Ocaña, Camilo y Nazario, durante el rodaje de 'Ocaña, retrato intermitente' de Ventura Pons

Ocaña, Camilo y Nazario, durante el rodaje de 'Ocaña, retrato intermitente' de Ventura Pons

Artes

La Sevilla que cambió Barcelona

La pintura de Ocaña, la copla 'Ojos verdes', el cómic de Nazario y una película de Ventura Pons muestran cómo Sevilla conquistó la 'Barcelona underground'

3 julio, 2020 00:00

A comienzos de los setenta, en el plazo de pocos años, la escena cultural de Barcelona se vio agitada por la deslumbrante aparición de Ocaña, Camilo y Nazario, todos andaluces. Desde los códigos de la marginalidad y la contracultura, ellos acuñaron la transgresión como estilo de vida y fórmula creativa. La insólita propuesta dotó al panorama creativo de la Ciudad Condal de una carga de libertad hasta entonces poco conocida, además de unos rasgos de mestizaje que, durante un largo periodo de tiempo, fue una de sus señas de identidad.

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Autorretrato con mantilla, de Ocaña 

A menudo, Ocaña se disfrazaba de folclórica, con peineta, falda y clavel, y se ponía a cantar coplas en el Café de la Ópera, posiblemente su escenario favorito. Y lo hacía al completo, entonando y reclamando toda la atención sobre ellas. Ni las ridiculizaba ni hacía parodias. Eso sí, nada más acabar la canción se levantaba la falda. Si estaba vestido de mujer, enseñaba el pene. Si estaba desnudo, lo escondía entre las piernas. Entre junio y julio de 1981 realizó una serie de retratos con mantilla en acuarela sobre papel, entre los que destaca este Autorretrato que pertenece a la colección familiar.

Ojos verdes, de Manuel Quiroga, Rafael de León y Salvador Valverde. 

Entre las coplas que cantaba Ocaña en sus actuaciones callejeras estaba, sin duda, Ojos verdes, compuesta en la década de los treinta por el compositor Manuel Quiroga y los letristas Rafael de León y Salvador Valverde. La canción sufrió el rigor de la censura por su alusión directa a la prostitución: “Apoyá en el quicio de la mancebía…”. Existen distintas lecturas del sentido la copla: de un lado, se dice que Manuel Quiroga dedicó la melodía a su esposa, Fuensanta Clavero, quien tenía unos hermosos ojos verdes; por otro, se alude a que su germen está en el encuentro de Rafael de León, Federico García Lorca y Miguel de Molina en el Hotel Oriente de Barcelona tras el estreno de Yerma

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Ojos verdes, de Nazario. 

Nazario publicó en 1981 en las páginas de El Víbora una adaptación de la historia de Ojos verdes en clave underground. Años después, los herederos de Rafael de León interpusieron una demanda al dibujante y al editor de la revista, José María Berenguer, por plagio y atentado contra la propiedad intelectual. La pena solicitada contra Nazario eran seis meses de arresto mayor y una multa de 400.000 pesetas, mientras que el responsable de El Víbora debía de hacer frente a una indemnización de cinco millones. Ambos fueron, finalmente, absueltos. 

Universal i faraona de Ventura Pons. 

El cineasta Ventura Pons regresó en su quinto documental al territorio de su primer y sorprendente trabajo cinematográfico: Ocaña, retrato intermitente (1978). Cuarenta años después, en Universal i Faraona (2018) propuso un homenaje a la Barcelona de los años setenta a través de las figuras del pintor Ocaña, el músico Gato Pérez y el humorista Pepe Rubianes. Según sus palabras, quería “mostrar qué pasaba en aquellos tiempos de los setenta, en una época gloriosa de Barcelona, que ellos contribuyeron a hacer universal y faraona”. También mestiza y libertaria.