Es una historia nacional que solo los historiadores y los aficionados como yo conocen.
En 1868, en los tiempos de la Revolución Gloriosa, el ministro de Hacienda, Laureano Figuerola, propuso crear la peseta, palabra catalana… Fue el 3 de octubre de aquel año, después del pronunciamiento militar guiado por el general Prim y por el que se destronó a la reina Isabel II, que se tuvo que exiliar, y que dio paso al Sexenio Revolucionario (1868-74). Prim fue asesinado el 27 de diciembre de 1870 esperando al rey Amadeo de Saboya.
El ministro de Hacienda había nacido en Calaf, pequeño pueblo de Barcelona, en 1816 con el Gobierno de Fernando VII. Su padre era liberal y él heredó esa ideología, no la carlista, que era mayoritaria en Vic y el norte de Cataluña. Estudió en Barcelona y trabajó en el Palacio Real de Madrid. Murió en Madrid con 89 años. Tenía dos hijos que se quedaron en la capital y hoy están enterrados en Girona…
Su proyecto fue crear una moneda común en España, Francia, Italia y Grecia, como un euro en el siglo XIX. Un siglo antes. Laureano Figuerola fue un hombre de Estado.
Inglaterra tenía el oro y Francia, el oro y la plata, y el ministro de Hacienda quiso el modelo francés, porque Inglaterra era enemiga de España…
Figuerola fue republicano. Estaba en la I República y conoció a cuatro presidentes; los catalanes Figueras y Pi i Margall, y Castelar y Salmerón. Asimismo, fue el decimotercer presidente del Senado, y era cuñado de Antonio Maura…
Por si fuera poco, creó el actual escudo de España, la bandera roja y gualda; le añadió al castillo y el león las cuatro barras catalanas y el yugo de Navarra y, en medio, la granada y las dos torres con el lema de Plus Ultra…