El grupo barcelonés Cobega, licenciatario de la norteamericana The Coca-Cola Company, encierra muchas luces y algunas sombras descollantes.
Su dimensión es espectacular. Abarca más dos centenares de empresas filiales, cuyos largos tentáculos se extienden por África, América, Europa y Asia.
La familia Daurella es la dueña absoluta. Su tercera generación, encabezada por Sol Daurella Comadrán, dirige el consorcio desde finales de los años noventa.
Cobega luce unas magnitudes económicas deslumbrantes. La facturación consolidada subió el ejercicio pasado a 967 millones y el beneficio neto se triplicó de largo hasta los 129 millones. El dividendo satisfecho a la saga ascendió a 58 millones, el doble que en el curso anterior.
El importe del patrimonio brilla con luz propia. Está contabilizado en la bagatela de 3.503 millones. Salvo error u omisión, Cobega ocupa un puesto en el podio de las entidades catalanas familiares más capitalizadas. Su principal activo es el 20,5% que posee del coloso mundial Coca-Cola Europacific Partners.
Año | Giro | Beneficio |
2021 | 967 | 129 |
2020 | 880 | 42 |
2019 | 980 | 202 |
2018 | 950 | 132 |
2017 | 960 | 157 |
Al margen del negocio de la cola con burbujas, Cobega aborda otros dos. Uno es la venta de las cápsulas de café Nespresso, que lleva a cabo en España, Andorra, Argelia y Marruecos, por medio de 64 tiendas.
El otro es la cadena Domino’s Pizza, titular de 38 restaurantes, sitos en Austria, Chequia, Eslovaquia, Grecia y Portugal.
Cobega se constituyó en Barcelona a mediados del siglo XX, por iniciativa del empresario Santiago Daurella Rull. La multinacional Coca-Cola aterrizó en España y tanteó sin éxito a varios magnates madrileños. Finalmente la primera concesión se la llevó Daurella, quien ya venía fabricando bebidas refrescantes y carbónicas con las marcas D y Sandaru, y además era distribuidor de la cerveza San Miguel.
Tras la muerte del fundador, acaecida en 1974, le sustituyeron de administradores sus hijos José y Francisco Daurella Franco. Éstos acordaron, al filo del milenio, designar primera ejecutiva a Sol Daurella, hija de José. Sol albergaba una cualidad determinante: era titular de un 37% de Cobega, recibido de su padre. El lote superaba con creces el de cualquiera de sus numerosos primos hermanos.
La corporación está regida por un órgano de gobierno compuesto de 16 poltronas. Las ocupan los descendientes de los hermanos José, Francisco, Victoria y Mercedes Daurella Franco.
Sol acapara siete asientos. Entre los vocales que la representan figuran José Albiol Daurella, Joan Albiol Ramis y el veterano convergente pujolista Carles Vilarrubí Carrió. Son respectivamente, hijo, ex esposo y esposo actual de la jefa suprema.
Las distintas concesiones de Coca-Cola que actuaban en España se fusionaron en una sola compañía en 2013, bajo el emblema de Coca-Cola Iberian Partners. Su mayor paquete de acciones obra en poder de Cobega.
Dos años después, se produjo una amalgama del mismo estilo entre Iberian Partners y varias licenciatarias europeas, que alumbró el gigante continental Coca-Cola European Partners (CCEP).
El proceso de concentración no concluyó aquí. En plena pandemia, CCEP adquirió la firma que vende los productos de Coca-Cola
Company en Australia, Indonesia, Nueva Zelanda, Papúa Nueva Guinea, Fiji y Samoa.
El titán resultante pasó a llamarse Coca-Cola Europacific Partners. Este tiene de principal socio a Cobega, con el 20,5%. Sol Daurella fue encumbrada desde el primer minuto a la presidencia de la sociedad transoceánica.
La cotización en bolsa de Europacific Partners registra de unos meses a esta parte una marcha desfavorable. En agosto marcó máximos. Desde entonces el cambio se ha despeñado un 16%. Cobega tiene los títulos de Europacific tasados en sus libros en 6.000 millones. Tras el leñazo bursátil, el valor se ha reducido ahora a 4.280 millones.
KPMG, el auditor de las cuentas de Cobega, reitera una salvedad. Aduce que la memoria anual no detalla las remuneraciones de todo tipo, las pensiones y los seguros de vida, devengados por los administradores y por la alta dirección.
KPMG viene estampando ese llamativo reproche sobre los emolumentos desde hace nada menos que nueve ejercicios.
La opulenta dinastía de la Ciudad Condal rehúye la publicidad y la exhibición en los medios. Guarda un perfil periodístico casi nulo, inversamente proporcional al tamaño de la fortuna que maneja.
Los Daurella van a lo suyo, se dedican a expandir su emporio de bebidas gaseosas y santas pascuas. No puede decirse que hasta ahora les haya ido nada mal.