Esta es la iglesia medieval con el campanario más alto de Cataluña: 74 metros de alto con vistas a cinco comarcas
- La piedra blanca de Roda de Berà dota al campanario de un brillo característico
- Más información: La desconocida iglesia medieval catalana oculta entre las ruinas de un castillo: está en un pueblo de 500 habitantes
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Iglesias románicas hay muchas en Cataluña. Algunas de ellas, como las del Vall de Boí, son Patrimonio de la UNESCO, otras no están tan protegidas, pero son de una belleza descomunal. E incluso una de ellas cuenta con el campanario más alto de Cataluña.
Esta ermita se encuentra en el corazón de la ruta del Císter, una zona en el interior del sur de Cataluña, en la provincia de Tarragona. La ciudad en cuestión donde se erige es la capital del Alt Camp y los calçots, Valls.
Dónde está
En esta histórica ciudad se alza majestuosa la torre de la iglesia de Sant Joan Baptista, con sus impresionantes 74 metros de altura. Esta altura, hace que sea el campanario el más alto de Cataluña: un verdadero desafío a los cielos y un emblema de la ciudad, conocido tanto por su relevancia arquitectónica como por la profunda historia que guarda en sus muros de piedra calcárea.
La construcción de este monumental campanario comenzó en marzo de 1896 bajo la dirección del arquitecto Francesc de Paula del Villar i Carmona, con el maestro vallense Joan Oller encargado de las obras. Solo un año más tarde, en octubre de 1897, durante la festividad de Santa Úrsula, la imponente estructura fue bendecida, marcando un evento histórico para los habitantes de Valls.
Cómo es el campanario
El diseño del campanario combina elementos de piedra calcárea y una estructura interna de hierro, lo que le otorga estabilidad y resistencia. Esta solución arquitectónica permite que el campanario se sostenga sobre tan solo tres paredes, una hazaña para su época.
Su base octogonal se eleva en dos cuerpos sobrepuestos, coronados por ventanas ojivales y rematados con un acabado que realza su elegancia gótica. La piedra blanca de Roda de Berà, utilizada en su construcción, dota al campanario de un brillo característico que contrasta con el cielo azul del Mediterráneo.
Vistas de lujo
Desde lo alto del campanario, las vistas son inigualables: el paisaje se despliega en todas direcciones, abarcando las comarcas vecinas del Baix Camp, Tarragonès, Baix Penedès, Anoia y Conca de Barberà.
Además de una panorámica única del territorio, este mirador tiene un protagonismo especial con otra de las tradiciones de Valls. No con los calçots, sino con los castellers. Son muchos los icónicos castillos humanos que se alzan desafiando la gravedad, al igual que este campanario e incluso a su lado durante las fiestas.
En un barrio histórico
Pero este campanario no siempre ha lucido tan espléndido. A lo largo de los años, la piedra calcárea ha sufrido un proceso de degradación que obligó a una restauración importante en 1984, gracias a los esfuerzos de la comunidad y de la Comisión Pro Restauración del Campanario de Valls.
La base del campanario se encuentra en uno de los barrios más antiguos de la ciudad, donde se asentó la comunidad judía entre los siglos XIII y XV. Esta zona, junto con el campanario, forman parte de un recorrido por el pasado que invita a descubrir los tesoros escondidos de esta localidad.
Visitas
Para los más valientes, el campanario ofrece la posibilidad de ascender hasta su cima y disfrutar de unas vistas espectaculares que abarcan desde el mar Mediterráneo hasta las montañas del interior. Aunque la subida puede no ser apta para quienes sufren de vértigo, la recompensa es una panorámica inigualable que encapsula el espíritu de Valls y su entorno.
Claro que antes de subir estos 74 metros, bien merece una visita la iglesia a la que está pegada tampoco se queda atrás. Dedicado a Sant Joan Baptista, este edificio monumental tiene una historia mucho más larga.
La iglesia medieval
La iglesia se construyó en 1570 y se completó en 1583. De estilo renacentista, se alza con una sola nave de 63 metros de largo y 16 metros de ancho, acompañada por siete capillas a cada lado.
Su interior es un derroche de arte y devoción, con vidrieras góticas, un rosetón central con el escudo de Valls, y retablos que datan de los siglos XVII y XVIII, muchos de ellos obras de maestros escultores como Lluís Bonifàs i Massó y Josep Busquets.
Un poco de historia
Uno de los detalles más destacados es la capilla de la Virgen de la Candela, construida en estilo neoclásico en 1783. Este pequeño templo alberga imágenes y retablos que sobrevivieron a la Guerra Civil, cuando gran parte del interior de la iglesia fue destruido.
Todo este conjunto forma parte de la ruta del Císter, uno de los trayectos más artísticos e intrigantes de Cataluña. Recorrer las obras de esta corriente arquitectónica es pasearse por la historia del territorio español y por uno de los lugares menos explorados por el turismo de masas. Una experiencia realmente auténtica.
Cómo llegar
Llegar a Valls desde Barcelona en coche requiere aproximadamente una hora y veinte minutos, dependiendo del tráfico. La ruta más directa es tomar la autopista AP-7 en dirección a Tarragona y luego la salida 11 hacia Valls por la carretera C-37. Este trayecto permite un acceso cómodo y rápido a la localidad, atravesando paisajes típicos de la comarca del Alt Camp. También es posible optar por la carretera nacional N-340 y enlazar con la C-37, una alternativa algo más larga pero con vistas pintorescas.
Para quienes prefieran el transporte público, existen opciones de tren y autobús desde Barcelona. En tren, se puede llegar a través de las líneas que conectan Barcelona con Tarragona, haciendo un transbordo hacia la línea regional con destino a Valls. En autobús, varias compañías ofrecen servicios diarios desde la estación de autobuses de Barcelona Nord, con una duración estimada de dos horas, dependiendo de las paradas intermedias.