El lunes Hiro-Quim-Hito fue a tierra hostil en romería por las tres prisiones madrileñas donde están ingresados la pareja Turull y Rull, mientras la otra pareja de candidatos inviables (Comín y Puig) están fugados en Bruselas.

El ungido por el Hijo de Amer, que es el que maneja el guiñol, a la salida de la tercera y última prisión les pidió a Rajoy y a Sánchez cuatro veces un imposible: que les dejen el libertad, con esa mentalidad de Emperador de los Països Catalans del Sol Naciente. El líder es el padre, el hijo y el espíritu político que lucha contra la Monarquía franquista de este país atrasado en el que los fieles a Espartaco se ven obligados a convertir las playas catalanas en cementerios de cruces amarillas.

Estoy seguro de que todos los políticos presos saben que el culpable de su prisión es el que ha enviado a Hiro-Quim-Hito, desde su refugio berlinés, a visitarlos por haberse fugado unos a Bruselas y otras a Ginebra, pero que ninguno se lo ha dicho para no hacerle un feo al títere del ex vendedor de seguros de la compañía suiza Winterthur.

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El independentismo ha provocado un efecto rebote en Cataluña, y en toda España, con esta primavera de banderas nacionales. El domingo en Sitges vi en una terraza cuatro banderas con un gran 155 de metal plateado. Ese altar patriótico nacionalista español estaba en un primer piso al alcance de las garras de un gato nocturno.

Este rebote nacionalista no se limita al PP y Ciudadanos sino que se ha extendido a los socialistas de Pedro Sánchez porque es el primero que ha soltado la palabra maldita que ni los de Rajoy y Rivera se han atrevido pronunciar. Mientras estos califican a Quim Torra de supremacista y xenófobo, el secretario general del PSOE lo ha llamado por su nombre exacto: racista.

¿Exagera? Quien lo piense es porque no ha querido leer sus artículos de los últimos cinco años. Por supuesto, no son racistas los indepes que yo conozco porque si lo fueran no podrían ser mis amigos, pero el elegido por el Hijo de Amer es un racista pata negra, y si lo ha elegido es porque él también lo será. Es puro sentido común.

Total que el vecino de la terraza de Sitges que blasona con este 155 metálico en su balconada tendrá que impermeabilizarlo porque esos dígitos van a durar mucho tiempo. No por culpa del títere Hiro-Quim-Hito sino por el dueño del guiñol frente a la incompresible dejación de los  partidos de izquierdas, que han aceptado que un racista polichinela sea el más breve president de Cataluña.