Pensamiento

La trampa de la investidura

24 junio, 2016 00:25

“A la investidura se va investido”. Es la última frase/sentencia de Mariano Rajoy para explicar por qué no aceptó la invitación del jefe del Estado para formar Gobierno y por qué tampoco lo hará después del próximo domingo si se repiten las circunstancias del 20D.

Para él, acceder a la investidura era una trampa, y lo sigue siendo. Y tiene sus razones. En caso de haber aceptado en enero, se arriesgaba a sufrir una derrota sin que luego pudiera rentabilizar la intentona, como parece que le podría suceder a Pedro Sánchez.

¿Qué habría ocurrido si un PSOE desacomplejado hubiera decidido dar un paso al frente y ordenar la abstención de sus 90 diputados?

Pero los riesgos de ganar aún eran mayores partiendo como partía de una posición tan insuficiente como los 123 diputados que tenía el PP. ¿Qué habría ocurrido si un PSOE desacomplejado hubiera decidido dar un paso al frente y ordenar la abstención de sus 90 diputados?

Pues, que a partir de ese momento habría apoyado a un Gobierno del PP, efectivamente, pero un Gobierno que estaría en sus manos: no habría podido redactar ni un decreto sin el permiso de los socialistas, que hubieran cogobernado desde el Parlamento teniendo en su mano la duración de la legislatura.

Ese es un peligro que Rajoy no estaba ni está dispuesto a correr: prefiere unas terceras elecciones. Cualquier cosa, antes que abrirse a ese escenario. Por eso, su oferta de gran coalición era y es en realidad una estratagema para desgastar al PSOE --la versión pepera de la “mano tendida” de Podemos-- y ganar tiempo.

En el panorama electoral del momento, el PP solo tiene una posibilidad para seguir en el Gobierno: negociar con un PSOE suficientemente debilitado como para imponerse. En eso está Rajoy, dándole aire a Podemos para que siga erosionando el electorado más izquierdista de Sánchez.

(Claro está que esa estrategia se apoya en el convencimiento de que, tarde o temprano, los socialistas acabarán por ceder y acatar el principio de que quien obtiene más escaños debe gobernar, algo en lo que algunos barones creen desde el primer momento).