No es la Colonia Güell: el Bien de Interés Cultural abandonado a media hora de Barcelona
Esta antigua comunidad fabril se ha convertido en un barrio donde 20 personas conviven entre ruinas
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La historia de Cataluña con la industria es de sobras conocida. Junto con el País Vasco fue el motor de la Revolución Industrial en España y eso se vio en el desarrollo del sector textil y la proliferación de las colonias fabriles.
Cataluña está llena de antiguos ejes industriales centenarios que, en mejores o peores condiciones, se mantienen en pie, recordando lo que algún día significaron para este territorio. La más conocida de todas es la más moderna y modernista Colonia Güell, obra de Gaudí, pero hay muchas más.
Can Bros
Cerca de otro antiguo polo abandonado como es la Colonia Sedó, a media hora de Barcelona, se encuentra abandonado Can Bros. Situada en Martorell, al lado de la A-2, esta antigua colonia fabril conserva buena parte de su esencia que la han convertido en un Bien de Interés Cultural.
Los orígenes de esta colonia se remontan al siglo XVII, cuando la familia Bros adquirió los terrenos y construyó una masía que albergó a cinco generaciones. En el siglo XIX, con la voluntad de convertir la finca en un centro productivo, comenzó con la construcción de una acequia y molinos, aunque el proyecto fracasó.
La historia de la colonia
Fue Miquel Elies quien, tras adquirir el complejo, le dio el toque fabril que requería esta casa. e inició la producción de papel allí en Martorell. Sin embargo, no sería hasta 1852, con la llegada de la familia Castells-Catarineu, cuando la colonia experimentó un verdadero auge.
Bajo la gestión de esta casa familiar, Can Bros se transformó en una colonia textil con todo lo necesario para los trabajadores y sus familias: viviendas, una escuela y una iglesia neogótica, que todavía se alza como testimonio del esplendor pasado.
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En su mejor momento, la colonia llegó a acoger a un millar de personas y fue un centro fabril en pleno funcionamiento. En 1921, la colonia pasó a manos de la familia Fontdevila i Prat, quien la gestionó hasta su declive en 1967. Desde entonces, este espacio no ha hecho otra cosa que deteriorarse y vandalizarse.
Mientras el Consistorio de Martorell trabaja en proyectos de rehabilitación para preservar su patrimonio histórico y paisajístico, Can Bros es una mezcla de pasado y abandono. Entre la maleza y las ruinas de lo que fue un vibrante centro fabril, el silencio reina, interrumpido solo por la vida tranquila de los escasos 20 vecinos que aún residen en el lugar.
Una fábrica convertida en barrio
Y es a pesar del abandono que marcó su historia, desde 1979 algunos de los antiguos hogares de la pequeña zona del carrer Elies han sido recuperados y actualmente están habitados. El complejo de la colonia, convertida en un barrio de Martorell, es ahora de lo más peculiar.
Formado por las viviendas de los trabajadores construidas en 1860, con planta baja y dos pisos, se ven alguna de estas algunas casas vuelven rehabilitadas y habitadas por unos 20 vecinos, mientras la mayoría se encuentran en estado de ruina, evocando el esplendor y la decadencia de este enclave industrial.
Cómo es Can Bros
El barrio de Can Bros, actualmente, está dividido en dos tipologías principales. Por un lado, el carrer de Fontdevila i Torres, que incluye la emblemática Casa Elías y parte de la plaza del Llobregat. Por otro, los edificios relacionados con la antigua colonia fabril, como las casas de los trabajadores, el economato, la escuela y la majestuosa iglesia de Sant Joan, aún conservan hasta parte de su inmobiliario.
La fábrica Fontdevila i Torres, hecha de ladrillo, incluye naves de cuatro plantas diseñadas para aprovechar la fuerza del agua del río Llobregat. Las robustas estructuras de ladrillo que aún se mantienen en pie evocan una época en la que la producción textil impulsaba la economía local y daba vida a esta comunidad.
Qué ver
Las casas de los trabajadores de 1860 se aprecian porque están hechas de mampostería. Constan de planta baja y dos pisos, pero sus reducidos metros cuadrados evidencian las condiciones de vida modestas de los obreros de la época. Si bien la mayoría están en estado de ruina, es posible imaginar la vitalidad de antaño en las alineaciones de las calles y las fachadas desgastadas.
Merece la pena indicar la importancia de la Casa Elías, de 1827, un edificio singular que mezcla elementos neoclásicos con la típica masía catalana. De planta baja y dos pisos, su fachada principal incluye una galería cubierta que le otorga un carácter señorial. En 1932, junto a esta torre, se erigió una pequeña capilla que complementa el conjunto y refuerza la importancia de la familia Elies en la historia de Can Bros.
La iglesia
Pero si hay un edificio que brilla por su conservación es la iglesia de Sant Joan, construida en 1897 bajo la dirección del arquitecto Joaquim Bassegoda i Amigó.
Este templo de estilo neogótico se caracteriza por su estructura de piedra y ladrillo, con una única nave y contrafuertes que refuerzan sus muros laterales. En su fachada se aprecia una espadaña coronando la entrada principal y un rosetón que aporta elegancia a su diseño.
Colonia abandonada
Todo eso hace que pasear por las calles de Can Bros sea como adentrarse en una cápsula del tiempo que transporta al visitante al siglo XIX, con la fábrica cerrada, la iglesia neogótica y las viviendas en estado de deterioro.
A pesar de su riqueza histórica, Can Bros sigue siendo una de las colonias industriales menos conocidas de Cataluña, eclipsada por otras como la famosa Colonia Güell en Santa Coloma de Cervelló.
Fiestas en Can Baró
El difícil acceso en transporte público contribuye a mantener su anonimato, lo que, paradójicamente, sus vecinos consideran un factor positivo: prefieren conservar la tranquilidad antes que convertirse en un imán para el turismo masivo.
La calma habitual de Can Bros se interrumpe solo a finales de junio, durante las fiestas mayores. En estas fechas, el pequeño enclave cobra vida con actividades tradicionales como vermutadas populares, sardanas, gigantes, conciertos y sesiones de DJ.
Cómo llegar
Quien quiere acercarse a Can Bros lo tiene relativamente fácil desde Barcelona. Es solo un trayecto de media hora en coche. Lo más fácil es por la AP-7 o la A-2, salir en Martorell e ir hacia la N-II en dirección Martorell/Capellades. Desde allí, se sigue por la carretera BV-1201 en dirección a Can Bros. Una vez en Martorell, las señales indicarán cómo llegar a la colonia, situada a las afueras del municipio.
Un poco más se tarda en transporte público. El trayecto de media hora con la línea R4 de Rodalies o la R5, R6 o S8 de la línea Llobregat-Anoia de Ferrocarrils Generalitat de Catalunya (FGC) hasta Martorell. Desde allí parte otro camino de 30 minutos andando hasta la antigua colonia.