Los seguidores de Ciudadanos dicen que sí, que puede ser Arrimadas. Los independentistas dicen que no. Los socialistas dicen que será Iceta. Y Mariano Rajoy, ¿qué dice Mariano? En voz alta no se define. Pero en privado viene dejando caer que prefiere a Iceta. ¿Por qué? Miedo. Miedo a que Ciudadanos crezca demasiado. A que lo haga bien en Cataluña. Luego llegan las elecciones generales. A ver si esta chica lo hace bien y luego nos gana. Lo piensan los del Partido Popular. Porque Ciudadanos no tiene mochila. No tiene nada que ocultar. Nada que se le pueda echar en cara. No lleva cargamento de corrupción como los demás. Son nuevos. No han gobernado. Y, anda, si les sale bien lo de Cataluña ¿quién los frena en las generales? Miedo. A eso se le llama miedo.
Arrimadas ha empezado su campaña en Madrid. Fue más un mitin que un discurso institucional y eso que los presentes no vamos a votar en Cataluña. Fue en un hotel de lujo de La Castellana, a la sombra de Albert Rivera, que por momentos la pone nerviosa. Tensa. Déjala sola Rivera, ya es mayorcita. Y te dobla en capacidad y conocimientos. Sobre todo en oratoria. Con estudios de derecho y administración de empresas esta gaditana, catalana, española, europea, con sangre salmantina corriendo por sus venas se puede convertir en la próxima presidenta de Cataluña. Primera mujer en lograrlo. Aunque le va a costar. Ya se han desenvainado las espadas contra ella, por la derecha y por la izquierda. Unos la tratan de españolista y quieren que vuelva a Cádiz; otros tienen miedo de su crecimiento (PP) o porque creen que les roba a ellos su lugar de privilegio (PSC) en la escalera presidencial. Que espere turno.
Rajoy tiene miedo a que Ciudadanos crezca demasiado. A que lo haga bien en Cataluña. Luego llegan las elecciones generales. A ver si Arrimadas lo hace bien y luego nos gana
De lo que no cabe duda es de que Ciudadanos e Inés Arrimadas van lanzados. Venden a su partido como liberal y de centro. Ya se han olvidado de la parte socialdemócrata. A imitar a Macron. Él ganó, nosotros también, deben pensar. A seguir su estela. Centrismo, liberalismo, lo que pide la ciudadanía, y a ganar. Y quieren empezar por Cataluña. A ello se encaminan. Les da lo mismo que los critiquen por la derecha, al quitarle votos al PP, como que les critiquen por la izquierda, quienes le recuerdan el apoyo que le dan a Mariano Rajoy y su gobierno de minoría. Al Gobierno de la corrupción. Al Gobierno que preside Mariano Rajoy a quien vetaron varias veces en el Congreso y en la campaña. Repitió Rivera y volvió a repetir siempre que pudo que “si Mariano Rajoy está en el ejecutivo no lo apoyaría ni con sus votos ni con su abstención”. Frases para olvidar. Política. Ay, la política. A Rivera también Iglesias lo puso en el punto de mira y le largó la frase de que “representa la peor de las tradiciones políticas españolas, la que no tiene más ideología que su cercanía con el poder”. Y, de paso, le recomendó leer El Príncipe de Maquiavelo. Para todos hay.
Pero ahí la tenemos. Es la referencia. Siendo la líder de la oposición. Claro, al referente, Junqueras, lo mantienen en prisión. El otro no es referente. El Puigdemont es una cosa boba, como dirían en León. Las encuestas han colocado a Arrimadas en el centro de toda referencia. ¿Será la presidenta? Manifestó en La Castellana de Madrid que sus primeros 100 días los dedicará a deshacer el procés y a cohesionar de nuevo a la sociedad. Y a las familias rotas. Y a atraer de nuevo a las empresas, cuanto antes. No pase como en Quebec, que no han vuelto. Recuperar los servicios sociales, sanidad, educación. Ahí invertirá el dinero que hoy se gastan en propaganda independentista y en embajadas inútiles.
Apasionada. Buena oradora. Cuidado Rivera. Está movilizando a los cómodos de sofá que nunca han votado en unas elecciones autonómicas. A los divergentes. Es la referencia. Es la Macron de España. ¿Será la presidenta?