Cassola de tros

Cassola de tros TURISME GARRIGUES

Gastronomía

El plato típico de Cataluña, que enamora a los campesinos: hace más de 40 años se celebró el primer concurso de este guiso

Su origen se remonta a una práctica ancestral, en la que se utilizaba una cazuela de barro sobre fuego de leña

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La gastronomía catalana nos seduce, profundamente, por ser una vivencia que va más allá del simple acto de comer. En primer lugar, nos fascina por su sólida conexión con el territorio y sus productos locales: aceite de oliva, hortalizas frescas del Mediterráneo, embutidos del interior, el mar i muntanya... Esta riqueza productiva refleja una cocina que respeta la estacionalidad y el carácter de cada comarca.

Además, nos cautiva su profundo arraigo histórico, con raíces que se remontan al esplendor medieval. Cataluña cuenta con uno de los primeros recetarios de Europa, el Llibre de Sent Soví, donde los platos han perdurado a lo largo de los siglos, transformando sencillez en elegancia gastronómica.

El plato típico catalán

La cassola de tros --también conocida como cazuela de campo de Juneda-- es un plato profundamente arraigado a la tradición rural de Cataluña, especialmente, en la comarca de Les Garrigues, en la provincia de Lleida.

Su origen se remonta a una práctica ancestral: los campesinos que trabajaban, de sol a sol, en fincas alejadas y que no disponían de medios de transporte para volver a casa a la hora del almuerzo. Por eso, llevaban consigo ingredientes básicos de sus despensas y, junto con vecinos de fincas cercanas, cocinaban en una cazuela de barro sobre fuego de leña, compartiendo comida y espacio.

El nombre deriva del término 'tros', palabra que en lengua catalana designa justamente la parcela o trozo de tierra cultivado por los agricultores. De ahí que, este guiso, recibiera este nombre: era literalmente la cazuela que se preparaba en el 'tros', el campo, con lo que se llevaba de casa y lo que el huerto proporcionaba. En Lleida y en otras comarcas, también, se le conoce como 'cassola de labrador' o 'cazuela de trozo', siempre vinculado al acto del agricultor que cocina en el cultivo mismo.

La cassola de Juneda

Este plato nació como una necesidad práctica y con una demostración de solidaridad comunitaria: cada quien aportaba lo que tenía --carnes, verduras de temporada, caracoles o productos del huerto-- y se cocinaba todo junto, con poca estructura, sin grandes reglas culinarias.

No había receta fija, sino variaciones según la estación (espinacas y patata en invierno, pimiento, berenjena y tomate en verano), y según lo que cada familia tenía disponible.

Con el tiempo, la tradición se formalizó, especialmente, en Juneda, donde en 1979 un grupo de jóvenes impulsó la celebración del primer concurso colectivo de cassoles de tros, establecido como fiesta popular en domingo de Pentecostés en torno a una regulación simbólica para revivir la experiencia ancestral.

Desde entonces, esta jornada ha reunido generaciones y ha colocado el plato como símbolo de identidad colectiva y de la gastronomía de proximidad.

Cassola de tros

Cassola de tros ARA LLEIDA

Receta de la cassola de tros

Si quieres hacer la receta de la famosa cassola de tros, solo has de obtener los siguientes ingredientes:

  • Aceite de oliva virgen extra.
  • Para el sofrito: cebolla picada, pimiento rojo y tomate triturado.
  • Longaniza.
  • Carne magra de dos colores.
  • Tocino del cuello.
  • Caracoles.
  • Conejo.
  • Espinacas.
  • Para el picadillo: hígado del conejo, ajo, almendras, avellanas o nueces, sal, pimienta negra, guindilla, laurel, vino blanco y coñac.

En otras localidades del Pla d’Urgell hay variaciones en los ingredientes como el huevo y la patata.

Para su elaboración, seguiremos estos pasos. Se pone una cazuela grande con aceite al fuego, y cuando esté caliente le echaremos la longaniza. Cuando esté hecha la retiraremos y la dejaremos enfriar para cortarla cuando esté fría y así no se desmigajará.

En el mismo aceite le echamos el tocino y, cuando esté dorado, le echaremos la carne magra salpimentada. Cuando todo esté doradito, le añadiremos el conejo salpimentado y dejaremos que se cueza un poco. Entonces ya le podremos añadir la longaniza previamente cocida y cortada.

Seguidamente, echaremos las cebollas cortadas muy pequeñas, los ajos cortados finos, el pimiento rojo y la guindilla. Cuando la cebolla esté cocida y la carne bien dorada, le echaremos el tomate triturado y lo dejaremos freír.

A continuación, le echaremos el vino blanco y el coñac. Dejaremos que todo el conjunto haga chup-chup durante un buen rato y le añadiremos el laurel. Después, añadiremos los caracoles y dejaremos que se vayan cociendo dentro de la salsa.

A media cocción, le añadiremos un picadillo hecho en el mortero con el ajo, las almendras, las avellanas y el hígado cocido del conejo. Al cabo de unos quince minutos le echaremos las espinacas. Cuando estas se hayan impregnado bien de todos los aromas de la cazuela, ya podremos apagar el fuego.

En caso de que el conjunto quede seco y la cazuela ya esté lista, podremos añadir un poco de caldo que habremos hecho con la cabeza del conejo y un manojo de verduritas.

La cazuela está más rica si se come al cabo de unas horas de haberse hecho, incluso al día siguiente. Eso sí, si la hacéis el día anterior, y no la dejáis en la nevera, procurad que la tapa de la cazuela deje un espacio para respirar, pues existe el peligro de que, si la tapáis del todo, la cazuela se fermente. Entonces ya la podréis tirar.