El hombre que retrató a Ziggy Stardust
Mick Rock fue el fotógrafo de las estrellas de los setenta, el que mejor reflejó el 'glam rock' con grandes imágenes de David Bowie
24 noviembre, 2021 00:00El pasado 18 de noviembre fallecía en Staten Island, Nueva York, el fotógrafo británico Mick Rock (Londres, 1948), cuyo auténtico nombre era Michael Smith. Como fotógrafo, le debemos algunas de las imágenes más icónicas de la música pop, especialmente las de su amigo David Bowie cuando éste interpretaba el personaje de Ziggy Stardust, al que Mick inmortalizó en el escenario infinidad de veces. Mick Rock era, básicamente, un fotógrafo de directo. Como retratista nunca superó la corrección (los mejores retratos de Bowie son los de Terry O´Neill), aunque tuviera sus momentos de brillantez (pienso en las portadas de The madcap laughs, de Syd Barrett, Transformer, de Lou Reed o el segundo disco de Queen) y nunca jugó en la misma liga que Avedon, Bailey o Snowdon. Su principal logro consiste en haber estado en el lugar adecuado en el momento preciso. En su caso, el Londres de la explosión del glam rock, a principios de los 70. Sin saber cantar, tocar o componer, el señor Rock se convirtió en un elemento fundamental de la escena musical del momento, que plasmó de manera concienzuda y vehemente (Iggy Pop y Roxy Music fueron algunas de las muy interesantes piezas que se cobró).
Nuestro hombre dedicó toda su vida al rock & roll y ha dejado varios libros que lo atestiguan. Fotografiar conciertos no fue para él un simple oficio con el que llegar a final de mes, sino la razón de su existencia. Mick Rock fue, en cierta medida, un groupie de la fotografía: además de inmortalizar a los artistas, se hacía amigo suyo, se iba de copas con ellos y se las apañaba para ser considerado uno más del entorno. Así consiguió que sus imágenes tuvieran ese plus de intimidad que les estaba negado a aquellos de sus colegas que se iban a casa al terminar el concierto de turno y de olvidaban rápidamente de él. Cuando a Mick Rock le gustaba alguien, se convertía en su sombra.
Sempiternas gafas de sol
Sus años de gloria fueron los de su juventud londinense. El glam rock le pilló con veinticuatro años y el hombre se entregó en cuerpo y alma: aunque le recordemos, principalmente, por sus imágenes de cuando Bowie era Ziggy Stardust, no le hizo ascos a nada, llegando a inmortalizar a lo más cutre del movimiento, como demuestran las fotos que tomó del ridículo grupo Geordie, del que ya nadie se acuerda. Su trabajo posterior tiene momentos de interés (la portada de End of the century, de los Ramones, por ejemplo), pero carece de la fuerza del realizado a principios de los años 70. Al igual que Bowie, se instaló en Nueva York --aunque en la zona menos interesante, Staten Island, paraíso de bomberos y policías, como descubrimos en la película Copland, protagonizada por Sylvester Stallone y Robert de Niro-- y siguió con lo suyo, pero nunca haría nada que superara su obra juvenil. Los años 70 del pop pertenecieron a su amigo Bowie, pero las grandes imágenes musicales de la época --en Gran Bretaña, por lo menos-- se las debemos a él.
No ha quedado claro si los excesos juveniles le pasaron la factura demasiado pronto, pero sabíamos que su salud era delicada y que había pasado por el quirófano algunas veces. Le sobrevive su mujer, Natalie. Y le sobrevivimos, de momento, los adolescentes a los que Bowie, Ferry o Barrett nos alegraron la vida cuando más lo necesitábamos. Ahora no recuerdo si llegó a inmortalizar al líder de Mott the Hoople, Ian Hunter, pero es indudable que compartían un aire de familia con su pelo escarolado y sus sempiternas gafas de sol. En cualquier caso, nos ha dejado un fotógrafo del rock que fue también un militante de la causa y una figura (casi) tan icónica como los músicos a los que congeló brillantemente durante sus actuaciones en directo. Ya no los fabrican así.