La república que no existe, idiota, cuenta con dos pilares fundamentales en dos mujeres llamadas, precisamente, Pilar. Me refiero, claro está, a la ilustradora Pilarín Bayés (a la que ayer ponía a caldo en este mismo diario el amigo Guillem Bota) y a la tertuliana implacable (que rima con el diario del repórter Tribulete, El chafardero indomable) Pilar Rahola. La primera se lució hace unos días publicando una foto suya en la que se la veía tocada con uno de sus ridículos gorritos habituales, sosteniendo una escopeta de balines y mostrando, como suele, una sonrisa de oreja a oreja (nunca he sabido de qué se ríe esta mujer, pero qué le vamos a hacer). ¿Motivo de dicha fotografía?: urgir a los catalanes de bien a que se manifestaran contra la cumbre hispano-francesa que se celebró el pasado jueves en Barcelona. Como decía el señor Bota, Pilarín es de las que no abrieron la boca durante el franquismo, pero no para de hacerlo desde que, como decía Andrés Pajares, ya se puede largar. Mi exmujer, que se dedica a la ilustración, entre otras cosas, la detestaba cordialmente porque según su opinión políticamente incorrecta era de las que contribuían a amariconar el oficio. A mí, simplemente, siempre me ha parecido una señora tirando a cursi y una dibujante grimosa, pero hay que reconocer que sus libros siempre se han vendido muy bien. Tanto que no necesitaría ponerse en evidencia con fotos como la de la escopeta. Pero, eso sí, es la prueba viviente de que el prusés ha sido una bendición para la tercera edad, cuyos miembros han encontrado de repente un motivo para seguir viviendo (pensemos en los aguerridos jubilators de la Meridiana y sus patrióticos cortes de tráfico).

Pilar Rahola, por su parte, lleva muchos años viviendo del prusés, aunque puede que ahora no le entre tanto dinero como antes, pues no es lo mismo trabajar para TV3 y La Vanguardia (lugares en los que se ha prescindido de sus servicios) que hacerlo para 8TV (una ruina controlada por un italiano, Nicola Pedrazzoli, cuyo principal mérito es estar casado con una mamachicho de las originales, las italianas, las de Berlusconi, no con una de Telecinco, como El Bigotes) y El Nacional (donde dudo que Pepe Antich le suelte la pasta que le soltaba el conde de Godó). Tal vez ahí esté el motivo de que cada día se gaste más malos modos en sus apariciones televisivas (por no hablar de que la pusieron a cantar en el programa de Fin de Año y la audiencia no pasó de 12.000 espectadores). Hace unas semanas abandonó la tertulia en la que participa porque se rebotó contra Alex Tercero, director de Consumidor Global, y hace unos días lo volvió a hacer para no tener que escuchar al diputado de Ciudadanos Nacho Martín Blanco (un tipo educadísimo, por cierto). Parece que, a Pilar, en cuanto le llevas la contraria, pega la espantada. Y en el caso de Nacho, además, tuvo el cuajo de decirle que prefería irse al retrete antes que tener que discutir con él.

Igual es comprensible. Pilar está acostumbrada a monologar en un entorno en el que todos piensan igual que ella y no aguanta muy bien que aparezca alguien a llevarle la contraria, como en los casos de los señores Tercero y Martín Blanco (al que ella llamó Martín Blázquez para que viera que lo consideraba un mindundi cuyo nombre no valía la pena recordar). Parece que vivir horas bajas a nivel profesional le está agriando el carácter a nuestra Pilar, por lo que espero que le sigan llegando los sobres del coronel Abramovitz con que el Mosad premia su lucha incansable contra los palestinos y a favor del semitismo.

Pilarín Bayés. Pilar Rahola. Con pilares como estos, la república que no existe, idiota, se tambalea cada vez más, y no se avistan en el horizonte voceras que las reemplacen, pese a lo mucho que se esfuerza Pilar Carracelas (aspirante de origen gallego a pilar que se queda en pilarín). Entre la una con su escopeta de pegolete y la otra con sus espantás, no creo que consigan acelerar el advenimiento de la república catalana, cuya llegada se va a demorar mucho más de los 20 minutos que dedicó Sánchez a hacer esperar a Aragonès durante la cumbre hispano-francesa del pasado jueves. El prusés necesita nuevos pilares mediáticos. ¿Alguien se apunta? Y no, señora Carracelas, no me refiero a usted. Ni al inefable Cotarelo, ya puestos, otro que no pilla cacho ni a tiros.