Cambio de escenario. La política de proximidad mejora al ritmo de unos servicios públicos con nuevos bríos. El primero de octubre fue ayer un recuerdo borroso abocado al olvido, la última arma de Puigdemont, pillado en el paréntesis de la amnistía que excluye la malversación. Leviatán despierta: el Supremo ro respeta el principio legal, in dubio pro reo, consagrado por el iusnaturalismo.
Con la bajada de los termómetros, el poder legislativo vive en el pantano. España es una maraña procesal a causa del mal uso de la división de poderes. ¡El tufo político es indisimulable! El nuevo pacto PSOE-Junts podría dar vía libre demasiado tarde al techo de gasto y a los Presupuestos Generales del Estado. La amnistía acaba de entrar en vía muerta tras rechazar el Supremo los recursos de súplica presentados por la fiscalía, la Abogacía del Estado. No es ninguna novedad, pero esta vez el golpe puede resultar letal.
La ley puede acabar pasando el filtro del Constitucional y será entonces cuando el Supremo presente cuestiones prejudiciales ante el tribunal europeo. Se cierne una eternidad jurisdiccional ingobernable durante la cual el reo –Puigdemont, Junqueras y otros– no se verá beneficiado en caso de duda.
Génova, 13 espabila por primera vez en mucho tiempo. Utiliza el argumento mental de que los federalismos son siempre asimétricos, sea en los Estados Unidos, en Alemania o en España. Los barones del PP despliegan sus preferencias ante Moncloa, al margen de lo que diga oficialmente Génova, y todo fluye. Feijóo propugna una revisión del actual reglamento sobre conciliación laboral y familiar, acercándose al PSOE.
Es el giro al centro. Está en marcha la recomposición cultural de la derecha, dando vuelo al clima neokeynesiano procedente de Bruselas; Vox pierde consenso acuciado por sus tensiones de tesorería y, a su derecha, Alvise finge respingos sobre el mundo del alterne. Aprovechando la debilidad del extremismo ultra –España no es Austria–, Feijóo quiere llenar el espacio con una nueva ley de conciliación, que será “la más ambiciosa de la democracia”.
Por su parte y, a la vuelta de su discurso pacifista en Naciones Unidas, Sánchez blande de nuevo su fiel espada triunfadora delante de un PP siempre desunido en el momento de la verdad. Tiene a su favor la senda de déficit exigida por Bruselas y el cuadro macroeconómico más limpio de los 27.
El problema de fondo no son los contenidos del pacto PSOE-Junts, sino los tiempos. El renacer de Barcelona como faro cultural es un hecho; la ciudad acompasa a la Generalitat de Salvador Illa metida en harina por primera vez tras una década ignominiosa. El calor escampa y las marisquerías muestran ya los moluscos tiburoformes de octubre, los finos salmonetes, los cangrejos vivos y montones de bivalvos con conchas como joyas. La gobernabilidad flota en el ambiente, más allá de la nueva España que promete Feijóo. Pero Puigdemont aguarda.