Una radiografía de España a través de un equipo de fútbol

No es extraño que en los reportajes de las secciones de Cultura de los periódicos nacionales Rayografía destaque, en valoración a priori, como una de las propuestas editoriales más estimulantes del curso que ahora empieza. El libro --la historia de un año: el año pasado, y el fútbol como metáfora de la vida-- funciona con la precisión de un reloj suizo. Armazón rigurosa. Cada capítulo cuenta un partido de la pasada temporada del equipo del Rayo Vallecano, y además la “previa” personal del narrador, incluida las cervezas que se toma, prudentemente alternadas con vasos de agua, cuando el equipo juega fuera y son muchas las horas vacías antes del “acontecimiento”; y además el retrato, a menudo conmovedor, de algunos aficionados con los que se encuentra y a los que aborda con una naturalidad asombrosa; y además una reflexión, con bastante sentido común, sobre algún tema sustancial (uno en cada capítulo) relativo a ese deporte tan popular, sus intereses, el carácter de sus aficiones y hasta las tendencias políticas de sus hinchadas más extremistas y virulentas, sea la del Celta de Vigo o del Valencia. ¿Quién da más? 

El libro de Nico Casariego

¿Quién da más? Es el retrato de una sociedad emocional, que puede ser arrebatada por el entusiasmo de una jugada excepcional, pero que sobre todo quiere ser buena. Está el libro tan bien pensado, y bien escrito y medido, y es de lectura tan agradable, que me parece inevitable que se incorpore ipso facto al canon de los mejores libros sobre fútbol. Y me gustaría haberlo escrito yo, aunque no me interese para (casi) nada el fútbol; pero no sólo eso: hasta me gustaría ser el autor, ser yo Nico Casariego, pues así, en vez de mi carácter, que tiene sus más y sus menos, tendría el suyo, que, a juzgar por su fraseo y la precisión considerada de sus adjetivos, en fin, por la manera desenfadada pero no superficial en que cuenta tantas anécdotas, es positivo, cordial, sociable, con un sentido del humor alerta y sin saña, vitalista y capaz de entusiasmo inmediato, partidario de la alegría… y sabiamente resignado a lo que es incorregible, a lo irremediable. O sea, lo contrario de un narcisista de esos que tanto abundan. 

Reconfortante subjetividad

Esto no lo cuento para adularle sino porque él mismo es protagonista –pero no a la manera habitual de la “autoficción” tan de moda, sino de una forma lateral pero constante, y vertebrante del relato, que le da a las peripecias que narra una declarada y reconfortante subjetividad— de un texto en el que figuran docenas de nombres, si no cientos: el de los futbolistas de diversas generaciones del Rayo Vallecano, alias “La Franja” o “El Rayito”, los directivos, los árbitros, los aficionados con los que habla, con los que establece contacto casual, cada uno con su anécdota.

Rayografía no es un libro breve, pues tiene casi 400 páginas, pero me lo he leído de un tirón, y la verdad es que he quedado un poco empachado. Es demasiado. No recomiendo leerlo así. Recomendaría más bien tenerlo en la mesita de noche y antes de apagar la luz leer, cada noche, algunos capítulos, algunos episodios, en los que nunca faltan el impulso vital, la lucha, el esfuerzo y la pasión, y donde la victoria y la derrota a fin de cuentas son casi lo de menos. Seguro que después de conciliar así el sueño, los onirismos –y con ellos, la vida misma—parecen más amables.