Hace 30 años que conozco al nuevo conseller de Salut. Lo conocí personalmente. Y es un trepa. Ha conseguido su objetivo político: ser conseller. Ya lo fue en 2006 junto a su amigo Josep Lluís Carod Rovira.

Hace unas semanas, el presidente de la Generalitat de Cataluña, Pere Aragonès, nombró a un paisano mío, Manel Balcells i Díaz, como conseller de Salut de la Generalitat. Se trata de un médico que conozco bien desde 1995, cuando entró en el Gobierno de mi ciudad de adopción, Granollers, porque fue nombrado vicealcalde.

Nunca hemos sido amigos, sino enemigos íntimos. Tengo un libro agotado llamado Enemigos íntimos en el que hablo de tres personajes políticos con los que nunca me llevé bien: Paco Mora, director de Interviú en los años 90 y director de la televisión valenciana de Zaplana (ministro de José María Aznar, hoy condenado por corrupción); y la exalcaldesa de Parets del Vallès Rosa Martí, portavoz del PSC en los años 90, hoy separatista; y Balcells.

Balcells nunca fue director del Hospital de Granollers, como afirma. Quiso serlo, pero los médicos estaban a favor y las enfermeras en contra, y la junta nombró al actual director, Rafael Lledó. Balcells miente.

Me llevé mal con el hoy conseller porque en los años 90 desaparecieron 300 revistas Revista del Vallès de un kiosco municipal céntrico un viernes de madrugada. Llamé a Paco Campaña, amigo mío y director de la Policía Local, para que el viernes siguiente pusieran de guardia a una pareja de guardias vestidos de calle. Detuvieron a los militantes de ERC y les preguntaron por qué habían robado las 300 revistas. La respuesta fue que habían recibido órdenes de Manel Balcells i Díaz porque éramos españolistas y eso no podía ser.

En 2006, Balcells, que era el alter ego de Josep Carod Rovira, fue nombrado conseller por una semana, ya que la semana siguiente Carod Rovira pactó con ETA en Perpiñán para que no atentaran en Cataluña y Balcells duró como conseller como una golosina en la puerta de un colegio.

Podría contar muchas más cosas de este político, que es un gran orador y destaca por eso. Como mis lectores saben, no soy independentista. Me llevé bien con su sustituta, Isabel Alcalde, a quien hice la primera entrevista.