El expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont topa, una y otra vez, con importantes impedimentos para encontrar acomodo en alguno de los grupos en los que se estructura el Parlamento Europeo (PE). Su deseo inicial, compartido también por su compañero de fuga Toni Comín, era poder integrarse en el subgrupo parlamentario de la Alianza Libre Europea (ALE), del que forman parte ya los diputados de ERC. No obstante, ALE solo es un subgrupo del grupo de Los Verdes: sobre un total de 74 europarlamentarios de Los Verdes, ALE solo aporta siete diputados, todos ellos miembros de grupos nacionalistas más o menos liberales o progresistas.

Por el momento la dirección de Los Verdes sigue cerrando la puerta a las reiteradas peticiones de ingreso de Puigdemont y Comín. Philippe Lamberts, dirigente de los ecologistas valones y uno de los dos copresidentes del grupo de Los Verdes en el PE, ha sido muy rotundo al respecto. Ha dicho que la proximidad ideológica y política de Puigdemont y Comín con la Nueva Alianza Flamenca (N-VA) demuestra que ambos no comparten los principios de Los Verdes.

Aunque se proclama como un partido republicano de centro-derecha, lo cierto es que la N-VA es una formación nacionalpopulista de extrema derecha, por cuya razón forma parte de otro grupo parlamentario, denominado Conservadores y Reformistas Europeos (ECR). Además de la ya citada N-VA en la actualidad forman parte de este grupo del PE 66 europarlamentarios, entre ellos los de Vox, junto a los de otros partidos ultranacionalistas, euroescépticos y de extrema derecha de Alemania, Bulgaria, Croacia, Eslovaquia, Grecia, Italia, Letonia, Lituania, Países Bajos, Polonia, Chequia y Suecia.

Aunque Carles Puigdemont y Toni Comín se resistan a creerlo, el grupo del PE en el que deberían integrarse ambos es el de ECR, que es donde están sus tan leales y entusiastas socios flamencos de la N-VA y del que forman parte casi todas las restantes formaciones ultranacionalistas y populistas representadas en la Eurocámara.

Por cierto, no deja de ser curioso que el la comisión de Asuntos Jurídicos del PE haya designado ya al ponente que estudiará el suplicatorio que los tribunales españoles de justicia han presentado para que el PE levante la inmunidad que como eurodiputados adquirieron Puigdemont y Comín, y que el elegido por sorteo haya sido un miembro del citado grupo ECR, Kosma Zlotoski, representante del partido polaco Derecho y Justicia (PiS). Zlotoski estudiará el caso, lo planteará a la comisión para su análisis y ésta elevará su propuesta al plenario de la Eurocámara, en cuyas manos estará la concesión o no de este doble suplicatorio.

Son escasos los suplicatorios rechazados por la Eurocámara, que casi siempre suele concederlos, a excepción de aquellos casos que afectan a lo que en verdad afecta a acciones realizadas en el ejercicio del cargo de eurodiputado. Está claro que no es este el caso tanto de Carles Puigdemont y Toni Comín, a los que los tribunales españoles de justicia reclaman por hechos realizados con gran anterioridad a su elección como diputados europeos.

Cada vez es más incierto el futuro que le espera a Carles Puigdemont --y con él a su siempre fiel escudero Toni Comín. El sucesor de Puigdemont en la Presidencia de la Generalitat, Quim Torra, a quien él designó como sustituto y vicario, ha sido por el momento cesado ya como diputado en el Parlamento de Cataluña y en cualquier momento puede ser inhabilitado como presidente por la comisión de un incomprensible delito de desobediencia en pleno periodo electoral, por su empeño en mantener colgados carteles de signo político partidistas en el Palau de la Generalitat y en otras muchas sedes del gobierno autonómico.

Cada vez parece más incierto el futuro no solo político sino también personal y humano de Carles Puigdemont. Sin haber conseguido hasta ahora ningún acomodo claro en alguno de los numeros grupos parlamentarios que forman la Eurocámara, con la más que probable retirada de su actual inmunidad como diputado europeo en tan solo unos meses y el consiguiente riesgo de tener que  enfrentarse a los tribunales españoles de justicia, al ex-presidente Puigdemont incluso le crecen los enanos en su endogámico circo político separatista.

En el seno de su formación política actual, JxCat, son muy numerosas las voces que le critican, sobre todo en privado pero cada vez más también en público. Su gran rival entre las formaciones independentistas, el presidente de ERC, Oriol Junqueras, puede verse en breve favorecido por reformas legales y preceptivas medidas de la administración de prisiones, lo cual le abriría, al menos de forma parcial, las puertas de la cárcel de Lledoners, y desde el exterior puede ser un rival político y electoral muy importante.

Incierto, sí, el futuro político, personal y humano de Carles Puigdemont. Al fin y al cabo, quizá tendremos que reconocerle un único gran acierto: la elección de Waterloo como destino de su huida.