Anna Maria Mühe, en la serie 'La dama de los muertos' / NETFLIX

Anna Maria Mühe, en la serie 'La dama de los muertos' / NETFLIX

Cine & Teatro

Cuidado con la sepulturera

La serie 'La dama de los muertos' va más allá del género del thriller, con crímenes y una visión autocrítica, casi propia de Thomas Bernhard

27 enero, 2023 20:00

En un pequeño y permanentemente nevado pueblo austríaco, quien corta el bacalao es una vieja bruja llamada Johanna Schönborn (Michou Friesz), dueña del hotel más importante de la localidad y aspirante, por los medios que sean, a convertir el lugar en una de las estaciones de esquí más rutilantes de los Alpes. Mujer expeditiva y con un hijo muy turbio, la señora Schönborn se va a encontrar con una piedra en el zapato en la persona de Brünilde Blum (la espléndida Anna Maria Mühe, a la que conocimos en la estupenda serie Dogs of Berlin, sobre la que me está saliendo barba esperando una segunda temporada que no llega nunca). Brünilde, a la que todo el mundo llama por su apellido, Blum, regenta una funeraria heredada de sus padres adoptivos, que murieron ahogados años atrás de manera un tanto dudosa (no puedo añadir nada más por miedo al spoiler). Su marido, Mark, es un policía local que una mañana, tras subirse a la moto, es arrollado por un monovolumen negro que se da a la fuga. La tendencia general es considerar la muerte de Mark como un accidente, pero a Blum hay algo que le chirría y que la conduce a convertirse en investigadora por cuenta propia, dado que el cuerpo de policía de la localidad solo muestra unas ganas inmensas de cerrar el caso cuanto antes.

Así empieza la magnífica serie austríaca de Netflix La dama de los muertos, basada en la novela de Bernard Aichner Totenfrau, inédita en español, que yo sepa. La dama de los muertos se instala en ese subgénero policial cuyas historias transcurren en sitios aparentemente agradables que esconden, a la que rascas un poco, una realidad tirando a sórdida. Cuando empiezan a sucederse unos extraños asesinatos que, aparentemente, nada tienen que ver con la muerte de Mark, Blum empieza a meter la nariz en ellos, y lo que va descubriendo por el camino se basta y se sobra para ponerle los pelos de punta a ella y al espectador (los crímenes están relacionados con una fechoría sexual y criminal del pasado en la que participaron las víctimas y son llevados a cabo por alguien que sabe perfectamente a quien buscar, aunque no les voy a revelar su identidad por lo del spoiler de marras: básteles saber que los crímenes están relacionados con la eliminación del marido policía de la enterradora).

La actriz Anna Maria Mühe, en la serie 'La dama de los muertos' / NETFLIX

La actriz Anna Maria Mühe, en la serie 'La dama de los muertos' / NETFLIX

La sepulturera, a todo esto, es un personaje de cuidado, una especie de madre coraje de la investigación amateur que, con la colaboración de su ayudante, Reza Shadid (Yousef Sweid), y de una pobre chica condenada a un final horrible a la que se encuentra arrastrándose por la nieve y a la que ofrece refugio en su casa, Nadja (Romina Küper), conseguirá unir las muchas piezas sueltas del asunto para acabar llegando a unas conclusiones demoledoras sobre esa aparentemente ejemplar comunidad siempre cubierta de nieve.

Una rareza excéntrica 

Avaricia burguesa, trata de blancas, perversiones sexuales, crímenes casi rituales…Esos son los elementos que componen La dama de los muertos, estimulante thriller en seis episodios que nos demuestra que de Austria no solo salen las magníficas películas de Ulrich Seidl. Se aprecia en ella, incluso, ese sentimiento autocrítico que distinguió toda la obra de Thomas Bernhard, pese a su apariencia de historia de crímenes convencional, y Bernhard fue un hombre firmemente convencido de que algo olía a podrido en Austria. Narrada a buen ritmo, pero sin llegar a ese tono pretendidamente trepidante que distingue a los thrillers norteamericanos, La dama de los muertos ofrece una trama interesante y un personaje central, la enterradora Blum, quien, además de ocultar un secreto muy inquietante, es algo así como la versión hardcore de la señorita Marple de Agatha Christie o de la Jessica Fletcher de Se ha escrito un crimen. Como sus enemigos, Blum tampoco es precisamente trigo limpio, pero hay algo en la interpretación de Anna Maria Mühe que la convierte en el centro de gravedad permanente (que diría Battiato) de la trama y que la faculta para protagonizar nuevas aventuras de esa enterradora con la que más vale no meterse si no quieres acabar francamente mal.

La dama de los muertos es un thriller, sí, pero también una rareza un pelín excéntrica dentro del género. Blum no se detiene ante nada para alcanzar su objetivo de vengar al marido atropellado, pero es una heroína muy especial a causa de algo muy concreto que no voy a desvelar, una vez más, por temor al spoiler. No sé si habrá una segunda temporada de sus aventuras, pero yo ya me pongo a esperarla y confío en tener un poco más de suerte que con Berlin dogs, cuyo final abierto presagiaba una siguiente entrega que nunca llegó.