Joana Casanovas

Joana Casanovas ANIMAL SOSPECHOSO

Letras

El debut poético de Joana Casanovas

Joana Casanovas, artista plástica y terapeuta, debuta como poeta con Poética de las estructuras (Animal Sospechoso), un poemario de lenta sedimentación que explora los efectos del daño y el dolor de un modo radical

12 febrero, 2024 13:26

Persiste en lo quebrado / una armonía que nos cuida”. Estos dos primeros versos sintetizan a la perfección Poética de las estructuras, el debut de Joana Casanovas (Barcelona 1966), sin duda una de las voces más genuinas y arriesgadas que han surgido en el panorama de la literatura española en los últimos tiempos. El hallazgo se lo debemos a Juan Pablo Roa, el poeta y editor que regenta, en el barrio de Gracia de la ciudad condal, una pequeña librería con el mismo nombre que su sello de poesía y ensayo. Animal Sospechoso cumple este año una década de labor resistente e incluso heroica, de la que este nuevo poemario es un ejemplo cabal.

Poética de las estructuras es un libro maduro, obra de alguien que lleva mucho tiempo escribiendo y esperando, sin las urgencias que tantas veces arruinan talentos incipientes. Publicar se ha vuelto algo demasiado fácil en una sociedad donde ya casi no hay reserva y en la que cada día mucha gente se ve obligada a exhibir sus alegrías y sus miserias. Por ello sorprende y gratifica encontrarse con un poemario que denota una lenta sedimentación, aislado del ruido publicitario, a salvo de las modas ideológicas y de los imperativos periodísticos. La autora parece tener muy presente la advertencia de Emily Dickinson: “Publicar es la subasta de la mente humana”. 

Joana Casanovas

Joana Casanovas

El estilo de Joana Casanovas rehúye cualquier tentación de coloquialismo para encerrarse en una lengua defensiva, exigente, que a menudo parece tallada en la piedra barroca. La cita de Jakob Böhme que la autora ha elegido como epígrafe del libro ya nos indica la intención última: “Mirad al fundamento; al corazón”. Y es al núcleo, tanto verbal como espiritual, a donde se dirigen estos poemas:Un dolor esencial. Un daño / que se aborta a sí mismo / por temor a develarse / foráneo al mundo. Algo muere al nacer / oculto en lo poco a poco”. 

Hay en estos versos –en todos los del libro– una tensión entre lo visual y lo acústico que delata una y otra vez el afán por encontrar en lo roto esa armonía oculta. En su excelente prólogo, Juan Pablo Roa trae a colación una cita muy pertinente de Saúl Yurkievich sobre el problema de la poesía en la modernidad: “La palabra es ahora reflejo de reflejos, simulacro, escoria; ya no puede decir el mundo, solo expresa el ser temporal del poeta, la condición humana; es signo del ser que se vive a sí mismo, no discurso sino puro transcurso. Escribir no es escribir el mundo, sino escribirse”. Efectivamente, desde el romanticismo acá, la poesía no ha hecho sino constatar esa incapacidad para nombrar el mundo, para ser todo y zafarse del imperio de la subjetividad.

Desde entonces, los intentos por superar la negatividad moderna han sido siempre ingenuos o religiosos, con la excepción de Rilke, el único que probablemente logró escribir desde el otro lado. Hölderlin se pasó la vida dando vueltas al problema de los géneros literarios en Grecia, de la épica a la lírica y la tragedia, tratando de encontrar el punto de sutura y resucitar el lenguaje de los dioses, vivo en el devenir, el tránsito propio de la naturaleza. Pero únicamente logró oír el silencio al fondo del archipiélago y comprobar que los poetas ya solo son capaces de cantar un resto. 

'Poética de las estructuras'

'Poética de las estructuras' ANIMAL SOSPECHOSO

Joana Casanovas no rehúye esa negatividad sino que se instala en ella para cantar la vida a pesar de la quiebra. Ahí radica la originalidad del libro, su osadía, un gesto que la emparenta con poetas que consiguieron algo parecido, por ejemplo Maria Mercè Marçal, con cuya voz tiene curiosas concomitancias. Un breve poema titulado 'Luciérnagas' expresa esa forma solo suya de alumbrar en la oscuridad, el camino de regreso al parto que, a despecho del mundo, quiere volver a ser afirmación: “Las luciérnagas extraviadas / por un exceso de luz artificial / entretienen a los niños / que dormitan / en el bosque de los tiempos venideros. Luz consuelo, / llora por todos nosotros / en el vientre de la noche. / Lo sabe la mujer que, habiendo / sido luz, la da”.

Hay también en el libro una especie de precisión científica, implícita incluso en el título, que parece querer encontrar con la poesía aquello que queda fuera de ella, un armazón real que sea capaz de sostener lo insostenible, lo ya derrumbado. En el poema 'Fundamento' leemos al final: “Así el humano zuncho / sostiene acerado / a favor del común acervo, por una mística de las estructuras, mínimo fleje de dones ajustados, empuje / de verticalidad contra el derrumbe”. Todo aquello que confiamos a la seguridad y la consistencia de lo visible de nada sirve si no está sustentado por su opuesto, la aceptación de lo ignoto. Como leemos en el poema 'Pasión infinitesimal': “Si cabe asegurar fulgores / será por acopio del desposeer / para los peones del solaz enigma no hay vejez”. 

Que la poesía es una forma de pensar insustituible lo demuestran libros como Poética de las estructuras, llegados para testimoniar que, a pesar de todo, lo que queda los siguen fundando los poetas. Se trata de todo aquello que escapa al comercio semántico y al discurso sectariamente racional, una celebración que ya no se encuentra en ninguna otra parte: “El poso silencioso / del aprendizaje de mundo / ya era la pupila del niño”.