Tranquilidad. Ya sabemos que en Cataluña ha sido el tema de los últimos días. Pero en Madrid también ha tenido su eco. No lo duden. Porque el señor Tardà es diputado en el Congreso, viene por Madrid, se pasea por sus calles, se toma un vino cuando la ocasión lo requiere y habla con los juntaletras, como con servidor de ustedes. Y sus comentarios fuera del Congreso son razonables y acertados. Otra cosa son sus discursos desde la tribuna. Ahí se impone el partido. Pero en la calle, no. Sus comentarios off the record tienen bastante peso y acierto. Y mucha razón. Ya hace meses, en el verano pasado y ante una caña de cerveza, el señor Tardà marcó, a servidor de ustedes y otro compañero de profesión, una hoja de ruta sobre Cataluña donde su acierto ha sido del cien por cien. Total. Hasta hoy. Acierto completo. Y seguro que acierta en su pronóstico de lo que está por llegar, pero servidor lo reserva para no traicionar su confianza.
Hora de hacer un Govern por ideología. La sinrazón independentista sólo nos conduce a la cárcel. En Cataluña se precisa un president con más nivel que Puigdemont, entonces president. Lo decía el verano pasado Joan Tardà y lo ha vuelto a repetir hace unos días en su comentado artículo. Ha levantado la voz, que ya era hora. Otros le deberían seguir. Ha sacado a la luz su razón. Cataluña necesita un Govern de izquierdas. Tripartito, cuatripartito o lo que ustedes quieran. Con el PSC, los comunes o con quien sea necesario. Pero un Govern ya, con cerebro y dispuesto a dialogar con el Estado. No parece que haya otro camino. Esto, el señor Tardà, hace tiempo que lo defiende, aunque haya sido en privado y sacudiéndose el calor con una cervecita. Fue hace cinco meses. Le honra al señor Tardà.
¿Por qué ha hecho ahora público su razonamiento? ¿Por mandato del señor Junqueras? Posible. O casi seguro. Porque de otra forma no se sale del túnel en que se ha metido la política en Cataluña. Habrá que salir. Con alguien al frente. Tardà lo propone. Aunque lo crucifiquen. No importa, estamos en cuaresma. Después vendrá la resurrección y la recompensa. Por su valentía y por su razón.
Lo razonable de las palabras de Tardà están fuera de toda duda. La duda es saber por qué ahora lo ha dicho en voz alta. ¿Para sacar a los presos de la cárcel? ¿Quiere amnistía a cambio de independencia?
Pero de momento, no. Ha hecho sangre. Y le han devuelto la estocada con ánimo de hacer más sangre. Muchos ciudadanos y los predicadores de turno han ido directamente a su yugular. Le han recordado que el pasado 1 de octubre defendía la independencia y ahora quiere "ensanchar la mayoría social del independentismo". Cosa dudosa porque ni socialistas ni comunes están por la labor de apoyar el independentismo. O eso dicen en público, otra cosa es lo que dicen en privado. Exactamente igual que el señor Tardà. Porque tanto Miquel Iceta como Xavier Domènech han dudado de la posibilidad de acercarse. Y de la sinceridad de ERC. Iceta, tras su encuentro con Roger Torrent, presidente del Parlament, ha manifestado que "ERC debe decidir si su camino es el de la república de Bruselas o el de la realidad de Cataluña". En toda la cara de ERC. Porque ya se sabe lo que buscan.
Buscan resistir al Estado y al artículo 155. Resistir al tribunal Supremo por no poner en libertad a Jordi Sánchez para la investidura. Después proponer a Jordi Turull. Acto tras acto de la obra de teatro que están representando. ¿Hasta cuándo? ¿Por qué no proponen a Junqueras como president? Lo mismo el juez le permite salir de prisión para la investidura. Algo gana. Oh, imposible. Tiene que ser de Junts per Catalunya. Pues nos van a dar las uvas en la Puerta del Sol. Casi seguro.
Lo razonable de las palabras de Tardà están fuera de toda duda. La duda es saber por qué ahora lo ha dicho en voz alta. ¿Para sacar a los presos de la cárcel? ¿Quiere amnistía a cambio de independencia? Todo puede ser. Pero todo ello tiene su razón. La razón de Joan Tardà.