Hablaron todos los partidos tras conocer ya sus resultados electorales, la verdadera encuesta del 20D. El panorama es tan complejo como un puzzle de muchas piezas y colores muy tenues, poco diferentes entre algunas zonas del cuadro.

Con estos números en la mano, y tras atravesar una terrible crisis económica, lo deseable para España en los próximos años tendría mucho más que ver con el consenso y el pacto que con el enfrentamiento y la división. Entre otras razones porque sólo de esa manera podría conjurarse también la crisis institucional existente (que afecta desde la monarquía hasta la justicia) y la crisis política, en especial la que procede del territorio catalán.

Un gobierno a tres, entre PP, PSOE y C’s sería deseable para el país. Mariano Rajoy y los suyos se verían obligados a descabalgarse de la inacción ante la corrupción, a la vez que podría explorarse un cambio de la ley electoral. Las ansías reformistas y regeneradoras de Albert Rivera y sus 40 diputados serían un buen elemento para generar nuevos espacios de consenso político y los socialistas de Pedro Sánchez darían un tono mucho más social y de libertades civiles en las medidas que se adoptaran.

En ese escenario, España seguiría felizmente en la Unión Europea, podría mantener una línea de modernización económica desde un gobierno estable y con capacidad para atenuar las desigualdades acrecentadas en los últimos tiempos y luchar contra la bolsa de desempleo que sólo el capital público puede lograr vaciar. Incluso el tema catalán podría tocarse sin daños emocionales o políticos graves.

Pero eso sería una estrategia y los partidos andan mucho más empecinados en sus tácticas. Los recorridos son mucho más cortoplacistas y están siempre pendientes de cómo cada paso andado se refleja en la encuesta dinámica de preferencias electorales. Además, dejarían en la oposición a los radicalismos de Podemos y a los nacionalismos presionantes.

La España deseable, sin embargo, poco tendrá que ver con la España probable. Tras escuchar a todos los partidos participantes, el bloqueo parece seguro durante un tiempo. Habrá que escudriñar si Rajoy resulta capaz de darle sentido al diálogo al que se refirió y si Pedro Sánchez es capaz de gobernar su formación sin la presión de los barones regionales que le marcan los segundos de vida que le quedan desde sus pequeños virreinatos. C’s podría ser útil una legislatura y aprender el duro trabajo del parlamentarismo y la política en mayúsculas.

En cualquier caso, no se apuren. Entre un desiderátum sensato y perfectamente aceptable por una gran mayoría de españoles y lo que acabe sucediendo puede mediar un abismo. Y en ese espacio vacío, sin contenido político real, diletante de la eficacia y la competitividad del país es donde probablemente residiremos como comunidad durante un tiempo.