Pocos podrán dudar de las secuelas tan dañinas que ha dejado la hegemonía durante cuatro décadas del pensamiento reaccionario español. Que su versión más extrema sigue viva es fácil de constatar, aunque sea en manifestaciones combativas –supuestamente– con dicha herencia. Este es el caso del rechazo beligerante del nacionalcatalanismo y de los pluriprogresistas de Podemos respecto a la celebración del día de la Hispanidad, fiesta nacional de España –estatal del Estado español, valga la redundancia nacionalista–. Los argumentos de estos grupos, encabezados por la alcaldesa de Badalona y los concejales cupaires, son paradójicamente franquistas. Veamos.
La Hispanidad es un concepto impulsado a comienzos del siglo XX, entre otros, por un cura euskaldún, Zacarías Vizcarra, y por Ramiro de Maeztu, escritor también de origen vasco y de reconocida ideología protofascista. Tras el sangriento triunfo de los golpistas, la intelectualidad franquista reformuló ese concepto, hasta ese momento cargado de tintes cristianos y culturales. El discurso oficial franquista encontró en la Hispanidad legitimidad para su limitada política exterior y para sus argumentos imperiales, pero en ningún caso el 12 de octubre se celebró como fiesta nacional.
El franquismo confundió interesadamente la Hispanidad con la raza, al mismo tiempo que exaltaba con tintes épicos el descubrimiento de América y las heroicas conquistas, ocultando las vergüenzas colonialistas. Resulta pues asombroso, por no decir delirante, que sean estos argumentos franquistas los que fundamenten las iniciativas abolicionistas y las críticas historicistas –histericistas, si me permiten– de los nacionalcatalanes y los pluriprogresistas.
El concepto Hispanidad fue reformulado en el exilio republicano por dos filósofos catalanes: Xirau i Palau y Nicol i Franciscà
Asombroso y delirante, pero también vergonzoso. ¿Cómo es posible que estos ilustres líderes ignoren que el concepto Hispanidad fue reformulado antes y, sobre todo, en el exilio republicano? Y aún más grave, si se tiene presente que fueron, entre otros, dos filósofos catalanes exiliados, Xirau i Palau y Nicol i Franciscà, los que reformularon dicho concepto. Dejó escrito Joaquim Xirau que “si hay en la tierra una constelación humana con fisionomía cierta, esta es sin duda la que constituye el cuerpo de la comunidad hispana”, en tanto que una “unidad orgánica, expresiva, original, múltiple y contradictoria de una persona”
Sánchez Cuervo, en un reciente ensayo, ha analizado cuáles fueron las tres ideas clave republicanas sobre dicho concepto: Hispanidad como comunidad iberoamericana liberal de pensamiento; Hispanidad como memoria pluricultural; e Hispanidad como simbología de la alteridad. Quizás se pueda entender de una manera plena esta Hispanidad, nuestra también, si recordamos a María Zambrano cuando afirmó: “He sido exiliada para ser española de un modo más total”. Así, también se entiende desde 1987 el día de la Hispanidad. En su memoria, la de todos los exiliados, también la podemos celebrar.