Una semana y febrero. Y el juicio del procés. Ahí es nada. Dicen que el 5 de febrero comenzará el juicio en el Tribunal Supremo. ¿Alguien sabe cómo terminará? Mal. Hay acontecimientos que ya se sabe que terminarán mal y éste es uno de ellos. Terminará mal para todos. Aunque el veredicto sea después de las elecciones. Es igual. Mal final.
Se acerca el juicio y se acercan los preparativos. Fecha, seguridad, traslados, testigos, acusaciones… ¿De qué se les acusa? ¿Rebelión, sedición, conspiración, desórdenes, desobediencia…? Habrá que esperar. Está por ver. Y luego hay que probar la acusación. Trabajo de la Fiscalía. Gran reto. ¿Testigos? Habrá muchos, pero algunos significativos. ¿Llamarán a Rajoy? Él era presidente cuando ocurrieron los acontecimientos que se juzgan. Se le cita en los escritos de la Fiscalía. ¿Llamarán a Soraya Sáenz de Santamaría, La Triple S? Negoció muchos meses con Oriol Junqueras para no llegar a nada. Al menos con Junqueras. O tal vez iba a Barcelona a relajarse y darse un paseo de exhibición. ¿Y a Montoro? Por saber si su ministerio controló o no las cuentas de la Generalitat, si hubo o no malversación. Montoro mantiene que no. Veremos.
De momento hay un tribunal con siete magistrados que preside Manuel Marchena a quienes han pedido la libertad provisional de los presos. Si lo negó el juez instructor Pablo Llarena lo probable es que el Supremo lo niegue también. Por riesgo de fuga. No vayan a imitar a algunos de sus compañeros que se pasean por Europa y no se van a sentar en el banquillo. Y porque algunos acusados y sus abogados juegan a demonizar al Tribunal Supremo al que consideran un tribunal ilegítimo. Entra en juego el teatro. Ya lo tenemos. El juicio desde el Teatro Español. ¿Qué buscan los actores? Deslegitimar la sentencia. Ahí es nada. Mostrar que el proceso no es serio. Que sólo es un problema político que juzgan jueces franquistas. Teatro, más teatro. Para que luego termine en el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH). Se podría no perder tiempo e ir directamente.
Ahí quieren llegar los independentistas. Y algunos dicen que Pedro Sánchez también. ¿Cómo? ¿Pedro también?
Hay voces autorizadas en Madrid que dicen que no puedes acusar de rebelión y sedición a señores o políticos que luego utilizas para llegar al poder con la moción de censura. Y a los mismos los utilizas de nuevo para aprobar los presupuestos. Estás legitimando sus argumentos. Son políticos válidos. Aunque estén encerrados. ¿En qué quedamos? Como lo entienda así el Tribunal de Estrasburgo el problema catalán va a salir por la culata. Un tiro en el pie. En el pie del Estado español, porque Pedro seguro que lo aparta a tiempo.
¿Está dando cuerda al independentismo el Gobierno de Madrid? Algunos piensan que sí. Pues entonces el final del túnel no se ve. Al poder judicial no le gustan nada los gestos que hace el Gobierno. También se habla de una posible división del Tribunal Constitucional. El juicio del procés se acerca y las dudas y el escepticismo aumentan. Pedro necesita a los independentistas, incluso después de las próximas elecciones generales, y es capaz de todo. Incluso de utilizar el indulto. Nos esperan días, meses, de incertidumbre política y judicial. Solo falta por ver cómo el Gobierno de Sánchez blanquea el procés. Pedro los necesita. En la próxima estación me bajo.