La persistente y elevada inflación que, todo señala, se prolongará mucho más de lo esperado, lleva a la necesidad de alcanzar un ambicioso pacto de rentas entre formaciones políticas y agentes sociales. La singularidad del momento nos lleva a recordar los Pactos de la Moncloa que, en plena transición, estabilizaron la economía y facilitaron la democratización de España.

Al referirnos a dichos pactos, tendemos a diferenciar claramente las circunstancias de finales de la década de los 70 del pasado siglo respecto a las actuales. Y, de manera natural, suponemos que aquel era un contexto mucho más complejo, saliendo de una dictadura; con una economía maltrecha; una gravísima amenaza terrorista, no sólo de ETA; y un malestar social que se percibía en la calle.

Sin embargo, las circunstancias de aquel entonces no eran peores que las de hoy, esencialmente por dos razones. De una parte, porque sabíamos adónde encaminarnos. A pocos centenares de kilómetros, más allá de los Pirineos, la Comunidad Económica Europea disfrutaba de un explícito y exitoso modelo social, político y económico. Europa venía de vivir los llamados “treinta gloriosos”; tres décadas en que, como nunca en la historia de la humanidad, se supo combinar democracia, desarrollo económico y cohesión social. Hoy, por el contrario, tanto españoles como franceses o alemanes andamos igual de desorientados acerca de cómo diseñar un futuro posible.

De otra, la sociedad española, pese a las incertidumbres y sustos de aquellos años, andaba esperanzada, convencida de que, completada la transición política, nos aguardaba un escenario de crecimiento económico y progreso social. Y así fue, tras una transición más fluida de lo esperado, iniciamos uno de los mejores períodos de nuestra historia, Hoy no es así, el desánimo ciudadano es generalizado y de manera especial entre los jóvenes, muchos de los cuales no contemplan un futuro de trabajo y dignidad.

Todo ello debería servir de estímulo para que partidos y agente sociales se sentaran alrededor de una mesa con voluntad de alcanzar acuerdos. Me temo que no será así.