triunfo de la CUP, que consiguió poner a una de las suyas al frente de Guanyem Badalona.

Esta estrategia gatopardiana fue utilizada por la CUP en otros municipios similares a Badalona, donde el independentismo apenas triunfaba (y sigue sin hacerlo) y únicamente podían sacar rédito a su discurso izquierdista, abandonando el eje nacional. Así lo hicieron en Cerdanyola del Vallès, donde gobiernan a través de la marca Compromís per Cerdanyola, también en coalición con Podemos; o en la población vallesana de Ripollet, bajo el paraguas de Decidim Ripollet. La misma situación sucede en otras poblaciones donde quedaron en la oposición, como Santa Coloma de Gramanet (Som Gramanet) o Cornellà de Llobregat (Cornellà en Comú- Crida per Cornellà), entre otros.

Posibles consecuencias

En el caso de esta última población, donde el independentismo también es minoritario, un militante de ICV denunció a través de su blog que el partido Cornellà en Comú era la marca blanca de la CUP en este municipio, y que no representaba una “candidatura unitaria” como ellos mismos defendían. A pesar de ello, la candidatura siguió adelante y obtuvo unos buenos resultados en las elecciones municipales de 2015, convirtiéndose en la segunda fuerza más votada (cinco escaños) por detrás del PSC.

Ahora, a menos de un año para las próximas elecciones municipales, habrá que ver si la CUP adopta la misma exitosa estrategia para penetrar en el ansiado cinturón rojo, lo que le ha permitido gobernar Badalona durante cuatro años, hasta que una moción de censura ha devuelto al PSC una de sus históricas alcaldías.

También habrá que esperar para ver si Podemos y los comunes deciden repetir con la CUP como compañeros de viaje, una alianza que les podría salir cara en zonas que históricamente se han inclinado mucho a la izquierda pero poco a las tesis nacionalistas, debido en gran parte a los orígenes de otros puntos de España de muchas de las familias que viven en estas poblaciones.