Estos días se habla sin cesar del ingreso en prisión del exvicepresident Oriol Junqueras y de ocho de los consejero del anterior Govern de la Generalitat y, curiosamente, no comparto ni la desazón y sensación de injusticia de los independentistas, ni la alegría enorme de otros. Como catalán no puedo celebrar que, aunque no contasen con mi voto, el grueso de los representantes del Gobierno de mi comunidad autónoma estén actualmente en la cárcel. Y, como abogado licenciado en España, no concibo que se tilde de injusta una medida que se ajusta al ordenamiento jurídico vigente.

Como catalán pienso que no sólo sigue habiendo déficit de política por sobredosis --por no decir uso exclusivo-- de recurso a los jueces, tribunales y fiscalía, sino que lejos de solventar el problema, temo que el ingreso en prisión de los indicados miembros del Govern va a empeorar la situación porque va a abonar el independentismo y complicar la resolución del conflicto en las elecciones del 21 de diciembre, pues si algo parece encantarles a los independentistas es ir de mártires, ¡y se lo hemos puesto en bandeja de plata! Y me pregunto: ¿Se iniciará jamás el diálogo? ¿Harán política los políticos cuyo sueldo pagamos todos los españoles? ¿Realmente cree alguien que este tema se resolverá a futuro con la mera intervención del fiscal general del Estado, la Audiencia Nacional y el Tribunal Supremo?

Ambos bandos deberían empezar a actuar con la cabeza fría y, haciendo un esfuerzo mayúsculo de objetividad e imparcialidad en sus planteamientos, considerar recurrir al diálogo en lugar de a los tribunales y al victimismo

Por otra parte, como abogado español escucho y leo absolutamente estupefacto los comentarios de los independentistas sobre la politización de la justicia española y más concretamente sobre la injusta y represiva medida de la prisión preventiva --recordemos que, como medida cautelar, no por haber recaído sentencia definitiva-- de los mencionados exmiembros del Govern. Sin entrar a analizar cuántos y cuáles delitos han cometido, lo que está claro y es a todas luces irrefutable es que los exmiembros del Govern y la presidenta del Parlament de Cataluña presumiblemente han delinquido porque les son imputables múltiples tipos de los que prevé el Código Penal (v.g. sedición, rebelión, prevaricación, malversación de fondos públicos, etc.) y nadie en su sano juicio y con conocimientos de derecho español puede defender objetiva y fundadamente que son indiscutiblemente inocentes de todos ellos. Y me pregunto: ¿Es que los miembros del Govern son de superior condición que el resto de ciudadanos y por tanto pueden delinquir sin que les resulte aplicable el Código Penal? ¿Es justo hablar de que la justicia está politizada por el Gobierno y concretamente por el Partido Popular cuando su extesorero, el expresidente de la Comunidad de Madrid, el expresidente de la Comunidad de Baleares y tantos otros miembros del PP han ingresado también en prisión preventiva? ¿Es una locura tomar una medida cautelar --como es la prisión preventiva-- fundamentada, entre otros supuestos, en el riesgo de fuga cuando el expresident de Cataluña es un prófugo de la justicia?

Está el ambiente muy caldeado y es un error pronunciarse en caliente sobre cualquier cosa y por cualquier persona. Por consiguiente, creo que ambos bandos deberían empezar a actuar con la cabeza fría y, haciendo un esfuerzo mayúsculo de objetividad e imparcialidad en sus planteamientos, considerar recurrir al diálogo en lugar de a los tribunales y al victimismo pues, de seguir la senda actual, este triste y profundo conflicto lejos de resolverse no hace más que agravarse. Y en el ínterin, el PIB español (y catalán, por ende) sigue ajustándose a la baja, la inversión extranjera se frena, nuestra reputación como nación va empeorando y, lo que es peor, la ya de por sí enorme fractura social lejos de remitir se acrecienta. Quizás más que de presos políticos deberíamos hablar de políticos presos de sus inamovibles posturas. Por favor, arreglen esto de una vez por todas por el bien de todos y porque para eso les pagamos.